Secciones

"Mano de Piedra" Durán: golpe a golpe con el campeón

Después de colgar los guantes tras tres exitosas décadas de puños (ganó más de 100 peleas y 5 títulos mundiales) y de sobrevivir a un accidente en Argentina el 2001, cuenta a fondo de su vida y su amor por el boxeo, en su natal Panamá.
E-mail Compartir

Guillermo Ávlia Nieves - La Estrella

Antes de reunirme con Roberto Carlos Durán Samaniego, el mejor boxeador latinoamericano de todos los tiempos, también conocido como 'El Cholo', cercanos me dieron consejos y anécdotas: podría sufrir su relajo, que se "latea rápido" o te manda a la cresta.

Restaurante La Tasca (propiedad de su hijo Robi Durán), Ciudad de Panamá. Ahí, en su guarida gastronómica, entre pantallas que pasan a la leyenda panameña, fotografías de luminarias y cinturones dorados de su época de gloria, diviso a un mesero con acento colombiano que dice: "Cuidado: allí está el gran campeón".

A un costado del bar, un sujeto de mediana estatura, vestido de short y polera, exhala dosis de alcohol. Me abraza y trata de hermano, como a todos los que ingresan al lugar.

Le recuerdo que soy periodista y que quedamos en entrevistarlo. Ahora hace muecas de desaprobación, parecidas a las que lanzara en la previa a otro grande, Sugar Ray Leonard, en la "Batalla de Montreal", un duelo tipo Rocky - Apollo Creed, y que le haría obtener, a Durán, su cetro mundial más mediático: el peso Welter del CMB en 1980.

A continuación, vuelvo a la carga. Error. No pasa ni un segundo y me mira como si yo fuera el escocés Ken Buchanan, al que mandó a la lona en el 13 asalto, proclamándose campeón mundial de los ligeros de la AMB, en 1972. Primer título de 'El Cholo'.

Sólo atino a imaginar aquel recto por encima del hombro que aplicó a Davey Moore por la corona Superwelter de la AMB.

Haciendo un simulacro a lo "baile del perrito", da a entender a unas mujeres del local que es "macho alfa". El mito dice que la hembra más hot del cine de fines de los setenta, la escultural Bo Derek -la mujer 10- quería algo más que una reunión y foto junto a 'Manos de Piedra'.

Él lo desmiente, a su manera: "Mi fula estaba más buenona en esa época que ella", refiriéndose a su esposa de toda la vida, Felicidad Iglesias, con la cual comparte siete hijos, de un total de nueve (dos fuera del matrimonio).

De joven, Durán era un 'cholo' guapo, el segundo de nueve hermanos. Hijo de padre mexicano y madre panameña, su cabello lacio, nariz respingada y atlética anatomía hacían juego con una actitud ganadora aprendida en las rudas calles de su natal Chorrillo, infierno en los guetos centroamericanos.

Allí, en las inmediaciones de su 'Casa de Piedra' y la zona canalera controlada por los gringos forjó, en su juventud, a punta de golpes esas temibles manos que hasta Sly Stallone proyectara en Rocky 2. Lo mismo querían Fidel Castro, Nelson Mandela, Bill Clinton, Diego Maradona, Mike Tyson, y otros admiradores de Durán. "Ellos me buscaban para ser su amigo", confiesa.

último round

Han pasado unas semanas del primer encuentro. Hoy se presenta a la moda: delgado y también sobrio. Asegura que no se ha hecho ninguna liposucción, sólo un pequeño corte en el estómago. El dramaturgo inglés Oscar Wilde decía que un patrón en los artistas genios -Durán lo era- es pasar del cielo al infierno, sin escala.

La angustia lo demuele cuando de dinero se trata. De una cuenta bancaria de 30 millones de dólares en sus días épicos en los años 70' y 80', hoy vive de presentaciones, algunos negocios y una pensión del gobierno. Las venas sobresalen en sus dos Tomahawk producto de la ira, como cuando castigó a Iran Barkley por su última corona, la mundial mediana del CMB el 89. Se levanta.

