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Colegios de Tarapacá avanzan en sus procesos de inclusión escolar

Actualmente 4.188 alumnos forman parte del Programa de Integración Escolar (PIE) en la región. En tanto, distintos establecimientos destacan por ir más allá de los lineamientos de la Ley de Inclusión Escolar.
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Crismary Castillo Marengo

Las cifras más actuales en cuanto al número de personas en situación de discapacidad en Chile datan del 2004, cuando se realizó el primer Estudio Nacional de la Discapacidad en Chile (Endisc). Sin embargo, este proceso de actualización de cifras está en desarrollo para el 2016, ya que en enero de este año se entregó el segundo estudio nacional con datos regionales que arrojó que en Tarapacá un 17,7 por ciento de la población adulta está en situación de discapacidad, mientras que el porcentaje de jóvenes y niños se entregará en los próximos meses.

Lo que sí se sabe es que para el 2004 vivían en Tarapacá 62.937 personas con algún tipo discapacidad, ya fuera leve a moderada o severa, según el Servicio Nacional de la Discapacidad.

Ese primer estudio también permitió observar que la distribución de las personas con discapacidad de la Primera Región según rangos etarios era la siguiente: el 54,8 por ciento estaban entre 30 y 64 años, y que el 86 por ciento tenía más de 29 años.

En ese entonces, la tasa de prevalencia en los menores de cero a 14 años de fue de 2,2 por ciento, cifra muy baja en comparación a la tasa de prevalencia del total de las personas con discapacidad de la región.

Educación

En el caso de las personas con discapacidad en Tarapacá la situación se presentaba crítica, ya que el 4,69 por ciento estudiaba, lo que equivalía a 2.951 personas.

Este estudio mostraba la brecha educacional que faltaba cubrir para asegurar los derechos de las personas con discapacidad en este ámbito ya que, por ejemplo, el 6 por ciento de las personas con discapacidad no contaba con ningún año de estudio aprobado; 2 de cada 5 no había logrado completar la enseñanza básica y el 11,6 por ciento había cursado la enseñanza media completa. En resumen, el 7,5 por ciento de las personas con discapacidad había logrado acceder a alguna instancia de educación superior, sea instituto profesional o universidad (independiente si completó los estudios).

Ante este panorama, los esfuerzos e iniciativas en la región para ofrecer mejores herramientas para la educación de los más jóvenes que tienen discapacidad van de la mano de apoderados y profesores que encontraron la manera de potenciar su trabajo.

Rosana Alfaro es la mamá de Kevin Morgado, un adolescente iquiqueño de 14 años quien con apenas cinco años de vida fue diagnosticado con discapacidad auditiva. En un principio a Rosana se le hizo difícil aceptar el déficit total o parcial en la percepción auditiva de su hijo.

"El nació bien. Yo como mamá siempre creí que no saldría sordo, pese a que en la familia hay varios parientes con esta discapacidad, pero a los cinco años nos dimos cuenta que se le estaba desarrollando la sordera", recordó la madre y añadió que lamentablemente no estaba al tanto de los programas de integración para niños con necesidades especiales.

Alfaro contó que fue gracias a una reunión de la Junaeb que su hijo se enteró de que en la escuela "Almirante Patricio Lynch" de Iquique podría mejorar su relación con el entorno.

"A él, por ejemplo, se le hacía difícil llevar los audífonos en su antiguo colegio. Ahora él aprendió a modular y a leer los labios. Hubo un cambio radical en su desarrollo intelectual y personal", describió al agregar que su hijo Kevin por primera vez en 14 años comenzó a llevar amigos a su casa y ahora iniciará su educación media en el Liceo Politécnico. "Kevin también aprendió el lenguaje de señas lo que le facilita comunicarse mejor. Estuvo sólo dos años en la escuela, pero aprendió mucho. Lo ayudaron harto", refirió.

Integración

Una de las estrategias del sistema escolar del Ministerio de Educación es el Programa de Integración Escolar (PIE), que actualmente atiende a 4.188 escolares. Este tiene el propósito de contribuir en el mejoramiento continuo de la calidad de la educación que se imparte en cada establecimiento, favoreciendo la presencia, la participación y el logro de los aprendizajes esperados de todos y cada uno de los estudiantes, especialmente de aquellos que presentan necesidades educativas especiales, sean estas de carácter permanente o transitorio.

