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Enfermedades

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La atención de las personas en situación de calle debería ir mucho más allá de lo que realizan los voluntariados. Muchos están enfermos, incluso varios con tuberculosis, lo que es peligroso para ellos como para quienes les llevan comida.


Sin red compra

Pese a que varios cuentan con el sistema, a varios comerciantes les molesta cuando se les paga con tarjeta. Si bien hay un costo para ellos, su negocio se potencia, es más seguro y les llegan más clientes. Al final si no les gusta sería mejor que no lo tuvieran de plano.


No tienen vuelto

Pese a que es un negocio como cualquier otro, al parecer los taxistas aún no lo entienden. No falta el que reclama porque se le paga con un billete e incluso se enojan cuando alguien no lleva $100 en el bolsillo para poder dar vuelto con una moneda de 500.

Parrilladas

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¿A que huele esta ciudad? Parece que hay consenso. Huele a carne hecha a la parrilla. Por cualquier calle e incluso por las playas se arma la parrilla y el humo inunda la ciudad. El carbón se enciende, los hombres rodean al fuego y la fiesta empieza. Iquique hasta los años 90 olía a harina de pescado, hasta que el Dr. Ramsés Aguirre, le puso coto.

En los años 80 comer parrillada, era un evento en la que había que ir a un restaurante. El Rancho Matadero del "Rolo" López era uno de ellos, y luego Misía Carmela. Pero casi de la noche a la mañana, se adquirió el hábito de juntarse en torno al fuego, como en los viejos tiempos en que el fuego produjo más de una guerra. Pero como esta ciudad carece de límites, se usa el espacio público para hacer del comer carne un rito mayúsculo. Ya lo sabemos comer juntos, nos mantiene unidos.

En los edificios de departamentos se llega al extremo de usar el pequeño balcón, para activar esta costumbre. Los que viven arriba sufren las consecuencias. Pero parece que este hábito ha llegado al extremo de instalarse en la playa. El Bellavista en el histórico barrio El Morro, es el escenario de familias enteras que usan este espacio como si fuera el patio de su casa. Los morrinos hacían su famoso perol en unas rocas que sólo ellos conocen. Pero no invadían ni menos contaminaban a sus vecinos. Eran los tiempos de don Roque, entre otros.

Las fronteras entre lo público y lo privado parece ser uno de los grandes problemas de esta ciudad. Por lo mismo un nuevo manual de urbanidad debe socializarse. La playa en tanto espacio público debe ser regulado.

Ir a la playa sigue siendo una de nuestros mejores hábitos. Ir a la playa es ir a la naturaleza, pero ésta cada vez se nos escapa de las mínimas consideraciones hacia el semejante. Gente que fuma o en Cavancha, la música estridente a todo volumen. Más que prohibir la estadía de mascotas se debería regular este acto atávico de juntarse a comer carne en público.

"El Bellavista en el histórico barrio El Morro, es el escenario de familias enteras que usan este espacio como si fuera el patio de su casa".

Bernardo Guerrero Jiménez,, sociólogo