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El cerro Esmeralda recibió a los peregrinos de Semana Santa

Cansados, pero satisfechos, cientos de peregrinos que llegaron hasta la cima del cerro este Sábado Santo demostrando su sacrificio y gratitud a Dios, por todas las gracias concedidas por él, para ellos mismos o sus familias.
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Mariela Cabello Venegas

Con agua mineral, ropa deportiva y algún palo de escoba o bastón improvisado, más de trescientas personas llegaron hasta la cima del cerro Esmeralda este sábado como una manera de conmemorar Semana Santa.

Es que cientos de peregrinos, entre ellos familias completas, siguen esta costumbre arraigada en los iquiqueños por décadas, que les permite entregar su sacrificio como muestra de la devoción por Dios y recompensar de cierta forma todo lo que reciben por la gracia de él.

Si bien, el camino del cerro es empinado y la cima se encuentra aproximadamente a unos 600 metros de altura, es allí donde se erige una cruz y se levanta un altar que reúne a los peregrinos a orar y reflexionar, además de asistir a misas que se celebran en el lugar.

Anteriormente, como cuentan los peregrinos, había 14 cruces simulando las estaciones por las que tuvo que pasar Jesús, antes de llegar al cerro donde fue crucificado. Sin embargo, hoy sólo se mantienen algunas cruces y la más importante: la de la cima.

Peregrinos

Si bien es un camino que muchos ocupan para orar y reflexionar, los peregrinos que subieron el cerro dejaron sus impresiones sobre el significado que tiene para ellos. En este sentido, muchos de los jóvenes indicaron que más que por religiosidad, subían porque habían escuchado que era una de las actividades que se realizaba en Semana Santa o porque era un panorama para estos días, como bien lo dijo Camila Frias, quien junto a su amiga Francisca Muñoz, señaló que "es difícil subir, pero lo hicimos como un panorama".

Caso distinto es el de Franklin Luna, de 48 años, que bajaba el cerro junto a su hija Constanza de 9 años. Ellos tardaron 2 horas y 20 minutos en lograr esta travesía. "Es difícil, primera vez que subo con la Constanza y ella se dio cuenta que es un sacrificio enorme, pero uno se va contento de hacer todo este sacrificio. Es importante para nosotros como familia", indicó Luna.

Por su parte, Alejandra Monsalve comentó que "cuando era lola subía con mi pololo, él que es ahora mi marido, sobre todo lo hacía en Semana Santa, por lo que significa, un momento de recogimiento. Pero me operé del corazón y dije voy a volver a subir. Sola o acompañada, pero voy a subir".

En este sentido, consultada si su médico la autorizó para hacer este trayecto, dijo que "gracias a Dios lo he podido subir. Después de la operación lo estoy volviendo a subir por primera vez, pero voy feliz porque voy bien. Y es como una manda que estoy haciendo".

Otras de las peregrinas fueron Evelyn Urrutia y Josefa Escobar quien señaló: "Ahora vengo con mi hija, ella es primera vez que viene y subió todo. Ahora iba a empezar una misa e iba subiendo más gente. Es como un sacrificio, le contaba a mi hija que Jesús subió un cerro con una cruz pegándole, torturándolo y lo que uno hace es poco".

Urrutia, bajo ese contexto, relató que su pequeña se quería devolver a la mitad del camino "y yo le decía que no, porque a Dios lo maltrataron, no le daban agua y el no se quejó y sabía que iba a su muerte. Así que nosotros lo hacemos todos los años como sacrificio. Y es lo mínimo que puedo hacer, ya que no voy a la iglesia por tiempo o por tantos motivos, que esto es una vez al año, es nuestro sacrificio por lo que él hizo por nosotros", argumentó.

Mejorar la ruta

Durante el trayecto a la cima, Evelyn Urrutia comentó que "el cerro está muy cambiado después del terremoto, ya no está el zig-zag, ni los riscos. No se puede subir desde la primera estación, es otro cerro. Yo subo hace mucho mucho tiempo y está totalmente cambiado. Ahora hay muchas diferencias, hay puros peñascos pequeños y está súper complicado subir".

Por ello, José Martínez quien también venía con toda su familia bajando, explicó: "Está un poco peligroso con los niños, pero llegamos hasta arriba. Fue difícil, pero se cumplió la meta. Soy católico y lo hago por Semana Santa".

Por otro lado, Franklin Luna agregó que "arriba uno se da cuenta de la precariedad, que la parte de roca está en bastante mal estado. Uno que sube con chicos, y ellos no tienen la habilidad de subir en terreno rocoso. Lo mínimo que se puede hacer es que se preocupen por el tema de arreglar el sendero".

Similar a ello, opina Alejandra Monsalve, que para mejorar este sendero, especialmente para Semana Santa, mencionó que tal vez deberían haber baños y paramédicos porque hay mucha gente mayor. "Hay mucha gente que viene a causar daño en realidad. He escuchado que a gente la han asaltado por eso creo que es mejor tener seguridad", consideró.

Finalmente, Daniela Flores, quien llevó a sus 3 hijos y 2 sobrinos a peregrinar, manifestó: "Los niños no habían subido nunca. Yo subía desde niña, por eso tengo esta tradición. Yo lo hago por un sacrificio, es una costumbre iquiqueña".

Asimismo, manifestó que la ruta debería ser un atractivo turístico religioso, "con estaciones, con baño provisorio, con agua, con cordeles de seguridad para poder subir el lado de las rocas", finalizó.

"Gracias a Dios lo he podido subir. Después de la operación al corazón lo estoy volviendo a subir por primera vez".

Alejandra Monsalve,, peregrina al cerro Esmeralda de Iquique.

"Arriba uno se da cuenta que la parte de roca está en mal estado

Franklin Luna, peregrino.

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