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Editorial

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Un tiempo para la clase media

La frase "la clase media sigue esperando", se ha hecho cotidiana en las últimas décadas. Éste es el segmento que no se siente reflejado en los mensajes, en los discursos ni en las medidas que dan a conocer las autoridades y los políticos, a pesar que su uso es recurrente.

La mayoría de los chilenos se define y se identifica con la clase media, un concepto muy amplio. Las encuestas revelan que esas familias se sienten el sector que ha quedado más desprotegido por décadas. Los gobiernos priorizan programas sociales para ayudar a los más pobres, pero el estrato medio se siente postergado y vulnerable ante imprevistos, como los altos costos de la salud, de la educación -sobre todo universitaria- e incluso la cesantía.

Son familias que hacen enormes esfuerzos, ahorran o se endeudan, para llevar a sus hijos a un mejor colegio, para mantener una cobertura de salud a través de una isapre o pagar la universidad. Pugnan por renovar la casa o el auto. Es la fuerza emprendedora del país, pero a la vez es muy sensible a las crisis económicas, a las alzas de los impuestos, de aranceles universitarios, planes de salud, de los combustibles, los alimentos, etc. Es usual que frente a la cesantía, un subsidio sea de gran ayuda para una familia pobre, pero para la clase media puede ser una gota de agua frente a su nivel de compromisos.

Larga es la lista de las inquietudes, pero tal vez los temas más recurrentes son la delincuencia; el endeudamiento; los problemas de financiamiento de la educación y las dificultades para solventar los gastos de salud, sobre todo cuando alguno de los integrantes debe hacer frente a alguna intervención quirúrgica e internación en alguna clínica.

Esas familias sienten que van perdiendo el estatus que tanto les costó alcanzar, aun a costa de endeudamiento. En el fondo, esto refleja su paulatino empobrecimiento y, con suerte, sólo les queda trabajar para pagar, volver al sistema público de salud y sacar a sus hijos de colegios particulares. Ese segmento sigue esperando que las autoridades no olviden que constituyen la gran mayoría de los chilenos y el sector tradicionalmente olvidado por los gobiernos.

No es lo mismo

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El actual momento que atraviesan las Universidades Públicas, frente al lobby que generan influyentes representantes de centros de estudios privados y confesionales, nos ha permitido como consorcio estatal, fortalecer nuestras acciones en conjunto, demostrando el verdadero aporte que realizamos al desarrollo regional y nacional.

La gratuidad progresiva, que este año permitirá que en la UNAP alrededor de cinco mil estudiantes puedan continuar con sus estudios, nos obliga más aún a enfatizar en el aporte que realizamos en ciencia y tecnología en todos los lugares donde estamos presentes, demostrando efectivamente como Universidad Pública, el compromiso social que establecemos.

Las Universidades Públicas, estamos donde los otros no quieren estar y nuestras alternativas académicas obedecen a la estrategia de desarrollo regional, permitiendo así impartir carreras que contribuyan al engrandecimiento de la zona y apostar por llegar a territorios como Taltal para apoyar con Ciencia a la comuna o fomentar el intercambio académico con especialistas bolivianos, en un momento donde precisamente el Estado establece que debemos mirar al "otro" como un "otro".

No es fácil hacer Ciencia y Docencia, cuando los estudiantes de nuestra región experimentan bajos puntajes en la PSU y SIMCE, pertenecen a un contexto de vulnerabilidad y deben compartir su tiempo entre el estudio, trabajo e hijos, sí es fácil estigmatizar y caricaturizar, haciendo uso del poder político y en algunas veces religiosos que cuentan algunos representantes universitarios, que se precian de ser humanistas, utilizando antojadizamente los fríos datos que marcan el contexto de la educación.

La Universidad Pública, precisamente representa todo lo contrario, al considerar como pilar clave la inclusión, desprendiéndose de ahí la aceptación a minorías sexuales, pueblos originarios y estudiantes que día a día deben luchar por continuar con sus sueños de movilidad social.

Al entrar en nuestros 50 años, la UNAP se posiciona en el Norte Grande, como un referente en áreas como la Medicina en Altura, Estudios Transfronterizos, Agricultura en el Desierto, permitiendo a través de acciones concretas mejorar la vida de miles de personas.

"Las universidades públicas, estamos donde los otros no quieren estar...".

Gustavo Soto Bringas,, rector Universidad Arturo Prat

Cavancha no se agota

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Pese a que muchas veces se habla de relevar el turismo más allá de la playa y la Zofri, cada año Cavancha demuestra ser la reina de las playas del país, no solo por su belleza sino por ser socialmente transversal.


Seguridad en la cárcel

En uno de los últimos incidentes en la cárcel de Alto Hospcio, se anunció una investigación y medidas para mejorar la seguridad dentro de los módulos. Pese a ello siguen los actos de violencia entre los internos. Ojalá que esta vez las medidas tengan efectos.


Límite de velocidad

Muchas veces los automovilistas creen que el límite de velocidad que muestran las señaléticas viales son un adorno en la ruta A-16. Es constante ver a vehículos a más de 100 kilómetros por hora bajando de Alto Hospicio donde son frecuentes los volcamientos.