Semana Santa
El próximo 20 de marzo será Domingo de Ramos y comienza así la Semana Santa. En hermosas y concurridas celebraciones (a las cuales les invito a participar) los creyentes queremos, una vez más, con renovado asombro, contemplar la obra del Señor.
Las personas necesitamos en nuestras vidas de momentos fuertes que nos saquen de la monotonía y rutina en que tantas veces podemos caer. También en las cosas de la fe necesitamos de espacios que nos vuelvan a encender en el seguimiento del Señor.
En Semana Santa queremos recordar verdades grandes de las cuales no podemos dudar y nos han de llenar de alegría: Dios nos ama, somos valiosos a los ojos de Dios.
En estos días queremos recordar que no son sólo palabras aquello de que "el amor es más fuerte" y creceremos en la certeza que el mal y la muerte han sido vencidos.
Jesús nos ha enseñado con su vida entregada la verdad de su palabra: "nadie tiene un amor más grande que dar la vida por los amigos". Pues bien, esto es lo que debiéramos aprender y hacer nuestro. Hay muchas formas de dar la vida: preocuparnos de los demás, de su bien, darse tiempo para el diálogo entre los esposos a pesar de las ocupaciones de cada uno, jugar con los hijos a pesar del cansancio, visitar a familiares y amigos ancianos o enfermos, no callar nuestros principios y valores sino proclamarlos con fuerza, ser generosos en el tener gestos de ternura, cercanía y disposición para con la gente con la cual nos encontramos, comprometernos en tareas de servicio por la comunidad aunque esto implique desgaste.
Que sean días para la meditación, la oración, la contemplación; días santos que nos renueven en el deseo de ser hacedores de bien, personas misericordiosas, personas de esperanza, que creemos en la fuerza del Crucificado, el cual con su entrega generosa, con su vida verdadera, nos muestra el camino que logra la victoria sobre el mal.
Los misterios que vamos a celebrar nos hagan valorar el precio de cada vida humana: Cada uno vale el precio de la Sangre de Cristo y estamos invitados a un destino de gloria, al cual se llega siguiendo las huellas de Cristo Jesús.
¡Que podamos vivir una hermosa Semana Santa y una gloriosa Pascua de Resurrección!.
"Cada uno vale el precio de la Sangre de Cristo y estamos invitados a un destino de gloria".
Guillermo Vera,, Obispo de Iquique.