Evelin Aguilar Paniagua
Cuando ya estaba perdiendo las fuerzas como consecuencia de su grave estado de salud, la mañana de ayer Leonel Portilla Galleguillos recibió la noticia de que, luego de cuatro años de espera, había llegado el momento de trasplantarle un hígado.
"(Mi papá) se echó para adelante, como se puede decir, con todas las ganas y fuerzas, lloró y pataleó (de emoción) pero con toda la fe del mundo", contó Gonzalo Portilla respecto al momento en que les comunicaron de que el hospital clínico de red de salud de la Universidad Católica ya contaba con la donación de un hígado para su padre.
Portilla, quien desde el 2012 estaba en lista de espera y este año pasó a ser segunda prioridad nacional, ingresó a cirugía a las ocho de la mañana en medio de la alegría de sus familiares quienes además experimentaron cierto temor por cuanto les habían advertido de los riesgos que tenía la operación.
El trasplante
Ocho horas de ardua labor médica tardó el trasplante de hígado y para tal procedimiento fueron cinco cirujanos, dos nefrólogos, dos anestesistas, dos enfermeras, entre otros profesionales de la salud, quienes estuvieron a cargo de la operación la cual concluyó a las 15 horas, de acuerdo a lo detallado por el menor de los hijos del paciente.
"Han sido las ocho horas más largas de nuestras vidas, pero nos sentimos felices ante todo", dijo el joven paramédico quien el pasado lunes viajó junto a su padre en el avión ambulancia que lo trasladó desde Iquique, donde estaba internado en el hospital regional, hasta la capital.
Tras salir de cirugía, los familiares fueron informados de que las siguientes 48 horas son críticas no porque el paciente pudiera rechazar el órgano donado sino por las complicaciones que se podrían presentar, como es el caso de hemorragias. Sin embargo, pasado esto, permanecerá aproximadamente uno o dos meses hospitalizado hasta que logre su recuperación.
Respecto a las enfermedades que Portilla desarrolló partir del daño hepático crónico por hemocromatosis que sufre desde 2011, su hijo dio a conocer que los médicos preliminarmente indicaron que, el síndrome hepatorrenal que padece podría superarse tras el trasplante. En ese sentido, manifestó que espera que su padre, una vez que logre su recuperación, pueda retomar su vida de forma normal.
Donante
Sobre la procedencia del órgano que le permitió salvarle la vida a Portilla, precisó que se desconoce qué familia decidió donar el hígado. "Agradecerles de todo corazón, realmente no tengo palabras para expresar mi felicidad y también desearles mucha fuerza en este momento por la pérdida de su familiar (...) Gracias a Dios salió alguien con la mano en el corazón y donó el órgano", remarcó.
Finalmente dijo que realizar esta acción altruista permite que un ser querido que fallece prolongue su vida en el cuerpo de alguien que necesita de un nuevo órgano para salvarse.
Necesitan sangre
Debido a la complejidad de la operación a la que fue sometido Portilla Galleguillos, deben reponer 30 unidades de sangre al hospital clínico de red de salud de la Universidad Católica. Por tal motivo, su hijo pidió a los tarapaqueños que tienen familiares o amigos en Santiago que contribuyan donando sangre a nombre de su padre.
8 horas tardó la cirugía de trasplante de hígado para el iquiqueño que logró ser prioridad nacional.