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Clubes sin canchas

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El Iquique deportivo del siglo XX que tuvo sus glorias colectivas e individuales es hoy recuerdo, sin embargo y en coherencia con los discursos oficiales de los gobiernos, se hace una necesidad atender a las demandas de la ciudadanía y una de ellas es el deporte.

La postergación y el abandono son los sentimientos actuales de los antiguos clubes deportivos del sector norte.

Este territorio con tradición histórica que viene del Iquique del siglo XIX, ha visto perder sus playas por la explotación pesquera, como sus canchas deportivas. Es por ello que Unión Matadero, Estrella de Chile, Deportivo Las Cabras, Norte Unido, Sergio Livinstogne, La Cruz, ven junto a las juntas vecinales Arturo Prat y Cerro La Cruz, como los barrios que resumen la historia más antigua de Iquique han perdido todas sus canchas.

Lo paradójico es que si se pregona proteger la vulnerabilidad de las nuevas generaciones, ¿por qué no hacer canchas que sean el escenario de los nuevos deportistas?

Las desaparecidas son tres canchas del Iquitados, la del Colorado Alto, ex Huracán, las tres de la Siberia en la actual Jorge Inostrosa absorbidas por Zofri; la del Dínamo, la de San Carlos a un costado del Cementerio 1, y la cancha de la Iglesia. Todas ellas fueron el ambiente en que las glorias de los clubes Universo, Estrella de Chile, Iquitados y los clubes de las FF.AA., continuaron con la tradición de Tierra de Campeones en los años 60.

Frente al olvido y afrontando el progreso que arrebató los espacios, los dirigentes se han activado y Hugo Riquelme Rivera, exdirigente de Estrella de Chile, exconsejero regional y exdirigente pesquero, junto a Orlando Véliz "Pelao Mackay", exmarino y dirigente deportivo; más Gladys Marambio Rivera, dirigente deportiva, aúnan voluntades desde el club Unión Matadero y activan la resistencia al abandono y postulan que el sitio eriazo que fue antiguamente la Escuela 16, ex E-77, forjadora de miles de niños, hoy adultos del sector norte, sea edificada como un Centro Deportivo y Recreativo para todos los niños y jóvenes que deben entrenar en Playa Brava y Cavancha, porque han perdido todos sus espacios.

En realidad, solo se busca recuperar lo que se perdió y fue quitado y en ello la identidad local del ethos iquiqueño, reclama su historia y su soberanía que desde la autoridad local y regional debe ser escuchada y obedecida.

Accidentes de tránsito

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Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 1 millón 240 mil personas mueren cada año en el mundo por razones vinculadas a los accidentes de tránsito, mientras que hasta 50 millones sufren traumatismos no mortales que incluso pueden llegar a ser invalidantes.

Las estadísticas establecen, además, que las lesiones producidas por este tipo de hechos son la principal causa de muerte en el grupo de personas entre 15 a 29 años de edad y que el 50 por ciento de los fallecidos en estos incidentes corresponden a "usuarios vulnerables de la vía pública", es decir, peatones, ciclistas y motociclistas.

Tal es el impacto que generan los accidentes en el mundo, que la próxima semana se desarrollará en Brasil la segunda Conferencia Mundial de Alto Nivel sobre Seguridad Vial, donde se espera la participación 1.500 delegados y ministros, además de funcionarios de las Naciones Unidas.

Para Chile y la región el tema no es ajeno, toda vez que las rutas del norte han sido testigo de grandes tragedias carreteras y accidentes urbanos que han cobrado cientos de vida y dejado a miles de lesionados.

Si bien el Estado ha dispuesto millonarios recursos para el mejoramiento vial y organismos como Carabineros trabajan de forma habitual en campañas preventivas y fiscalizaciones, los números siguen siendo preocupantes e incluso van en aumento.

Entre enero y octubre de este año se registraron 1.722 accidentes de tránsito en Tarapacá con un lamentable saldo de 25 víctimas fatales, lo que se traduce en un aumento de 20 por ciento respecto al número de personas fallecidas en igual periodo de 2014.

En ese contexto se observan al menos dos desafíos. El primero se relaciona con la necesidad de continuar con un plan de modernización vial, sobre todo en el Norte Grande.

El segundo -y quizás el más importe- es que los conductores comprendan que la mayoría de los accidentes tienen origen en un factor humano, ya sea por desconcentración, imprudencia o irresponsabilidad al volante.