Venezolanos cuentan cómo es su vida en la Primera Región
"¡Bendición, mami!, ¡Que Dios te bendiga, mi cielo!", es una de las frases que más puede llegar a decir o a escuchar un venezolano en su vida. Este es el saludo principal que cada nieto, hijo y sobrino debe hacer tradicionalmente a sus abuelos, padres y tíos respectivamente en el país que está ubicado en el norte de América del Sur.
El saludo se conoce como "pedir la bendición" y así es como José Antonio (16) y Ramses Olea Marín (10) saludan a su mamá, Herlyn Marín en Alto Hospicio ya que son una familia de venezolanos que desde hace más de 10 años hacen vida en Tarapacá y mantienen las costumbres de su país de origen.
"La crianza que mi esposo Antonio y yo tuvimos en Venezuela fue muy marcada y para nosotros es importante que nuestros hijos también la tengan; así estemos tan lejos de allá", describe Marín y añade que optaron porque en su casa siempre prevalezca "pedir la bendición".
"No queremos que nuestros hijos pierdan estas costumbres, y ellos ha medida que han ido creciendo las han hecho parte de su vida estando aquí en Chile", manifiesta esta venezolana que nació en la ciudad de San Félix, en la región Bolívar.
AREPAS
Uno de los platos típicos venezolanos es la arepa, que vendría siendo simbólicamente como una marraqueta para un chileno. Esta comida es la que -a juicio de Marín- hace que tener a Venezuela cerca sea más fácil, ya que cree que con las comidas se hace más sencillo.
"Las arepas no pueden faltar en la casa; ya sea para el desayuno o para la cena. Los 'guisos' (pinos) tampoco. Yo siempre busco la forma de ver cómo lo hago para que queden igual de ricos, y ahora para Navidad se vienen las hallacas, que son más difíciles de hacer, pero siempre se puede", comenta Marín quien conserva su acento venezolano.
Es precisamente la gastronomía una de las raíces que cada venezolano lleva siempre a donde vaya; tal como lo expresa Marín que relaciona la Navidad con las hallacas; que es un plato típico de esta fecha que, al igual que la arepa, se hace con harina de maíz precocida y que para suerte de los caribeños, es comercializada en la región.
"Siempre involucramos a los niños en las comidas y esto es lo valioso. Creo que para nosotros como familia siempre ha sido importante mantener el respeto y seguir unidos. Esta unión es la que yo más recalco", dice Marín.
La tierra de Simón Bolívar y Andrés Bello es para esta venezolana un lugar del que guarda muchos recuerdos y que trajo a Chile para dejarlos junto a ella, como el olor a café recién colado y un buen paso de salsa cuando hay un asado.
PAISANOS
Así como Marín, los venezolanos residentes en Tarapacá tienen en común el hecho de ser vistos como gente trabajadora que trabaja con la sonrisa en la boca. Así lo describe Alfredo Nunes, un caraqueño que hizo de Iquique su segunda casa cuando llegó hace más de 5 años.
Nunes en el administrador de la página en Facebook "Venezolanos en Iquique", que fue creada por él para conocer cuántos paisanos más estaban en la Tierra de Campeones y para su sorpresa logró generar una comunidad a través de internet que en poco tiempo comenzó a verse en persona para compartir.
"Sabíamos que tenía que haber más venezolanos en Iquique y así pasó. Fueron agregándose otras personas que vivían acá, así como venezolanos que querían venirse a Chile", explica Nunes y agrega que a través de la página en Facebook ofrecen ayuda a quien les hable ya que también tienen grupo abierto en WhatsApp.
"Nos juntamos para conocernos y desde ahí de a poco hemos ido creciendo. Difícilmente hemos estado todos al mismo tiempo porque cada quien tiene sus tiempos. La idea es que entre todos nos conozcamos", dice Nunez, quien estima que en la región hay una comunidad de 60 venezolanos.
"Este último año han llegado más profesionales a la ciudad y creo que esto es algo muy positivo para todos", sostiene.
COSTA
Para Yohanna Wong Moreno, Iquique era una ciudad que conocía sólo por las referencias que sus amigas en Santiago le había dicho, en relación a sus playas.
"Cuando llegué se me pareció mucho a mi ciudad por Cavancha y me pareció súper lindo. El clima es muy parecido al de mi casa en Aragua y me gustó", explica Wong, quien recuerda que llegó hace 5 años a Iquique.
"Yo estudiaba en Santiago y por razones de la vida conocí a un iquiqueño y el amor me hizo venir hasta acá. Luego formalizamos nuestra relación y decidí venirme a Iquique para radicarme aquí", refiere.
Ella nació en la región de Aragua, zona central de Venezuela, que es conocida por sus aguas cristalinas del eterno caribe y ahora trabaja en la ciudad en el área de la enfermería dando atención a pacientes que necesitan diálisis.
"Siempre es difícil entablar esa comunión entre culturas distintas; pero cuando comienzas a indagar poco a poco te vas sintiendo parte de este nuevo lugar", explica la enfermera de 36 años, quien está aprendiendo aymara para atender a pacientes que no hablen castellano.
"Cuando nos reunimos como comunidad venezolana siempre se siente un pedacito de nuestra tierra, porque claro, ponemos música y hacemos lo que más nos gusta: pasarla chévere", destaca Wong.
EL PUMA
"De Maracaibo salieron dos palomitas volando... Y a la Guaira volverán... a la Guaira volverán... ¿Pero a Maracaibo cuándo?", es lo que se pregunta José Luis Rodríguez, El Puma, en su canción Amalia y que hace referencia a la tierra del sol amado, como es conocida Maracaibo en Venezuela, pero que acá en Chile todos saben de su existencia gracias Luciano Bello, el personaje que inmortalizó el presentador Felipe Camiroaga.
Allí nació Katrina Soto, una joven que recorrió un largo viaje desde Maracaibo para llegar a Chile donde vio una oportunidad para continuar sus estudios superiores en la Universidad Arturo Prat en Ingeniería Comercial.
"Llegué cuando tenía 26 años y de Iquique me gustó mucho su clima cálido y, sobre todo, cómo es la personalidad de la gente. Estando aquí he tenido muy buena receptividad por parte de los chilenos desde el punto de vista social, laboral y en salud", expresa Katrina quien finaliza diciendo que siempre siente un especial y genuino apoyo desde que llegó hace cinco años. J