Los campamentos
Aunque para nadie es fácil tomar la determinación de desarrollar su vida en una toma de terreno, o campamento como se le conoce actualmente, la región continúa evidenciando un grave problema habitacional.
Pese al desarrollo que el país ha evidenciado en distintas áreas, el déficit de viviendas sigue como una de las deudas más importantes del Estado, ya que independiente de la conducción política de turno, se trata de un tema que nadie ha sido capaz de erradicar por completo.
Actualmente en Tarapacá existen 1.107 familias que viven en esta condición, donde gran parte no cuenta con alcantarillado o permanece colgado al suministro de energía eléctrica, lo que muestra un Chile distinto y que a pesar de permanecer oculto está ahí.
En estos momentos a nivel nacional los ojos están puestos en Antofagasta, donde estos asentamientos han proliferado con el arribo de migrantes, quienes llegan en busca de un mejor pasar y que debido al alto costo de vida, deben vivir en condiciones vulnerables con el fin de ahorrar dinero para enviar a sus familias.
Muchos grupos familiares llevan más de una década viviendo en tomas, donde por determinados factores terminan no siendo prioritarios dentro de las soluciones habitacionales. Es urgente, entonces, que las políticas para abordar esta situación sean ampliamente revisadas, intervenidas y adecuadas a las exigencias del hoy.
En el caso de Iquique y Alto Hospicio el valor del suelo genera que el costo de las viviendas y los arriendos se incrementen y así muchas personas no califiquen para optar a una vivienda digna. Es por esto que además de aumentar los recursos para los subsidios se necesita una mayor superficie de terrenos habitacionales.
A su vez las políticas de vivienda, independientes de las mejoras de los últimos años, necesitan una reforma más radical, evitando así los guetos que se forman por aislar a las familias más vulnerables.
Un tema tan complejo no puede utilizarse como una lucha política, debe ser abordado como un deber del Estado.