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La vida después de la jubilación: un motor que sigue encendido

Las historias de quienes desmitifican lo que muchas personas creen de los adultos mayores y muestran su vigencia y sus planes a futuro.
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Crismary Castillo Marengo

Con 69 años la vida para Linda Ugolini se mantiene como a sus 35: muchos planes por hacer en el 2016, negocios por emprender y ganas de seguir aprendiendo, solo que con la experiencia de muchos atardeceres, tres hijos, diez nietos, nueve bisnietos y un segundo matrimonio.

Mientras responde esta entrevista, Linda revisa su perfil de Facebook para compartir un video de Youtube en donde se reseña parte de su vida y de su profesión y dice: "cariño, ¿cómo te busco en Facebook?, es que quiero mostrarte una foto hermosa que me tomaron recientemente en el desierto con mis trabajos. Te añadiré a mis amigos y la enviaré por interno".

Así es ella, multifacética, trabajadora y sobre todo, dispuesta a dejar en claro que la vida sigue en movimiento sin que cuenten los años que se cumplen.

Jefa de hogar

Linda es una jefa de hogar hospiciana que cuida de su esposo y uno de sus bisnietos mientras trabaja como artesana en la técnica de vitrofusión y reciclaje desde el 2011, cuando aprendió a trabajar con vidrio y otros materiales reciclados, luego de conseguir fondos y capacitaciones a través de Sercotec, Fosis y Sernam.

Antes de esto, su único negocio eran las vitrinas de vidrio para tiendas y ahora, se maneja con su propio taller "Vitro Art-Ugolini".

Su historia se une a la de los 42.521 adultos mayores que viven en Tarapacá, de los cuales, el 54,40 por ciento son jefes de hogar.

"Yo he hecho hasta el momento 48 cursos en distintas instituciones. Todo esto me ayuda a mantenerme activa; a ser resilente con mi problema y dejarlo de lado. Yo miro con optimismo el mañana", describió.

Sobre sus expectativas para este año quiere darse a conocer más en la región y seguir recorriendo las comunas en las distintas ferias que se realizan.

"Todo lo hago porque pienso que a mis 70 años diré: ahora voy a vivir de lo que genera mi pequeña empresa", reflexionó.

Segunda juventud

A su parecer, lo peor que puede hacer un adulto mayor es refugiarse en un club y esperar los juegos de lota, la comparsa y los ya que entrar en esta edad es tener una segunda juventud.

"Esto no puede ser posible porque nosotros seguimos vivos. Si hemos entregado al país cosas positivas, debemos seguir haciéndolo y aprovechar las instancias a nuestro alrededor y así, nos retro alimentamos las neuronas", confesó.

En el caso de Mario Pizarro, luego de sufrir un accidente en sus piernas, la vida le cambió en lo laboral, pues ya no podría dedicarse a la construcción y comenzó a trabajar como guardia de seguridad sin que la aventura se desligara de su vida ya que cambió la tierra firme, por la altamar.

Actualmente sus labores se distribuyen en un empleo con turnos de ocho horas y, según describió, es un lugar tranquilo donde recibe muy buen trato.

"Siempre he dependido de mí mismo y tengo la suerte de contar con mis hijos porque el apoyo entre nosotros es mutuo", dijo Pizarro.

Sueños en el sur

Luis Riffo llegó hace cuarenta años a Iquique, desde Concepción. Su niñez estuvo ligada al aserradero de su abuelo y de éste aprendió a ser maestro artesano especializado en maderas nobles.

"La vida de enseña que debes aprender de todo. Yo estudié ventas y publicidad en el Liceo Comercial y sería un vendedor viajero pero después de la dictadura todo cambió y nunca me ejercí mi profesión", recordó.

Su trabajo es cuidar quiénes entran al Museo Regional de Iquique desde hace ocho años, pero su mirada está en su lugar de origen: Temuco.

"En unos cuantos años me gustaría regresar al sur y establecer en Temuco una granja ecológica en media hectárea que tengo por allá en una zona sub urbana. Mi idea es sembrar frutas y hortalizas", manifestó Riffo, quien a sus 60 años, mira con esperanza y claridad los planes que tiene en su futuro.

Un motor encendido

William Heredia dedica desde hace 11 años parte de su tiempo al voluntariado de la Sociedad Medalla Milagrosa en el hogar San Vicente de Paul.

A sus 72 años esta jubilado de ser profesor en la especialidad de técnico eléctrico, situación que no le impide seguir trabajando como contratista para instalaciones de este tipo.

"Yo trabajo desde que tenía 20 años. Luego de mi jubilación no me afectó para nada. Sigo trabajando dibujando planos. Ahora básicamente estoy desde la oficina pero también trabajo en terreno". comentó Heredia y añadió que dentro de todo, le queda tiempo para brindarlo en su voluntariado, del cual es presidente.

"El problema es que cuando la gente jubila se va a sentar. Nosotros somos como un motor que está trabajando y que se si deja quieto se echa a perder y se oxida en su totalidad", remarcó Heredia, quien se recuperó de un infarto cerebral.

"Yo sigo adelante. Me levanto entre 7 u 8 de la mañana, dependiendo de lo que tengamos que hacer en la contratista. La clave es esta: moverse todos los días", finalizó Heredia.

"Si hemos entregado al país cosas positivas, debemos seguir haciéndolo".

Linda Ugolini,, hospiciana de 69 años jefa de hogar.

