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Crisis de identidad vecinal agudiza la inseguridad ciudadana

Según la encuesta "Una mirada al alma de Chile", el 68% de la población del país afirma vivir en un barrio donde cada cual vive sin preocuparse del resto. Especialistas, autoridades y dirigentes locales apuntan a mejorar los vínculos.
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Leonardo Gatica Castro

La vida alrededor del barrio, conocer los nombres de quienes residen al lado o la clásica "pita" que se tiraba para abrir la puerta son situaciones qua al parecer han quedado en el olvido en la ciudad de Iquique.

La desconfianza, la vida ajetreada y el creciente miedo a la delincuencia han generado un contexto que podría ser el responsable de ese alejamiento entre los vecinos. Dirigentes vecinales y autoridades evidencian esta problemática de los últimos años. No obstante, tratan de proyectar soluciones para recobrar la vida tal como era antes.

Menos confianza

Según la encuesta "Una mirada al alma de Chile", ejecutada por Universidad Católica y Gfk Adimark -estudio que reunió información durante 10 años y que incorporó un universo de 2 mil personas a la largo del país-, las relaciones de vecindad se han debilitado.

De esta forma, el promedio de vecinos conocidos por su nombre descendió desde 11 a 7 entre los años 2006 y 2013. Son las personas pertenecientes al estrato socioeconómico alto quienes dan cuenta de una menor cercanía con los vecinos (9% no conoce a ninguno), mientras los de estrato bajo tienen mucha mayor vinculación con el vecindario, según cifras conseguidas el 2013. Además, el barrio aparece escasamente como un lugar que provee solidaridad y protección.

Bajo el mismo estudio, el 68% afirma habitar en un barrio donde cada cual vive sin preocuparse del resto, de acuerdo a conclusiones del 2015. A diferencia del vecindario, los amigos y la familia representan una fuente importante de protección y seguridad.

Dictadura y droga

En el plano local, según el sociólogo e historiador, Bernardo Guerrero, la vida de barrio comenzó a perder su eficacia con el Golpe de Estado de 1973 y luego de que llegara la pasta base de cocaína a las poblaciones.

"Lo urbano popular entra en crisis por la sospecha, porque era peligroso juntarse dos o más personas y por la tremenda represión en las poblaciones en ese tiempo", precisó el sociólogo, quien agregó que el segundo impacto fue en el año 1982 con la aparición del consumo de pasta base de cocaína en la sociedad, argumentando que esos dos fenómenos van de la mano, ya que el "pastabasero" se transformó en alguien que tenía que conseguir droga sí o sí y comenzó a robarle al vecino, a diferencia del ladrón que le roba a los ricos.

"El tema del neoliberalismo se instaló en la subjetividad de todo el mundo: el bienestar individual es mejor que el bienestar colectivo. La gente se privatizó en términos políticos y del trabajo se iba al mall o donde sea, perdiendo la vida comunitaria que se hacía antes", explicó Guerrero.

Una de las autoridades que representa a los habitantes de la ciudad de Iquique es la concejala Danisa Astudillo, quien fue clara al precisar que el mensaje político a la comunidad fue decidor dentro de la gente, o sea, al decir que había mucha delincuencia, las personas comenzaron a encerrarse en su casa y generar la desconfianza que hoy prima.

"En Iquique falta una identidad común. Los que somos iquiqueños sabemos lo que significa, pero los que llegan necesitan saber de esta identidad y lo que es ser iquiqueño. Hay que pensar que ahora representamos el 25% los iquiqueños que habitamos este territorio", explicó la autoridad comunal, quien además aseguró que el resto de gente que llega, ve a Iquique como un híbrido, más allá de ser una ciudad cosmopolita o pluricultural.

"Nos hemos ido absorbiendo con la modernidad y eso ha afectado la vida vecinal", agregó la concejala Astudillo.

Por su parte, la autoridad encargada de seguridad pública de la provincia, el gobernador de Iquique, Francisco Pinto, expresó que, más que una pérdida de identidad, existe una transformación de la identidad cultural del iquiqueño.

"Hace 40 años los representantes extranjeros eran poquísimos, pero hoy tenemos más de 14 grupos étnicos. Muchas veces la relación entre los vecinos se ve obstaculizada porque hay culturas distintas y los vecinos no hacen un mayor esfuerzo por entenderse y por aumentar la seguridad entre todos ellos", expresó la autoridad provincial.

Dirigentes

Jorge Creixell, presidente de la Junta de Vecinos Villa Magisterio, comentó que en su población la mayoría es gente adulta y de la tercera edad, y que lamentablemente la inseguridad se ha hecho parte de ellos, llevándolos a la poca comunicación entre sus pares.

"La inseguridad se aferra a que nuestras policías no tienen las facultades que debieran tener. Atrapar a un delincuente es un rueda incansable. Nuestro pilar fundamental en la sociedad siempre ha sido quien pone el orden, el que pone mano dura y hoy ya no está. Los carabineros solo son hombres vestidos de uniforme y no están participando por miedo de perder su trabajo", planteó el dirigente.

