"Hay muchos padres que no quieren dejar a sus hijos en la calle", así relata lo ocurrido la noche del viernes en la llamada "Ciudad Luz", el iquiqueño de once años residente en París, de padre chileno y madre francesa, Lucas Valenzuela, quien viene todos los años a Chile dos o tres veces.
"Mirando la televisión vi los números de las muertes, eran 30, pero después pasó a 40, 60. Al día siguiente, cuando desperté, habían 120 muertos", contó el menor frente a lo que ocurría en la capital francesa.
"Lo que hicieron los terroristas fue horrible porque atacaron en barrios donde siempre hay jóvenes de fiesta. Yo estoy de acuerdo tal vez en que nos deben decir cosas contra Alá, pero son chistes. Alguien lo puede tomar mal, pero no tiene que matar por eso", opinó el niño, asegurando que los atacantes buscaron amenazar conscientemente a la población más joven de la sociedad francesa.
Sin embargo, a pesar de su edad, Lucas tiene una visión crítica respecto a como se ha tratado el ataque. "Aquí en Francia tenemos 120 muertos y vamos a hablar de eso como tres meses, pero en otros países pobres hay 250 muertos cada día y lo dicen en la mañana no más", expresó.
Mientras Valenzuela tiene una mirada desde su juventud, hay otros testigos que analizaron las cosas a partir de la experiencia. Gonzalo Fuenzalida, de sesenta años, hijo de Rodolfo Fuenzalida, asesinado en Pisagua junto a Freddy Taberna ese mismo año, actualmente tiene 60 años y vive desde 1979 en París.
"Esto está recién empezando", dijo Fuenzalida. "No se sabe quienes son, cuantos son, que han hecho", dijo minutos después de los ataques el iquiqueño dueño de un local de vinos chilenos en la capital francesa, y quien tiene tres hijos, de 42, 25 y 10 años.
BOOMERANG
Fuenzalida también tiene una mirada bastante crítica del actual conflicto entre Europa y Medioriente, el que va entre el fanatismo religioso, la guerra y la crisis de los refugiados.
"Siempre he estado contra la guerra y las invasiones. Vietnam, Afganistán, Irak, Libia, El Salvador, Guatemala. Entraron a Siria y lo destruyeron. Es imposible que esos conflictos no lleguen a las más grandes capitales del mundo que viven como reyes, ¿quieren llevárselas suavecitas? Es ilógico. Si uno actúa con violencia, la violencia se devuelve como un boomerang", dijo el empresario.
Lo que ocurrió este viernes en la capital de Francia es lo más cercano que ha vivido a lo que vivimos durante el golpe de Estado en Chile. J