"Somos como un motor que está trabajando y que se si deja quieto se echa a perder"

Nombre y cargo

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La vida después de la jubilación: un motor que sigue encendido

Las historias de quienes desmitifican lo que muchas personas creen de los adultos mayores y muestran su vigencia y sus planes a futuro.
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Crismary Castillo Marengo

Con 69 años la vida para Linda Ugolini se mantiene como a sus 35: muchos planes por hacer en el 2016, negocios por emprender y ganas de seguir aprendiendo, solo que con la experiencia de muchos atardeceres, tres hijos, diez nietos, nueve bisnietos y un segundo matrimonio.

Mientras responde esta entrevista, Linda revisa su perfil de Facebook para compartir un video de Youtube en donde se reseña parte de su vida y de su profesión y dice: "cariño, ¿cómo te busco en Facebook?, es que quiero mostrarte una foto hermosa que me tomaron recientemente en el desierto con mis trabajos. Te añadiré a mis amigos y la enviaré por interno".

Así es ella, multifacética, trabajadora y sobre todo, dispuesta a dejar en claro que la vida sigue en movimiento sin que cuenten los años que se cumplen.

Jefa de hogar

Linda es una jefa de hogar hospiciana que cuida de su esposo y uno de sus bisnietos mientras trabaja como artesana en la técnica de vitrofusión y reciclaje desde el 2011, cuando aprendió a trabajar con vidrio y otros materiales reciclados, luego de conseguir fondos y capacitaciones a través de Sercotec, Fosis y Sernam.

Antes de esto, su único negocio eran las vitrinas de vidrio para tiendas y ahora, se maneja con su propio taller "Vitro Art-Ugolini".

Su historia se une a la de los 42.521 adultos mayores que viven en Tarapacá, de los cuales, el 54,40 por ciento son jefes de hogar.

"Yo he hecho hasta el momento 48 cursos en distintas instituciones. Todo esto me ayuda a mantenerme activa; a ser resilente con mi problema y dejarlo de lado. Yo miro con optimismo el mañana", describió.

Sobre sus expectativas para este año quiere darse a conocer más en la región y seguir recorriendo las comunas en las distintas ferias que se realizan.

"Todo lo hago porque pienso que a mis 70 años diré: ahora voy a vivir de lo que genera mi pequeña empresa", reflexionó.

Segunda juventud

A su parecer, lo peor que puede hacer un adulto mayor es refugiarse en un club y esperar los juegos de lota, la comparsa y los ya que entrar en esta edad es tener una segunda juventud.

"Esto no puede ser posible porque nosotros seguimos vivos. Si hemos entregado al país cosas positivas, debemos seguir haciéndolo y aprovechar las instancias a nuestro alrededor y así, nos retro alimentamos las neuronas", confesó.

En el caso de Mario Pizarro, luego de sufrir un accidente en sus piernas, la vida le cambió en lo laboral, pues ya no podría dedicarse a la construcción y comenzó a trabajar como guardia de seguridad sin que la aventura se desligara de su vida ya que cambió la tierra firme, por la altamar.

Actualmente sus labores se distribuyen en un empleo con turnos de ocho horas y, según describió, es un lugar tranquilo donde recibe muy buen trato.

"Siempre he dependido de mí mismo y tengo la suerte de contar con mis hijos porque el apoyo entre nosotros es mutuo", dijo Pizarro.

Sueños en el sur

Luis Riffo llegó hace cuarenta años a Iquique, desde Concepción. Su niñez estuvo ligada al aserradero de su abuelo y de éste aprendió a ser maestro artesano especializado en maderas nobles.

"La vida de enseña que debes aprender de todo. Yo estudié ventas y publicidad en el Liceo Comercial y sería un vendedor viajero pero después de la dictadura todo cambió y nunca me ejercí mi profesión", recordó.

Su trabajo es cuidar quiénes entran al Museo Regional de Iquique desde hace ocho años, pero su mirada está en su lugar de origen: Temuco.

"En unos cuantos años me gustaría regresar al sur y establecer en Temuco una granja ecológica en media hectárea que tengo por allá en una zona sub urbana. Mi idea es sembrar frutas y hortalizas", manifestó Riffo, quien a sus 60 años, mira con esperanza y claridad los planes que tiene en su futuro.

Un motor encendido

William Heredia dedica desde hace 11 años parte de su tiempo al voluntariado de la Sociedad Medalla Milagrosa en el hogar San Vicente de Paul.

A sus 72 años esta jubilado de ser profesor en la especialidad de técnico eléctrico, situación que no le impide seguir trabajando como contratista para instalaciones de este tipo.

"Yo trabajo desde que tenía 20 años. Luego de mi jubilación no me afectó para nada. Sigo trabajando dibujando planos. Ahora básicamente estoy desde la oficina pero también trabajo en terreno". comentó Heredia y añadió que dentro de todo, le queda tiempo para brindarlo en su voluntariado, del cual es presidente.

"El problema es que cuando la gente jubila se va a sentar. Nosotros somos como un motor que está trabajando y que se si deja quieto se echa a perder y se oxida en su totalidad", remarcó Heredia, quien se recuperó de un infarto cerebral.

"Yo sigo adelante. Me levanto entre 7 u 8 de la mañana, dependiendo de lo que tengamos que hacer en la contratista. La clave es esta: moverse todos los días", finalizó Heredia.

"Si hemos entregado al país cosas positivas, debemos seguir haciéndolo".

Linda Ugolini,, hospiciana de 69 años jefa de hogar.

"Somos como un motor que está trabajando y que se si deja quieto se echa a perder"

Nombre y cargo

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