Cambio climático
"El mundo está al borde del suicidio". Esta frase del Papa Francisco es contundente para graficar el actual estado del planeta por el cambio climático y de la urgente necesidad de redoblar los esfuerzos para evitar una tragedia en nuestra gran casa.
Esta fuerte reflexión está incluida en el contexto del encuentro mundial del cambio climático en la Conferencia de las Partes en París, que reunió a líderes de más de 180 países para impulsar medidas efectivas para disminuir la emisión de gases contaminantes.
Uno de los objetivos de este encuentro es una cirugía profunda al Protocolo de Kioto (1997), en que los principales países contaminantes ignoraron las advertencias y hoy las consecuencias están a la vista. Es aquí donde las naciones denominadas desarrolladas tienen una deuda histórica con la humanidad.
La Tierra está enferma desde hace años por causas del hombre y su progreso industrial. Algunas de sus consecuencias son el aumento de las temperaturas, deshielos, sequías, inundaciones, incremento en el nivel del mar, desaparición de especies e incalculables pérdidas económicas a nivel mundial.
¿Qué podemos hacer nosotros para revertir esta dramática situación? Mucho. Cada esfuerzo individual por más pequeño que aparezca es un gran paso para transformar los hábitos de los demás y propiciar una defensa sin pausas del medio ambiente.
Las inundaciones de marzo y agosto en Copiapó y Tocopilla, respectivamente, el aumento de las lluvias en el norte, la llegada de nuevas especies marinas, las variaciones de las temperaturas y el cambio migratorio de las aves, no parecen casualidad. Eso es algo que debemos tenerlo muy en cuenta.
Hay que cuidar el agua, la energía, proteger como un tesoro las escasas áreas verdes de Tarapacá y aprovechar el amplio campo que se abre con las energías renovables en la región, además de reutilizar las materias primas y evitar aquellos elementos que dañen la capa de ozono, entre algunas medidas.
Pero lo más importante es acuñar una cultura que entienda que el cambio climático es una realidad demasiado peligrosa y que aún hay mucho por hacer.