Secciones

La historia del jesuita de Arica que vivió la experiencia y devoción de los Pastorcitos en la Epifanía de La Tirana

Con 25 años de sacerdocio el religioso Claudio Barriga, quiso alabar al Niño Jesús como danzante.
E-mail Compartir

Pamela Vallejos Riquelme

Ser bailarín de alguna agrupación religiosa significa sacrificio, devoción y mucha fe. Es una experiencia inigualable que sólo pueden describir quien haya danzando sin parar por más de 3 horas bajo las altas temperaturas del día y durante los pocos grados que se registran en la noche, en especial en el poblado de La Tirana. Uno de los lugares donde se realiza masivamente la Epifanía del Señor o más conocida como Pascua de los Negros.

A la edad de 55 años, y con 25 años de sacerdocio, el jesuita Claudio Barriga, actual asesor de los bailes religiosos de Arica, quiso vivir esta experiencia y así saber qué es lo que mueve a cientos de peregrinos a seguir con fe esta festividad.

Si bien confiesa que como sacerdote comprende la devoción y más aún la fe que se tiene al Niño Jesús, o Emmanuelito como se le denomina para esta celebración, es muy difícil saber que pasa por la mente de un bailarín cuando danza y canta al Niño Dios. Por lo que aceptó la invitación de la agrupación de pastorcitos, que llegó hasta la provincia de El Tamarugal en representación de la región de Arica Parinacota.

Durante tres días, Claudio Barriga, fue un bailarín más. No hubo privilegios por ser sacerdote. Debió danzar bajo los 35 grados que se registraron durante el día en la celebración de La Tirana y estar presente, como todos los peregrinos, en la noche de víspera donde las temperaturas eran casi mínimas.

Con su traje de pastorcito, el sacerdote jesuita se involucró más y más entre los danzantes. Cantó y oró como todos los demás, incluso fue uno más entre los miles de fieles que siguieron por más de tres horas la procesión en honor al Niño Jesús por las calles del poblado.

"Es primera vez que bailo y me pareció una exquisita experiencia. Acá existe una devoción y fe que se expresa danzando y cantando y que se refleja por todos lados. Yo no quise sólo dar una compañía pastoral, sino dar mi propia expresión de fe junto con ellos", dijo el sacerdote, quien agregó que cree que aún le falta mucho por aprender de los bailes religiosos.

Oportunidad

Barriga agradeció la oportunidad que se le dio de ser protagonista activo de la Pascua de los Negros, precisando que "no basta un año bailando, sino que se deben vivir muchas experiencias para comprender verdaderamente el por qué se tiene esta devoción y el por qué se hacen tantos sacrificios por asistir a las fiestas religiosas y así cumplir con las mandas de cada peregrino".

Asimismo, relató que desde Arica asistió una delegación de Pastorcitos que concentra danzantes de diversas asociaciones de bailes, lo que permitió que, el jesuita Claudio Barriga, pudiera participar de la fiesta de Epifanía en el poblado de La Tirana.

"Este es un baile que está conformado por gente de distintos lados, por lo tanto es más plural por decir algo así", dijo.

El jesuita agregó que hace un año volvió a chile, luego de estar los últimos 7 años en Roma

"Llego nuevamente a Chile de un mundo y cultura distinta, a conocer una demostración de fe inmensa. Durante este año que llevo en el norte he estado aprendiendo de ella y sentí que si no tenía la experiencia de ser bailarín no terminaría nunca de conocer bien este tipo de expresión", sostuvo.

Historia

Claudio Barriga nació en Concepción en 1960. Es decir, hace 55 años. Es el mayor de 5 hermanos y actualmente su familia vive en Talagante.

A los 19 años decidió ingresar al seminario para ser sacerdote, siendo ordenado como uno de ellos en 1991. Su interés por ser religioso partió en la época escolar, según confiesa. Cuando estudiaba en un colegio jesuita.

"De ahí nació el interés de participar en actividades pastorales, experiencia que me fue gustando cada vez más. Por lo que decidí interiorizarse más en el tema. Ahí fue cuando me dije que el ser cura es a lo que me dedicaría toda la vida, a lo que a mí más me gusta", expresó.

En ese tiempo ingresó primero al seminario pontificio diocesano, donde fue compañero del obispo de Iquique el padre Guillermo Vera. Allí estuvo tres años, para luego seguir la línea de los jesuitas.

Dentro de su experiencia religiosa destaca el haber sido párroco de diversas comunidades en Chile, siendo la más importante el ser director mundial y delegado del Apostolado de la Oración (AO) y Movimiento Eucarístico Juvenil (MEJ). Lo que lo tuvo viviendo en Roma desde mayo del 2007 hasta el año pasado.

Tras esta "enriquecedora experiencia", como la califica él, volvió a Chile pero esta vez para ser asesor de los bailes religiosos de Arica.

"En línea general, podría decir que mi vida de sacerdote ha sido gozosa. Ha sido una regalo, tanto para mí como para la iglesia. A través de mí que soy instrumento de algo que no es mío", remarcó.

Debido a que su familia es del sur de Chile, Claudio Barriga trata de estar lo más comunicado con ellos a través de WhatsApp, misma red social por la que les avisó que viviría la experiencia de ser bailarín en la fiesta de la Epifanía del Señor en el Santuario de La Tirana.

"Ellos están felices, pero no sé si me entienden mucho. Están contentos, ya que si bien ellos no conocían la devoción y fe que aquí se vive durante estos tres días, a través de mí han podido tener también esta experiencia. Aquí se vive algo mágico y fuerte. Es una experiencia que sólo se vive en el norte de Chile y el sur de Perú. Es una devoción muy nuestra, que está llena de vitalidad y juventud, ya que bailes nuevos surgen todos los años, lo que da cuenta que esto no es algo del pasado. Esta vitalidad hará que esta tradición nunca muera", señaló.

El año 2014, el sacerdote Claudio Barriga, asistió a la fiesta de Epifanía sólo acompañando a los bailes religiosos. En esa ocasión se encontró con el obispo Vera, oportunidad donde pudieron conversar y recordar los años de seminario. Asimismo, el cura jesuita comentó que el obispo Guillermo Vera, fue años atrás párroco de su familia, dado que estuvo a cargo de una iglesia en Talagante.

Claudio Barriga, jesuita

"Aquí se vive algo mágico y fuerte, es una experiencia maravillosa"

"

"