La psicopedagoga Johana Rivera, encargada del PIE en el colegio Patricio Lynch, informó que en esta escuela hay 140 alumnos en el programa. "Trabajamos con alumnos que tengan algún tipo de discapacidad, ya sea permanente o transitoria. Lo que resalta de nuestra institución es que trabajamos con una mayor cantidad de niños sordos, casi 14 de prekínder a octavo básico en cuatro salas que cuentan con todos los equipos técnicos para ello", dijo la especialista quien añadió que en este centro educativo también desarrollan talleres de lenguaje de señas para alumnos y profesores.

"Ahora también llegan muchos niños de otros países, quienes también participan en el programa de integración. Antes no podíamos, pero ahora sí es posible", destacó Rivera.

Otro de los colegios que tienen estas iniciativas más desarrolladas es el Kronos School de Alto Hospicio. Allí desde 1999 funciona este programa el cual comenzó con tres alumnos con discapacidad auditiva y actualmente atiende a 120 alumnos con necesidades especiales, explicó la coordinadora Cristina Nahuel.

"Nosotros igual atendemos otros diagnósticos. En total tenemos a 21 niños con discapacidad auditiva, lo que nos convierte en el colegio con el mayor número de atenciones", reconoció Nahuel y aseguró que cuentan con tres intérpretes, una educadora diferencial que maneja lengua de señas y una coeducadora con discapacidad auditiva.

"Este año estamos dando un paso más en la inclusión. El colegio tiene jornada nocturna y por primera vez contaremos con PIE para ellos. Estamos en proceso y tendremos entre 50 y 60 alumnos desde los 16 años hacia arriba", adelantó Rivera.

La enseñanza nocturna en dicho establecimiento funcionará desde primero a cuarto medio y tendrá dos carreras técnicas: párvulos y administración de empresas. "Esta es una deuda que se tiene con la educación diferencial adulta y estamos en esto. Por parte del Ministerio de Educación nos están brindando todo el apoyo posible y sería el único colegio, hasta ahora, que ofrecería esta posibilidad", comentó.

En esta misma línea, el colegio Metodista William Taylor de Hospicio tiene aproximadamente 230 alumnos pertenecientes al PIE, informó Daniel Astudillo, encargado del Departamento de Convivencia Escolar.

"Abarca de prebásica hasta cuarto medio y luego se trabajan las carreras técnicas. En este momentos tenemos varios estudiantes con dificultades motoras que se pueden desplazar por sí mismos y, en enseñanza media tenemos a dos estudiantes que vienen en silla de ruedas. Para esto, el colegio cuenta con toda la infraestructura y estos estudiantes pueden desplazarse dentro de los tres niveles del colegio sin ningún problema", dijo Astudillo.

Esta escuela se caracteriza por la atención que ofrecen a niños con problemas motores, discapacidad intelectual y necesidades transitorias. "Las necesidades educativas especiales también abarcan la vulnerabilidad y el estado emocional. Aquí las reconocemos y, por lo tanto, plantemos un nuevo diseño de planificación donde no sólo el estudiante del PIE recibirá esta atención, sino que entendemos que todos los estudiantes aprenden de distintas maneras y el apoyo va para todos ellos", afirmó.

Por su parte, la encargada del PIE de la Seremi de Educación de Tarapacá, Carla Reed, reflexionó sobre el aporte que cada profesional hace a través de este programa para el mejoramiento de la calidad educativa de estos jóvenes.

"Si bien hay colegios que no tienen PIE esto no significa que ellos no estén abordando las necesidades educativas en el aula; simplemente han optado, como la ley lo permite, con formar departamentos de inclusión que abarcan más allá de los temas con necesidades especiales y en situación de discapacidad", contó Reed.

Deudas pendientes

La especialista apuntó que entre las deudas que se tienen en la educación especial falta más sensibilización. "Creo que aún no hay una sensibilización potente con respecto a las familias. Muchas veces los papás se resisten a que en el aula haya un niño con necesidades diferentes, por ejemplo, un niño con autismo y allí hay que sensibilizar", manifestó.

La encargada regional del PIE aseguró que faltan más herramientas con la formación inicial de los docentes y esto tiene que ver con las universidades en el sentido de que haya un ramo no electivo, sino obligatorio que aborde las necesidades educativas especiales.

"El trabajo se hace con mucho profesionalismo, pero sobre todo con mucho cariño porque creemos que con afecto se pueden hacer estos cambios culturales. A veces el tema técnico escapa a muchas personas pero si les hacemos sentir a las personas lo valioso que es contar con otro que es diferente a uno, ahí la mirada cambia", concluyó.

"Hubo un cambio radical en su desarrollo intelectual y personal

Rosana Alfaro, apoderada.

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