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El condominio multicultural que reunió a 7 pueblos originarios

Es la primera comunidad integrada en la Región de Valparaíso que alberga a siete pueblos originarios diferentes. Una unión que según su lonco (líder), busca la vida en armonía y fortalecer la cultura de las etnias que la componen.
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Nicole Valverde S. - La Estrella

Una cálida tarde de verano llegamos a la comunidad multicultural Cuno Kawescar. De inmediato llaman la atención los pintorescos edificios con departamentos dúplex, donde conviven familias de siete pueblos originarios: mapuches, huilliches, aymaras, diaguitas, quechuas, selknam (onas), y también chilenos.

Culturas diferentes, pero que conviven bajo el respeto, es por eso que al interior del condominio ubicado en la comuna de Villa Alemana, en la Región de Valparaíso, se respira la armonía, la tranquilidad, y sobre todo, la esperanza.

Este especial conjunto habitacional, fue inaugurado hace sólo una semana, pero fue una iniciativa que surgió en el año 2008, como un proyecto de vida que se funda bajo la consigna de la integración.

Una unión que según su lonco o líder, María Godoy Huenteo, de descendencia mapuche y selknam, busca una vida en armonía y fortalecer las distintas culturas de las etnias que la componen.

María nos recibe con su atuendo de mujer mapuche. La plata que adorna su cabeza resalta la belleza de sus rasgos y su gran sonrisa. Su mano sujeta a una niña pequeña parecida a ella, es Amanda, su nieta regalona.

"Todas las familias están felices por haber logrado su vivienda, que es algo tan necesario para nosotros, los pueblos originarios, que siempre estamos un poco olvidados en cierta forma por los gobiernos porque tienen otras prioridades", dice María, quien vuelve a sonreír y afirma que "ahora todo el proceso dificultoso por el que pasamos ya quedó atrás, porque es lo que hay que vivir para llegar al objetivo".

Comunidad kawescar

Cuno en mapudungun significa "comunidad", y Kawescar "hombre en canoa", ese es el nombre que las más de 150 familias, que ya cumplieron el sueño de tener la casa propia, escogieron para el lugar en el que además cuentan con espacios públicos comunes para sus niños y desarrollar otro aspecto fundamental de su cultura: la estrecha relación con la tierra y la naturaleza.

"En la primera asamblea que tuvimos, dijimos: ¿cómo le vamos a poner?, y surgieron varios nombres, pero decidimos que kawescar porque ellos son nuestros hermanos y quedan muy pocos, así que fue en honor a ellos. Como una comunidad kawescar, así fue el consenso".

Es por eso que no es casualidad que el diseño realizado por el ministerio de Vivienda y Urbanismo, haya contemplado la división del terreno en cuatro cuartos de la cosmovisión mapuche. Los puntos cardinales guiaron el trazado del espacio público (accesos y recorridos) y define la organización espacial de la comunidad en el lugar, generando unidades vecinales alrededores de espacios exteriores compartidos.

Al centro del condominio, se ubica el juego colectivo con una cancha donde los pequeños se divierten. En un espacio reservado para lo mapuche, se proyecta el Rehue (centro ceremonial) y una Ruka para las actividades de la comunidad indígena.

"De a poco nos vamos a ir armando. Pero nuestro centro ceremonial está considerado en un sector bastante amplio, donde nosotros podemos tener privacidad, porque es un centro ceremonial, es un lugar sagrado que no puede ser transitado diariamente y debe haber tranquilidad".

Identidad

Además, entre los 19 edificios, los habitantes proyectan la instalación de jardines, huertas medicinales y senderos, para así fortalecer el vínculo social y la identidad de los distintos pueblos y sus costumbres.

Dentro del proyecto también se propuso un orden a través de pasillos, que fueron definidos por un color característico del paseo. De este modo se definen pequeños núcleos de comunidades más íntimos, que fomentan el sentimiento de pertenencia.

"No estamos divididos por pueblos originarios porque para la asignación de vivienda lo hicimos por afinidad, como estuvimos tantos años en asambleas, nos conocíamos mucho ya. La gente se hizo amiga, se empezaron a conocer las familias y así nos distribuimos las ocho familias por edificio", cuenta María.

Y agrega: "También hay personas chilenas que no son de pueblos originarios, que en su mayoría son de la tercera edad y discapacitados".

Multiculturalidad

Sin duda, un ejemplo de sincretismo cultural dentro de un país que aún no se reconoce como multicultural, y donde los pueblos originarios hace siglos vienen luchando por su reconocimiento. La comunidad Cuno Kawescar, demuestra con hechos que se pueden compatibilizar con respeto nuestras costumbres, creencias, e idiosincrasias.

"Todo el mundo está contento aquí, lo principal es que nuestros niños están seguros. Lo que yo más admiro de este comité, es el respeto. Me respetan a mí como presidenta, cabeza, lonco o líder, todos llegamos a consensos con las decisiones, sin insultos, ni peleas. Todos son personas muy pacíficas. Y pienso que juntos vamos a encontrar las soluciones para que tanto mapuches como aymaras y todos, puedan realizar sus respectivas ceremonias. Yo siempre dije que aquí hay un espacio para cada pueblo originario, y nosotros tenemos que convivir con nuestras cosmovisiones", asiente María.

Por otro lado, el día de la ceremonia de inauguración con las autoridades regionales y comunales, el seremi Minvu Región de Valparaíso, Mauricio Candia, señaló que "la materialización de este proyecto es una gran noticia para la región, no sólo porque se está otorgando solución habitacional a 150 familias, sino porque se concreta uno de los grandes desafíos del Gobierno: integrar a los grupos originarios de nuestro país".

Misma alegría expresada por el director regional de Serviu, Manuel León, quien destacó la importancia de este multicultural proyecto señalando que la tarea del ministerio es que "no solamente construyamos vivienda, sino que desarrollemos barrios".