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Investigan tecnología para cultivar y repoblar el huiro

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Reponer el huiro que vara y posteriormente se procesa y exporta así como aquel que es extraído de forma ilegal es el propósito que persiguen dos proyectos que actualmente se ejecutan para investigar cómo cultivar y repoblar esta alga.

Ambas iniciativas son ejecutadas por académicos de la Universidad Arturo Prat quienes trabajan con dos especies de alga, como son el huiro negro y huiro palo.

En el caso del huiro negro, el proyecto se ejecuta en la Segunda Región con fondos que obtuvieron la Universidad de Antofagasta y la Unap. En ese sentido una vez que se concluya, la tecnología que se desarrolle a partir de este podrá aplicarse en Tarapacá.

Carlos Merino, biólogo marino de la Unap, explicó que ya iniciaron los trabajos en laboratorio con muestras de huiro negro de las cuales obtuvieron las semillas y plántulas necesarias para trabajar en el cultivo y repoblamiento, respectivamente.

En lo que respecta a las semillas, la finalidad de la investigación es determinar cuál es el mejor momento para liberarlas en las rocas y así puedan adherirse a estas. Logrando esto, se podrá concretar el cultivo de esta especie de alga que tiene alta demanda en mercados de China, Japón, Noruega y Francia.

En tanto, el trabajo que realizan con las plántulas, es decir, con las algas de pequeño tamaño, apunta a establecer cuál es la medida y la cantidad de estas que se debe colocar por metro lineal de cuerda. Esto, porque el proceso de repoblamiento de realiza en cordeles, conocidos como líneas de cultivo, que son instalados a cierta profundidad del mar, la cual se determinará al finalizar la investigación como también el tiempo de cosecha.

HUIRO PALO

Similar investigación realiza el equipo liderado por el biólogo pesquero Pedro Pizarro quien ejecuta el estudio en torno al huiro palo, sin embargo, en torno a este ya existen conocimientos previos debido a un proyecto que esta misma universidad ejecutó en Arica.

Al respecto, el investigador dijo que si bien el procedimiento es el mismo, las condiciones de cultivo cambian para esta especie cuyos cordeles se deben colocar en el mar a una profundidad de tres a cinco metros para que alcance un rápido crecimiento.

"Una vez que traemos la muestra al laboratorio empieza el desarrollo de la planta porque alcanzado determinado tamaño hay que colgarla en un filamento para que empiece a echar su raíz. Luego lo fijamos a un cordel más grueso cuando la planta tiene dos o tres centímetros; posterior a eso, en ese cordel de 10 centímetros, lo fijamos al que está instalado en el mar", detalló.

Entre tres a cuatro meses tarda la planta en obtener el tamaño necesario para poder instalarla en la línea de cultivo que se ubica en el mar. En el caso de esta iniciativa, se tiene programado colocar 12 cordeles tanto en Chanavaya, Chanavayita como en una concesión de acuicultura en Los Verdes.

Pizarro precisó que la cosecha se realiza luego de un año y dos meses cuando la planta logra un tamaño de un metro y medio. J