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Rita Galleguillos: la primera pampina que se convirtió en concejal en Estados Unidos

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Rita Galleguillos Paéz nació en la exoficina salitrera Victoria en 1950 y a diferencia de muchos que, tras el cierre de esta, se vinieron a radicar a Iquique o migraron a otras ciudades del país, ella actualmente reside en Estados Unidos donde logró convertirse en la primera chilena en concejal del pueblo de Pottstown en Philadelphia.

Estar lejos de su "pampa querida" como ella la nombra y recuerda, no ha logrado que olvide sus raíces ya que -según dice- son el principal motivo por el cual está establecida en Norteamérica.

Recuerda que por aquellos años cuando la exoficina salitrera Victoria estaba operativa, vivió en calle Valdivia 57 junto a sus padres Isaas Galleguillos y Leslia Malebran así como con sus hermanos Elena, ya fallecida, Isaac, Benjamín, Baudilia, y Angelina.

"Fui a la escuela de niñas hasta sexto grado, desde ahí mis padres me mandaron a estudiar peluquería a Antofagasta, después volví y trabajaba haciéndole los peinados a las damas de alta categorías de la salitrera, generalmente era esposas de médicos ya que tenían el dinero para hacerse el pelo como se dice", cuenta Galleguillos.

Confiesa que estudiar fue algo que le gustó desde niña, es por ello que cuando supo que iban a instalar un liceo en la exoficina salitrera se unió con Pedro Polanco y "empezamos la lucha para que nos tomaran en cuenta y nos dieran la oportunidad de seguir estudiando. Pasamos los exámenes y buscando más estudiantes logrando conseguir que nos abrieran una aula para los 21 estudiantes que habían salido dos o tres años antes y lograr terminar nuestros estudios".

Antes del golpe militar, la pampina se casó en 1968 con Nelson Páez, momento cuando adopto el apellido de su marido, por el cual es conocida en Estados Unidos. "Nos fuimos a Calama por seis meses, después nos fuimos a Santiago y nuevamente volvimos a la Pampa de El Tamarugal, viviendo en calle Talca. Mi esposo trabajaba en la oficina y tuve mis dos hijos, Manuel y Claudio. Durante esos años vino el golpe militar y nos fuimos de vuelta a Santiago", detalla.

Durante el periodo de la dictadura militar, Galleguillos y su esposo tomaron la decisión de ir a Perú, donde residieron durante un año y medio.

"Era una época complicada y postulando a diferentes embajadas, la primera que respondió fue la de Estados Unidos y llegando al estado de Pennsylvania, Philadelphia. Empezamos a trabajar a los dos días de llegado, limpiando casas, edificios, era un trabajo muy duro y asqueroso. Trabajamos muchas horas sin saber inglés, nos movilizábamos por la ciudad a pie, tomando tren, buses y un embarazo de cinco meses", recuerda.

primeros años

Una vez nacido su último hijo David en 1976, Rita y su familia logró un poco más de estabilidad y surgió la necesidad de aprender el inglés.

"Mi esposo encontró un trabajo en los suburbios a 45 minutos manejando, en una fábrica automotriz. El dinero era más seguro y semanal. Después de un año, nos mudamos ahí por mejores escuelas, el pueblo era más chiquito, más limpio y ahí había una escuela de belleza, para poder obtener mi licencia americana, tome el curso", precisa.

"Rita H Beauty Shop" fue el nombre del primer salón de belleza que esta mujer pampina abrió en 1981. En este "trabajó duro" y con los ingresos que obtuvo logró pagar su curso de peluquería. "Por espacio de nueve meses logre sacar el curso e inauguré mi salón de belleza, fui la primera empresaria hispana en este pueblo", remarca orgullosa.

Sin embargo, la estadía en Estados Unidos no fue fácil para Rita, ya que se trataba de un país diferente en todos los aspectos y su familia estaba sola sin poder comunicarse con sus parientes.

"Las cartas se demoraban cuatro a cinco meses en llegar y no había comunicación como ahora, fue durísimo porque extrañaba a mis padres, amigos, hermanos, pero supimos sobrellevar las vicisitudes, fue una verdadera aventura", relata.

lucha

En busca de un mejor futuro, Rita y su familia se mudaron al pueblo de Pottstown, ubicado al oeste de Philadelphia, donde llevan 35 años como residentes y ocupando la misma casa donde criaron a sus hijos y ven crecer con orgullo a sus nietos que "son la próxima generación de Páez-Galleguillos".

Cuando llegaron a este pueblo, notaron que la comunidad hispana tenía diferentes necesidades por vivir en un país totalmente extraño.

Rita cuenta que vio cómo los ciudadanos extranjeros recibían tratos inhumanos y fue esto lo que la llevó a concluir en que la comunidad hispana necesitaba alguien que se convirtiera en su vocera.

"Mi carácter de siempre fue de no aceptar las injusticias, ayudar al prójimo, como persona me llevó a sobrepasar barreras y aprender más el por qué nos trataban así, me hizo comprender que la comunidad hispana necesitaba una voz y personalidad fuerte, en un pueblo donde la discriminación y el racismo hacia nuestra cultura y raza era más potente", detalla.

Con el pasar de los años, Rita, la voz de los latinos en el pueblo Pottstown, comenzó a dedicar su tiempo a trabajar con un grupo de jóvenes que soñaban con mejorar su estándar de vida y educación.

"Mi inglés fue mejorando y me fui educando yo misma, para poder ayudar a aquellos que yo veía que necesitaban más. Juntos fundamos la organización sin fines lucro Centro Cultural Latinos Unidos Inc., desde ahí empezó otro tipo de lucha (...) logré entrar a hacer traducciones en los juzgado y ayudando a los adultos en el conocimiento de sus derechos".

En el proceso de establecer la organización que lideraba, Rita fue invitada para ser parte de la organización Pottstown Human Relation Commission (Comisión de los Derechos Humanos) y a los dos años llegó a ser presidenta.

Esto la motivó más a seguir estudiando y pudo obtener su licencia de Notaria Pública gracias a la "lucha y esfuerzo de una pampina de corazón". Fue entonces cuando Rita recibió la propuesta de ser concejal del pueblo y así ser la primera hispana en lograrlo.

En mayo de este año se realizaron las elecciones y esta mujer pampina ganó con el 75 % de los votos, por lo que ahora es capaz de" tomar decisiones acerca del dinero de las escuelas, carreteras, todo lo que afecte al pueblo. Estoy agradecida porque para un pampino, no hay barreras que separe a otro pampino". J