Si tuviésemos acceso al informe de autopsia que certificara las causas de la muerte del año 2015 en Chile, éste necesariamente debería destacar la presencia masiva de unos cuantos virus letales, como por ejemplo el de la corrupción en algunos órganos de uso público y otros privados; el de la colusión en parte de la columna vertebral de los empresarios; el del nepotismo, muy silencioso pero nefasto en extremo, logrando debilitar sistemáticamente el justo balance de oportunidades para cualquier chileno en el seno laboral; el del enriquecimiento ilegal, en todas sus formas, en especial por coimas, por uso y abuso de información privilegiada.
La presencia de estas lacras y de otras en estudio socavaron las defensas del sistema inmunológico de nuestro Chile, en especial por sus destructivas acciones en el mismo corazón de la nobleza de los más vulnerables y a los demasiados años que actuaron bajo la sombra sin ser descubiertas y porque nunca los médicos tratantes se imaginaron que la infección viral era tan profunda, solo la aparición de los Bustos (Caso Caval), Bravo (Penta) y de otros anónimos, permitió intentar reversar los procesos de descomposición.
Es de esperar que las operaciones de la justicia logren sacar experiencias positivas para usarlas ahora en este nuevo año 2016 que nace para Chile, ojalá que esté dotado de un potente sistema de defensas antivirales a toda prueba, desde ya cada chileno está preparado e informado para ser la primera barrera en frenar cualquier intento de reaparición de alguna lacra que atente en contra de la estabilidad de nuestro Chile, evitando alguna inesperada recaída.
La repulsa general a todos estos nefastos hechos y a quienes los llevaron a cabo, es el mejor antídoto para derrotarlos.
Luis Enrique Soler Milla