Creixell añadió que "las largas horas de trabajo han llevado a no querer reunirse como comunidad. Está pasando en Iquique y lo viví en Santiago la semana pasada, la gente sale al alba en la mañana y regresa a su casa en la noche. Este sistema neoliberal está acabando con una sociedad que era participativa y sociable".

El presidente de la junta vecinal dijo además que el alto grado de injusticia y desigualdad está provocando menos tiempo con la familia, y el tema de los derechos humanos -a su juicio- se malentendió, ya que se defiende más al delincuente que a la familia.

"Además observo que hay escasa participación de la gente. Hay varias actividades y los jóvenes son los que menos participan. Desde el colegio no tienen arraigado el compartir, no se les educa para participar socialmente, solo se les educa para reclamar y no dar con la solución", manifestó Creixell.

En tanto, Víctor Ramos, presidente de la Junta de Vecinos Plaza Arica, recordó que antiguamente las puertas tenían "pitas" para abrir y que la confianza era a ojos cerrados entre vecinos.

"Para que volvamos a tener esa confianza necesitamos tener más participación dentro de las decisiones que se toman respecto al entorno que vivimos. Antiguamente a nuestras reuniones llegaban hasta 300 personas, ahora con suerte llegan 50. No estamos en contra de los extranjeros, pero deberían existir y educar a los que llegan de los sistemas que imperan en la sociedad que estamos acostumbrados. La identidad es importante que la sigamos manteniendo como sea", esbozó Ramos.

Soluciones

Para recobrar la vida vecinal y potenciar la identidad de la comuna debe existir autocritica por parte de los ciudadanos, precisó el sociólogo Bernardo Guerrero, ya que, a su parecer, invertir tiempo en la comunidad y crear políticas públicas sólidas ayudaría a que los vecinos recuperen sus entornos.

"La fórmula para revertir el problema tiene que venir desde el Estado de Chile con la incorporación de políticas públicas transparentes en los barrios en lo deportivo y cultural, que sean participativas y sistemáticas en el tiempo. Además, al capacitar a los dirigentes las poblaciones van a traer de vuelta la vida de barrio, que sin ella no somos nada", detalló Guerrero.

Mientras, el titular de la Gobernación Provincial de Iquique, Francisco Pinto, explicó que "todo lo que supone mayor comunicación supone un buen convivir. La democracia funciona si existe buena comunicación entre los vecinos. Y los mecanismos para recuperar el buen convivir son la familia y la educación que en dos o más años pueden ser cambiadas por otros mecanismos".

En ese sentido, la concejal Danisa Astudillo cree que las autoridades no son representativas para la gente y que las soluciones deberían venir con la instauración y educación hacía los habitantes, de modo que comprendan cómo son los iquiqueños.

"Las autoridades locales estamos al debe de tener una identidad común, un sueño común. Más allá de los símbolos y escudos, debemos demostrar el cómo somos como iquiqueños, debemos recuperar la identidad cultural. Falta inversión en las poblaciones, que sean participativas respecto a cómo quieren sus barrios. El Gobierno y la Municipalidad de Iquique deben trabajar de la mano, cosa que no se ha visto y se necesita para recuperar la vida en las poblaciones del Iquique que tanto queremos y añoramos", enfatizó Astudillo.

"Los barrios comenzaron a perder su eficacia en 1973

Bernardo Guerrero

En resumen


Encuesta "Una mirada al alma de Chile"

El estudio dio cuenta del alto porcentaje de chilenos que no le importa saber quién es su vecino y sus problemáticas, demostrando la alta tasa de desconfianza que está instaurada entre los chilenos durante los últimos diez años.


Golpe de Estado del 1973, inicio el cambio.

Según explicó el sociólogo e historiador Bernardo Guerrero, el Golpe de Estado del 1973 fue el inicio del cambio en las poblaciones por la represión que existía al juntarse entre dos o tres personas por la sospecha y persecución que existía en la época.

"Necesitamos tener más participación en decisiones"

Víctor Ramos


Iquiqueños en proceso de cambio de identidad

El gobernador provincial de Iquique, Francisco Pinto, detalló que son 14 los grupos étnicos que viven en Iquique, quienes obstaculizarían la vida vecinal por la diversidad de culturas situadas en pequeños sectores de la ciudad de Iquique.

68% de los chilenos afirma habitar en un barriodonde viven sin preocuparse del resto.

10 años fue el tiempo de duración del trabajo realizado por la Universidad Católica y Adimark, con un universo de encuestados de 2.000 personas.

14 grupos étnicos son los que viven en la ciudad de Iquique, agudizando la crisis de identidad.

1982 apareció la pasta base en los barrios, según Bernardo Guerrero, generando una sensación de inseguridad para no ser robados por los consumidores.

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