Secciones

El reto de ser un musulmán en medio del desierto pampino

Se llama Leoncio, pero es conocido como Assad Dullah y cuida la mezquita de La Tirana.
E-mail Compartir

Naguib Danilla Segovia

Salam aleikum y al ham dulillah. Estas palabras son árabes y significan "que la paz sea contigo" y "alabado sea Dios" y esa es la forma en que Leoncio saluda a las personas que se apostan a las afueras de su casa en La Tirana.

Es que Leoncio no tiene una casa cualquiera, ya que el oriundo de Concepción vive y cuida la mezquita ubicada a las afueras del poblado de La Tirana, lugar que se construyó hace diez años para todos los creyentes del islam que habiten o visiten la Provincia del Tamarugal.

Assad Dullah, como es conocido en el mundo musulmán, viste ropas simples, ocupa una taqiyya como lo demanda su religión y marca diferencias con su prolongada barba, característica en el islam.

Pie derecho

Al llegar al acceso principal de la mezquita, el celador del recinto es claro y advierte que para entrar al centro de oración se debe ingresar con el pie derecho y "totalmente limpio".

"Es el primer paso. Antes de entrar a este lugar, hay que pasar por aquí (una pieza con lavatorios) y limpiarte las manos, los brazos, los pies, la cara, la boca y los genitales. Es un lavado de purificación. Una vez que haces eso, sales 'limpio' y listo para entrar a orar", indica.

Una vez terminado esta especie de "ritual", el musulmán señala la entrada al salón principal, donde oran cinco horas al día según explica. Rezo que se tiene que hacer descalzo.

"El primer rezo lo hago 5:40, luego 20 para las siete de la mañana, más o menos cuando empieza a amanecer. Después a las 14:30 y luego a las 19 horas. Por último, la oración final del día se hace a las 20:30", confirma.

Una vez dentro del salón de oraciones se pueden apreciar las alfombras con diseños del medio oriente y las ventanas que dirigen los rayos solares e iluminan el lugar.

Assad Dullah, una vez dentro del oratorio, explica cómo se debe proceder para alabar a Alá en el salón principal de la mezquita, rutina que tiene casi un orden milimétrico.

"En todas las ceremonias, nos formamos aquí todos en fila hacia la derecha y luego a continuación, si está completo, hay que ponerse al medio y se sigue la secuencia de orden", menciona.

Posteriormente, el cuidador de la mezquita de La Tirana sostiene que una vez hecho este orden, se inclinan y empiezan a repetir las enseñanzas de El Corán, no sin antes dar un detalle único.

"Esto que acabo de mostrar es solo para nosotros los hombres y arriba (un balcón especialmente habilitado) se ponen las damas", dice.

Designio de alá

Generalmente, la pregunta que todos le hacen a este oriundo de Concepción es por qué se construyó una mezquita en pleno desierto pampino y el argumenta que existe solo una explicación: "Es por que Alá lo quiso así".

Una vez fuera de la mezquita, el cuidador del centro religioso muestra lo que es el primer cementerio musulmán de la pampa, lugar que ya cuenta con entierros.

"Este lugar es de descanso, es cuando uno se encuentra por ejemplo, si tú bebiste alcohol o, incluso, lo vendiste vas a ser juzgado por Alá", aclara.

Son esos momentos, cuando Assad Dullah se pone reflexivo y se acuerda cuando Alá tocó su puerta hace más de ocho años, donde él tuvo una visión de lo que sería su actual presente.

"Fue algo tan hermoso cuando empecé a leer el sagrado Corán, donde yo en mis sueños tuve una revelación que llegaba a un lugar donde todas se formaban como esta mezquita", puntualiza este musulmán chileno.