Barrio rojo
Cuando se anunció la creación del denominado barrio rojo para Iquique la noticia fue tomada como positiva por muchos, sin embargo lo que era un avance en el control del comercio sexual y la vida nocturna, terminó por convertirse en una ordenanza que es cuestionada desde distintos sectores.
La ordenanza municipal N°471 solo regula esta actividad en la comuna, complementa algunas normas legales y determina que Carabineros y la PDI son los organismos encargados de fiscalizar su cumplimiento.
En este sentido, lo que la ordenanza hace es delimitar geográficamente donde no se puede ejercer el comercio sexual, y lo margina a unas cuadras en calle Circunvalación, alejado de los sectores residenciales, pero sin establecer condiciones que permitan garantizar la seguridad y los derechos humanos de quienes se vinculan a esta actividad.
La ordenanza está lejos de ser una normativa que genere un espacio como lo tienen ciudades de Europa, donde locales nocturnos, cabaret y comercio sexual se establecen en un lugar específico, permitiendo que la autoridad tenga un mayor control, no solo de la seguridad de quienes los ejercen, sino que además permita al resto de la comunidad desarrollar su vida de forma normal y tranquila.
En pleno siglo XXI construir una normativa de esta índole significa abordar el problema de fondo y buscar las condiciones para que ella se desarrolle dentro de la legalidad y respetando todas las posiciones al respecto.
En estos momentos hay una polémica por el incumplimiento a la normativa, lo que ha generado el reclamo de un grupo de transexuales que desarrollan esta actividad, quienes incluso expresaron sus demandas con protestas en las mismas dependencias municipales.
Hoy existe un trabajo entre los ediles y las trabajadoras sexuales para mejorar la situación, basado en modificar la ordenanza y ubicándolas en un sector que también considere la opinión de los vecinos.
Pero más allá de los acuerdos que se puedan alcanzar, es necesario un cambio más trascendente y que se analice, de una vez por todas, el establecimiento de un verdadero barrio rojo, lo que daría solución al actual conflicto y otorgue tranquilidad a los residentes.