En medio de la realización de la Campaña Terrestre de Tarapacá de la Guerra del Pacífico, que inició con el desembarco de Pisagua, el 2 de noviembre de 1879, nació la Municipalidad chilena de Iquique. Surgió después de la Batalla de San Francisco o Dolores, que aconteció el 19 de noviembre de 1879. Como se recordará la derrota de las fuerzas aliadas de Perú y Bolivia en la batalla mencionada, hicieron que el alto mando del Ejército del Sur, que lideraba el General Juan Buendía y Noriega del Perú, ordenara abandonar el Departamento de Tarapacá y partir hacia Arica, donde estaba el centro de operaciones de las fuerzas aliadas, lideradas por el Presidente Mariano Ignacio Prado del Perú. La ciudad de Iquique fue entregada al Cuerpo Consular por el jefe de plaza Coronel peruano José Miguel de los Ríos, quien informó, que no disponía de fuerzas para mantener el orden y las vidas de los prisioneros de la Esmeralda y las propiedades de las familias, que se mantenían neutrales, y que había recibido órdenes superiores de abandonar la ciudad. Los cónsules informaron a la Escuadra chilena, que bloqueaba el puerto de Iquique de la situación y el Comandante Juan José Latorre, ordenó la ocupación pacífica de la ciudad. Era el 23 de noviembre de 1879 e iniciaba la administración chilena de Iquique. Ese día obtuvieron su libertad los 49 prisioneros de gente de mar de la gloriosa Corbeta Esmeralda, que estaban en el Edificio de la Aduana. Patricio Lynch, Comandante General de Armas, dio a conocer un decreto donde informó: "Por cuanto: Conviniendo regularizar lo más pronto posible la vida municipal de esta población, esta comandancia convocó a sus vecinos más notables a una reunión que se verificó ayer, y en la cual se acordó constituir una junta que vele por la seguridad de la vida y de las propiedades de los habitantes de Iquique; que cuide el ornato y salubridad de la población y propenda al fomento de la vida mercantil e industrial. Esta comandancia, abundando en los mismos propósitos de la junta, y creyendo que son los extranjeros avecindados los naturalmente llamados a resguardar aquellos grandes intereses, mientras dura el estado provisional de cosas". La Junta Municipal Provisoria nombró como alcalde al ciudadano francés Eduardo Lapeyrouse.

Tenemos el imperativo, como ciudad, como comunidad, de seguir trabajando por vivir en un ambiente libre de contaminación. No sólo aquella de las chimeneas, o la de los químicos. También la de las bolsas, de los desperdicios, de la basura tirada en la calle o echada al mar.

El agua, los bosques, los mares, océanos, y las emisiones de carbono, entre otros, son objetos de preocupación mundial, merced a la consolidación del problema medioambiental que enfrenta el planeta.

Lo positivo es que, ciertamente, hay avances en esta materia y en distintos planos.

Hay una conversación abierta y los discursos negacionistas del fenómeno, han quedado reducidos ante la evidencia científica de que algo está ocurriendo.

Así pueden destacarse avances. Por ejemplo, la adopción del programa de reciclaje por parte de los países industrializados fue el resultado de la preocupación ciudadana respecto a la acumulación de desechos, el deterioro de los recursos naturales y la salud pública, y el interés gubernamental sobre la crisis ambiental planetaria.

A partir de esta preocupación por proteger el medio ambiente, muchas instituciones, gobiernos y líderes han intensificado sus planes para ofrecer una vigilancia permanente sobre el planeta. Hoy, a diferencia de hace décadas, este asunto forma parte de las políticas, tanto privadas como públicas.

Si bien el escenario actual es complejo, debido a las sabidas consecuencias del calentamiento global y el cambio climático, hay también un aspecto positivo que debe insistirse. Es evidente que la comunidad está adquiriendo conciencia, y en este proceso han sido clave las nuevas generaciones, que parecieran tener una sensibilidad mayor frente a las materias que involucran al medio ambiente.

Esta consciencia es fundamental, considerando los necesarios cambios que deben concretarse a nivel mundial y que están en manos de las futuras generaciones.