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Bar Curupucho, 40 años de vida junto al carrete iquiqueño

Alfonso Dastres comenta que es uno de los pocos bares que se ha mantenido durante los años con el sello de ser un lugar de encuentro para jóvenes y adultos que disfrutan de una buena conversación en compañía de una cerveza.
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Mariela Cabello Venegas

Ser ordenado y tener una clientela fiel, son los dos elementos que para el dueño del Grill Bar Curupucho, Alfonso Dastres, le han valido para sobrevivir en el tiempo. Fundado un 28 de mayo de 1976, su dueño cuenta que nació con la Zofri, y que se inició primero como una confitería, para luego empezar a vender cosas para comer.

Ubicado al costado de la plaza Prat, en la calle Aníbal Pinto #751, el Curupucho está a poco de cumplir cuarenta años recibiendo a los iquiqueños, históricamente de los sectores de El Morro, El Colorado y la Plaza Brasil, para luego integrar a intelectuales y en la actualidad, a ser alero de todo tipo de público, que desee un lugar tranquilo para tomar cervezas, vinos y otros tragos típicos del bar.

"Viene todo tipo de público. Jóvenes, gente más adulta, pero es una combinación porque la gente joven conversa con gente de edad. Vienen intelectuales, de todo. El único requisito es que se porten bien. El comportamiento es lo principal, uno los mira y ya los conoce cuando entran como serán", dice.

Décadas

Dastres comenta que al principio "habíamos puesto una confitería y teníamos unas mesitas con sándwich y té y pasaban por aquí los turistas, entonces ahí se nos ocurrió vender unas cervecitas y sacar la patente de alcohol y ahí nos ampliamos".

La iniciativa de instalar un bar la tomó junto a su hermano, quien le puso el nombre de Curupucho, palabra ocupada por los changos y que significa "lo más alto de un monte". Así, reunido con su hermano creían que era un buen proyecto, pero éste duró un año en el rubro, pues "él no tenía carácter para tener un bar, porque hay que saber hablar con los que se pasan de copas y decirles que se vayan tranquilos. Porque usted entiende que hay gente que es chistosa curada, pero otros son pesados. Y a mí no me interesa por ganar plata llenar el local, dejar entrar a gente que ya venga curada y que tomen y gasten plata aquí y después no vengan más. Prefiero conservar mi clientela y que la gente que venga se sienta tranquila y cómoda".

Volviendo a sus recuerdos, Dastres señala que a fines de los 70, tenían mucho éxito. "En ese tiempo era bueno, porque todo lo que invertíamos los recuperábamos rápidamente y así crecimos rápidamente un poco más, pero después se estancó", manifiesta.

Entre los 80 y 90, según recuerda, siempre estaba lleno, pues no existía la vida nocturna en Playa Brava ni la península de Cavancha. "En el centro estaban todos los bares, pero después murieron todos. En Baquedano había dos o tres, en Serrano había otros más. Salieron otros más, pero este es anterior a todos los que han cerrado. Es histórico, por eso hay que mantenerlo", enfatiza.

Durante el encuentro, rememora que entre sus visitas, había un morrino que llegaba al local a diario pidiendo Barros Luco sin palta, piscola con Ginger Ale y cervezas "fiambre" (frías). Pese a esos recuerdos, dice que hoy en su bar sigue ofreciendo el mítico Diente de Tiburón, el cual es una combinación de Gin, Ron, Martini, jugo de naranja y hielo.

La realidad del bar hoy

Haciendo un balance en estos casi cuarenta años, Dastres dice que ha tenido épocas buenas y otras no tanto, pero que han sobrevivido como una alternativa más, incluso entre los nuevos pubs y bares que se han instalado en otros sectores de Iquique y que hoy por hoy son más populares entre la gente.

Por eso y con la idea de estar en la competencia, tiene algunos proyectos que compatibiliza con el proyecto de Fortalecimiento de Barrios El Morro y Baquedano, que mantiene activo Sercotec y que les permitirá promocionar y mejorar su negocio.

"En este momento estoy enfocado en ampliar el rubro porque yo tengo bar no más, pero me gustaría tener algo de comida, tener un sándwich típico y comida típica que atraiga a más gente. Que encuentre aquí cosas que en otros bares no hay. Por eso me metí en lo del fortalecimiento de barrios de Sercotec. Ahora no sé hasta qué punto se puede hacer o no", comenta.

Otro de los temas que le gustaría mejorar en su local son las conexiones eléctricas. "Sercotec comentó sobre unos proyectos que se postulan hasta 6 millones de pesos y uno tiene que poner el 30%, eso es en lo que quedamos en las reuniones. Es una ayuda directa, somos 15 bares y restaurantes y nos dan ayuda a todos siempre que el proyecto sea bien justificado, así que ahí vamos a ver".

El dueño del Curupucho dice que "en este momento no está malo, pero siempre uno tiene que apuntar a mejorar y aumentar el número de clientela".

Aniversario

Alfonso Dastres menciona que si bien pronto viene un nuevo aniversario, este no se planea, pues son años de historias que se han forjado en el Curupucho, por eso mismo en cada aniversario se reúnen amigos del bar quienes vienen a celebrar y siempre traen sus cooperaciones, ya sea en trago, en guitarreos o música en general. "Cada 28 de mayo vienen los amigos con su aporte y los músicos que tocan en El Vagón o en otros locales y cantan media hora o unas cuantas canciones y alegran la noche. Es un momento muy bonito en que nos reunimos los de siempre y otros nuevos que han conocido el bar en este último tiempo. Lo pasamos muy bien", expresa.

Este iquiqueño, cuyo bar lo hizo permanecer aquí y formar su familia reitera que en Curupucho encontrará una buena opción para disfrutar en las noches. "Hasta hace unos años venían los intelectuales, los periodistas y se reunían en el sector del fondo donde conversaban y se tomaban sus copas y estaban hasta tarde", dice.

Hoy, Dastres, invita a la gente que no lo conoce a ir y ver el estilo pampino que se le quiso dar en su interior con mesas al estilo, ropa de la época salitrera, palas, calaminas y fotografías.

"En este momento no está malo, pero siempre uno tiene que apuntar a mejorar y aumentar la clientela"

Alfonso Dastres,, dueño del Grill Bar El Curupucho hace 40 años.