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El Rucio

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Cada día los astrónomos descubren nuevas estrellas y sus planetas que las circundan, en cantidades que la imaginación y creatividad no alcanzan para nombrarlos y a través de concursos internacionales se han bautizado varios.

Así es como a una estrella se le nombró Cervantes y a sus planetas: Dulcinea, Quijote, Rocinante y Sancho. No alcanzó planeta para el humilde Rucio, la cabalgadura de Sancho.

Próximamente se levantarán voces, que lo representan, exigiendo que se rectifique la exclusión o discriminación cometida para con el noble asno que acompañaba pacientemente en las aventuras a su amo.

El Rucio, si pudiera expresarse diría que para él no tiene importancia, ya que le basta con que un ancestro suyo fuere la cabalgadura de Cristo Rey en su entrada a Jerusalén, demostrando que su estirpe nunca ha siso discriminada, sino mas bien ensalzada. Habrá que buscar una estrella de primera magnitud que se la llame simplemente "Burro" y represente la tan necesaria humildad para los hombres.

Marcos Concha Valencia