Barrios locales
Los barrios de la ciudad han experimentado profundos cambios en su composición. Una constatación es la más frecuente: "Ya no son lo que eran antes". Más allá de esa queja, hay que advertir que las ciudades de América Latina, están inmersas en un proceso de transformaciones urbanas, que de la mano del mercado y de la ausencia del Estado, caminan a convertirse en ciudades que dan las espaldas a la tradición.
La ciudad letrada de Angel Rama parece ser cosa del pasado. En los barrios populares que nunca fueron letrados, parecen convivir, y sin problemas, con la ciudad global. El ideal de que en los barrios existan bibliotecas comunitarias, parece ser parte de la utopía de los años 60. Aparece un nuevo paisaje. El viejo almacén es reemplazado por el minimarket, la panadería por la amasandería, el taca-taca por los videos juegos. Las conexiones a la TV por cable, legales o por piratería son cada vez mayores. Las viejas familias se han desplazado a otros lugares, es el caso de los cavanchinos, los morrinos, los coloraínos, entre otros.
La nueva migración se instala en los viejos barrios. Es el caso del mal llamado barrio boliviano, que más que barrio, es una placa de servicios. Aun así, es posible observar ciertos dinamismos, capital social y cultural de los viejos barrios que es posible gatillar. Una de las características de lo popular, su dinamismo, sociabilidad, festividad y ganas de hacerle cachañas al destino, siempre están presente. Se activaron en los terremotos del 2014, y parecen siempre presentes en el mundo del deporte y de la religiosidad popular. Allí está la capacidad creativa para la innovación, para la invención y sobre todo para combinar lo que parece imposible.
Hace falta entender la nueva dinámica de los barrios populares. Y más allá de tradicionalizar su funcionamiento, ver como en muchos de ellos, se conjuga de un modo creativo, y poco apto para la ortodoxia, lo global con lo local. Ver a los jóvenes de La Cruz con videos game, emulando a la NBA y no jugando al taca-taca, es signo de los nuevos tiempos. Taca-taca y mesas de ping-pong, parecen ser asuntos del pasado. Trabajar en ese terreno que está entre lo local y lo global es el desafío.