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¿Por qué Hospicio?

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La denominación topográfica viene desde la época de la república peruana. En éstas, los altos sobre las cordillera de la costa en el sur peruano son llamados así, por eso un Alto Hospicio en Iquique, otro en Pisagua, otro cerca de Cuyaraco y así, dado que son el hospedaje o asilo ante el descanso o ascenso desde la costa al interior, sea la pampa o bien los valles interiores o hasta la cordillera.

Ahora, desde un punto simbólico, la denominación es acertada, porque responde al hospedaje del viajero hasta la actualidad. La mayoría en Alto Hospicio, es inmigrante nacional o extranjera, como ha sido la constante histórica en la región, sin embargo, el lugar se funda con nuevos habitantes, todos ellos desde 1987, 1989, agregando los parceleros en los sesenta y los flotantes de la antigua base "Los Cóndores".

Es un lugar de paso, eso parece ser la referencia del espacio urbano existente, a ello se agrega que es ciudad dormitorio, dado que la mayoría de la fuerza de ocupación asalariada trabaja en Iquique y por ello, se desplaza continuamente en dos sentidos desde Iquique y desde el interior.

Las dinámicas histórica de la localidad tiene un origen en Huantajaya, ésta no tiene un símil productivo en las alturas costeras, hasta el surgimiento periurbano de la localidad actual. Aunque se inviertan recursos privados, éstos no son destinados a una producción fabril, que ha ido en aumento desde el 2005 al 2015, más, no es referente, por tanto, Alto Hospicio hasta ahora no es ciudad industrial y su sector productivo se sitúa en servicios.

El eje minero del cobre aumentó la población de Tarapacá desde fines de los ochenta y que repotenció Pozo Almonte, afectó a Alto Hospicio, muchos de los afuerinos, hoy hospicianos, fueron atraídos por las "mineras".

Entonces ¿por qué Hospicio?, porque acoge y con ello la emocionalidad del espacio quitado a los cerros, se hace manifiesto al señalar acogida para el viajero que busca trabajo. Hospicio acogió y es hospedaje del que llega y con ello, un espacio nuevo se consolida a través de la historia que contiene sus propios hechos, muchos de ellos trágicos, pero acaso Iquique no tiene la misma tragedia.La diferencia es el mar, Iquique tiene el mar, Hospicio, los cerros, justamente la retaguardia del puerto y la pared del aforisma afuerino que "Iquique está en un hoyo".

La violencia en los estadios

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Pese a que es un tema que se arrastra hace al menos dos décadas, la violencia en los estadios continúa siendo un problema sin solución.

Las distintas administraciones del Estado y la propia Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) han anunciado medidas, planes y programas para erradicar la delincuencia de los recintos deportivos, sin embargo, es frecuente que en cada partido de alta convocatoria se registren incidentes, destrozos, vandalismo y detenidos.

Según el reporte estadístico del Plan Estadio Seguro, entre el 5 de julio y el 31 de octubre de este año se disputaron 381 partidos, los que incluyeron encuentros correspondientes a la Primera División, Primera B y Segunda División, Copa Chile, Copa Sudamericana, amistosos, Supercopa y eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018. El informe registra que en solo seis hubo incidentes, lo que corresponde al 1,6 por ciento de la totalidad de duelos disputados.

El mismo documento informa que 435 personas quedaron a disposición de la justicia por diferentes hechos ilícitos cometidos en el contexto de espectáculos deportivos y que actualmente hay 1.539 con prohibición vigente de asistir a los estadios.

Sin embargo y pese a todos estos antecedentes, la situación continúa siendo compleja y muestra la fragilidad de un sistema que en términos concretos no ha logrado erradicar la violencia y menos devolver el espectáculo a los hinchas.

La batalla campal entre barras bravas de Colo Colo y Santiago Wanderers ocurrida el domingo en el estadio Elías Figueroa de Valparaíso muestra que, más allá de los anuncios, las medidas implementadas han sido insuficientes y superadas por la delincuencia, transformándose en letra muerta.

Las imágenes son decidoras y dan cuenta de una situación que está lejos de terminar y de lo poco que se ha aprendido de las experiencias internacionales.

Sin bien muchas de las soluciones están fuera de los recintos deportivos, lo cierto es que los responsables de la seguridad en los estadios deben ajustar la brújula antes que ocurra otra tragedia.