-¿Ves ese edificio al frente? Era mío (baja mirada).

-¿Y qué pasó?

-Lo perdí. Me estafaron. Eso es dolor, brother…

-A sus 64 años, ¿qué le ha enseñado la vida?

-A ser buena gente. Trabajo desde los ocho años como buhonero, vendedor de periódico, de mesero. En el hotel Roosevelt pinté cuartos y limpié guates. Nací para servir, no para ser delincuente, a pesar de ser del Chorrillo. Hice de todo en mi vida, menos ser maricón (risas).

-¿Cómo evalúa la escena del boxeo actual?

-Hoy las bolsas que se echan esos bultos son bárbaras. Mira a ese paquete Floyd Mayweather o el 'Pacman' Pacquiao. Ya no se pelea como antes por respeto a uno, la patria o por amor a la profesión. Hoy son mercenarios. Ve lo que pasó con el 'niño bonito' Óscar de la Hoya.

-¿Cuándo sintió por primera vez que debía colgar los guantes?

-Me fui hasta los 50 años, tirando puño. Fue cuando me desbaraté en ese accidente automovilístico en Argentina, el 2001. Perdí ocho costillas, me reventé la boca en dos, además de fracturarme la mano. El doctor me dijo que no podía volver a pelear.

-Los entendidos lo catalogan como uno de los fajadores más importantes de la historia del boxeo. ¿Buscaba más la perfección en el estilo o la pegada y directo a la lona?

-Yo boxeaba, me fajaba, pegaba y aguantaba. Era un arrollador. Fajarse es un tipo que no sabe pelear y se mete en el cuerpo a cuerpo. Yo era tremendo. Nací completo: cuando tenía que boxear, lo hacía. Cuando había que fajarse, también. Aguantaba golpes y cuando había que subir la loma -llegar hasta los 15 asaltos de la época- sabía respirar. Hoy, ningún boxeador tiene nada de eso.

-¿Cuál fue su combate más difícil?

-Todos. Eran a muerte esos duelos, rubio. Pero el que más me afectó fue el segundo contra Sugar Ray, seis meses después de la paliza que le di en Canadá. Esa revancha la perdí por sinvergüenza, por no entrenar, andar en la parranda y creerme superhombre. Cuando el 'negro' me gana, le dan la pelea contra Marvin Hagler -nadie quería enfrentarlo, yo sí- a Leonard por ser gringo. No querían que un latinoamericano obtuviera cuatro títulos mundiales. El mismo Hagler le dijo a Sugar: "Le ganaste a Durán porque él no estaba en condiciones".

-¿Su relación con Don King (famoso manager) era de tira y afloja?

-Mantuve buenas relaciones. No tuve problemas con él. Ahora, el que hacía los negocios con Don King era mi entrenador Carlos Eleta, que se quedó con mi dinero. No me gusta hablar de ese tema.

-¿Cómo están las finanzas de Roberto Durán?

-No estoy tan bien pero tampoco mal. Me invitan a muchos eventos en el extranjero, en todos los continentes. No soy dueño de La Tasca, hay gente que me quiere embargar o sacarme plata y los veo bien mal en eso. Ahora me cuido, quiero hacer algo grande, propio y que venga quien venga porque estoy preparado para cualquier demanda o lo que sea.

-¿Y la familia?

-Amo a mis hijos y a mi esposa, con la cual llevo 45 años. Hemos pasado muchos momentos: ella me perdonó, yo la perdoné. Y estaremos juntos hasta que la muerte nos separe.

-¿Qué viene, campeón?

-Ya se hizo la película (en su honor) Hands of Stones (protagonizada por Édgar Ramírez y los actores Robert de Niro, Ellen Barkin, John Turturro, y el cantante Usher). También el reality show de la familia Durán. (Quizás venga) otra película, o un libro. Logré que Eusebio Pedroza (otro campeón mundial de boxeo panameño) ingrese al Salón de la Fama en EE.UU. Ya lo saben, fulo: aún hay Roberto Durán para rato.