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Iquique 2050

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Hace un tiempo tuve la oportunidad de participar en un taller para repensar la Estrategia de Desarrollo de nuestra región. Se nos pidió un ejercicio de prospectiva, imaginando el Iquique de los próximos 30 o 50 años. Casi unánimemente los participantes concluimos que el futuro es el turismo; y que primero se debía trabajar en aspectos como atributos culturales y elementos estructurales deficitarios, para convertir a esta ciudad en un destino turístico propiamente tal, y por fin, cumplir a cabalidad con la anhelada visión de ciudad turística, definiendo su respectivo eje estratégico.

Más tarde me asaltó una visión inquietante. Un guía turístico iquiqueño del año 2050 dirigiéndose a un grupo de turistas explicando el auge y caída del salitre, pero también mostrando las reliquias y edificios históricos de aquellos tiempos en que después del salitre existió lo que se llamaba Zona Franca, un soberbio puerto que decía ser único y un horizonte dibujado por altos edificios de viviendas donde vivieron los trabajadores de la era dorada del cobre.

Esta visión, con algo de pesadilla, muestra a nuestra ciudad cumpliendo su destino turístico, pero teniendo como principal atracción un panteón de industrias muertas, pesca, comercio exterior, puerto y minería, ya que la Región de Tarapacá ha sido monodependiente desde su nacimiento. Cada 50 años con el término de cada ciclo nos acostumbramos a ver banderas negras, pero no a atender el llamado de crear valor agregado.

Los iquiqueños -incluyéndome- tendemos a vivir el día a día con un pie en el pasado glorioso y otro en el presente. Siempre es bueno recordar de donde se viene, pero es el momento de poner uno de los pies en el futuro. Pese a amar nuestro pasado, no hemos aprendido nada de él, sólo inconscientemente hemos aprendido a repetirlo una y otra vez.

Ha llegado el momento de planear estratégicamente nuestra región y establecer una carta de navegación, para eso se necesitan líderes políticos, empresarios y trabajadores dispuestos a sentarse juntos a responder las más elementales de las preguntas ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Y ¿Hacia dónde vamos?

"Ha llegado el momento de planear estratégicamente nuestra región".

Patricio Pavez,, presidente regional de la Cámara Chilena de la Construcción

Migrantes

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El colorido pasacalle del festival de colectividades extranjeras dio cuenta del gran impacto que tiene la comunidad migrante en la ciudad. Iquique se ha forjado a través de las personas que con su trabajo han aportado al progreso.


¿Vuelta de mano?

Pese a que el diputado Hugo Gutiérrez descarta su candidatura como senador en favor de Jorge Soria, como una vuelta de mano por su apoyo, en política no hay nada dicho y a casi dos años de la elección esto podría cambiar . "Se han visto muertos cargando adobe".


Agua para las caletas

Cuando los turistas se toman Cavancha, el iquiqueño se va a las caletas al sur de la ciudad para veranear. No todos tienen para salir de vacaciones, por lo que la preocupación porque tengan agua suficiente debería ser prioritaria. Así también se evitarán enfermedades.

Editorial

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Normas mínimas

Cuando se vive en comunidad son necesarias normas mínimas de convivencia que permiten que todos podamos disfrutar sin conflictos de la ciudad.

Si bien en Iquique la comunidad en general no tiene la costumbre de cumplir con restricciones establecidas por la autoridad, independiente de que estén pensadas para mejorar la calidad de vida, es necesario que las autoridades cumplan con su rol, independiente de lo perjudicial que podría ser para su imagen en una primera etapa.

En este sentido la modificación a la ordenanza municipal de Iquique 125 de 1985, puede significar en la medida que se haga cumplir, una mejor convivencia entre vecinos, aunque para muchos pueda resultar exagerada o que no está de acuerdo con la idiosincracia de la ciudad, este tipo de reglamento rige en todas las ciudades del país.

En este sentido, prohibiciones que tiendan a evitar los ruidos molestos en los barrios, tanto de parlantes puestos en la vía pública, megáfonos, música de locales, construcciones o escapes de vehículos permitirán en la medida que se logre generar el hábito en la ciudadanía, evitar las continuas quejas de los vecinos a Carabineros.

Es cierto que en una primera etapa esto significará que las personas denuncien más y que quizás el trabajo de los inspectores y carabineros pueda incrementarse, sin embargo, es necesario pensar en un cambio a largo plazo, que además permita tener una ciudad acorde a los desafíos del turismo.

Este tipo de acciones no significan atentar contra la idiosincrasia popular, ya que los festejos hasta tarde, los asados a la parrilla en la vía pública o escuchar la música fuerte están bien hasta el punto que no molesten a quienes nos rodean.

Pero para que todo esto se cumpla, será necesaria una buena campaña de difusión, que permita a todos enterarse de las multas a las que se arriesgan, que pueden alcanzar hasta 5 UTM, es decir, cerca de 225.000 mil pesos.

Lo ideal es que en el futuro las policías no tengan que encargarse de estos problemas menores y focalicen sus esfuerzos en el trabajo con la delincuencia y puedan ser los inspectores municipales quienes se preocupen de esto.

"las multas a las que se arriesgan, que pueden alcanzar hasta 5 UTM, es decir, cerca de 225.000 pesos".