Si bien es una palabra más usada en discursos que en la vida cotidiana, la multiculturalidad cobra cada vez más relevancia en una sociedad globalizada como la actual.
En este sentido Tarapacá es una región donde la diversidad es una de sus principales características. Aquí conviven empresarios de distintas latitudes que llegaron por la Zona Franca o familias que arribaron desde distintos países de Sudamérica en busca de trabajo en la minería.
Pero también hay una migración menos conocida que es la que hacen las comunidades originarias como los pueblos aymaras y quechuas, así como las comunidades Mapuches que también se abren espacio en la zona.
Por esta razón y entre otras, se hace necesario contar con planes educacionales que integren a las diversas comunidades.
Hoy solo 37 establecimientos de la región imparten educación multicultural, sin embargo la mayoría de estas escuelas solo entregan un conocimiento básico.
Existe una propuesta de la Academia Nacional de la Legua Aymara (ANLA), de enseñar esta lengua en todos los niveles escolares. La medida debe ir más allá e incorporar a las distintas comunidades, no solo con la enseñanza de la lengua, sino con todo lo relacionado a la cosmovisión de cada uno de estos pueblos.
Acciones como estas además de ayudar a que las nuevas generaciones se relacionen mejor con las culturas ancestrales, contribuirá a evitar conductas de intolerancia o discriminación que hasta hace algunos años eran vistas con normalidad.
Es necesario que la Reforma Educacional incorpore poco a poco estos aspectos que ayudan a un país menos descentralizado. Experiencias hay muchas, donde por ejemplo está la generación de competencias pedagógicas con miembros de las mismas comunidades.
Gran parte de las nuevas generaciones con raíces en los pueblos originarios se occidentalizaron por completo, sin embargo aún hay quienes se esfuerzan por evitar que estas culturas se pierdan o queden reducidas a los libros de historia.