Al celebrar mañana la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, la bendita entre la mujeres, la única creatura ante la cual podemos exclamar ¡más que tú, sólo Dios!, les invito a que miremos las mujeres que están a nuestro alrededor y demos gracias por ellas. Gracias mujeres esposas, madres, hermanas, abuelas, amigas; gracias mujer joven, adulta, anciana que con tus encantos, entrega y servicio haces que la vida de todos sea más hermosa.

Al contemplar la grandeza de María, como Dios la cuidó y la dignificó, cómo no lamentarnos como sociedad por el hecho de que, innumerables mujeres de toda condición, no sean valoradas en su dignidad. Cómo no sentir dolor por la muerte de tantas mujeres asesinadas, por aquellos que un momento les dijeron que las amaban; cómo no trabajar para evitar que muchas sean objeto de una violencia que no sólo les marca el cuerpo sino que sobre todo les mata el alma. Cómo no lamentarnos por el hecho de que muchas mujeres han de ganarse pan arriesgando en incontables casos con dolor, su dignidad.

Mirando a la Virgen, a la llena de Gracia, a la bendita entre las mujeres, los creyentes hemos de aprender a mirar y tratar con los ojos de Jesús, a cada mujer.

Tú, Mujer: mira a María, ¡qué libertad para responder, qué generosidad para servir, cuanta fortaleza en la adversidad, qué esperanza más activa, qué humildad más cautivante, cuánta belleza del alma más grande!

Mujer, aprende a defenderte, date a respetar, fórmate para conocer tus derechos y fórmate para servir mejor. Protégete con la coraza de la fe y lucha por cuidar aquellos que el Señor te ha confiado.

Mujer continúa con la misión de destruir el mal, que tu generosidad, tu capacidad de perdón, el ponerte en el lugar del otro, el ser generosa en el sacrificio, tu capacidad de rezar y esperar siempre en Dios, todo eso haga que la fuerza del mal disminuya. Mujer, tú al igual que María, opta siempre por el bien, destruye la mentira, opta por la verdad, tú opta siempre por la vida.

Mujer gracias por tu capacidad de dar ternura, por hacer que la vida de los tuyos tenga calor de hogar.

Deportes Iquique con un empate le puso fin a un nuevo año de fútbol en un torneo donde fue de menos a más.

El equipo celeste caminó por todos los senderos posibles. El de la esperanza en una buena temporada con un técnico de renombre, el de la decepción por los malos resultados, la más agria de todas las rutas, como es la desconfianza y también la vía de la gloria, todo ello en una misma temporada corta de tan solo 15 partidos.

Son varias las enseñanzas que deja el torneo. La primera está en la necesidad imperiosa de contar con un estadio acorde a una capital regional, el que en el papel ya debiera estar construido hace años y que independiente del color político nadie ha sido capaz de ejecutar, por estar siempre preocupados de que el adversario no sea el que aparezca en la fotografía.

Otra de las tareas pendientes está en la de escoger bien a las personas, pues quedó claro a poco andar que más allá de la fama y el palmarés, Nelson Acosta no era el estratega idóneo para dirigir a un club con tantas carencias en presupuesto e infraestructura. Para una institución de esfuerzo, la cabeza debe tener humildad y trabajar desde las necesidades.

Todas estas enseñanzas serán importantes para planificar un nuevo año, volver a ganar el corazón del hincha y esa sintonía que siempre ha existido de parte de una región para con su equipo de fútbol.

Iquique finaliza el certamen con una tarea pendiente, 16 puntos y solo 5 más que quienes resultaran últimos en el campeonato, los pumas de Antofagasta. Deberá necesariamente ganar varios puntos, pues según las reglas del torneo en el clausura 2016 descenderán los dos equipos que menos puntos sumen entre los dos campeonatos.

Dentro de todas las consideraciones, hay que hacer una de las más importantes, la de la violencia. Hechos inaceptables como los ocurridos en Valparaíso, totalmente ajenos al fútbol no ocurrieron en el Tierra de Campeones. La pelota en la cancha y el lumpen en los juzgados. El hincha celeste se comportó a la altura y es de esperar que lo siga haciendo.