Secciones

Al fin repararán la calle más mala del tradicional paseo Baquedano

Ayer funcionarios municipales comenzaron a retirar las baldosas, las que en su mayoría ya estaban quebradas y los vecinos esperan que esta vez sí haya un buen trabajo que permita a este sector recuperar su esplendor.
E-mail Compartir

José Cuello Miranda

El paseo Baquedano, orgullo de Iquique y uno de los últimos espejos de lo que fue en su tiempo la época dorada del Salitre. Visitada y admirada por miles de turistas anualmente guarda en sus esquinas, arquitectura New Georgian y tradición una parte importante de lo que es la historia que dio inicio a la ciudad de Iquique.

Pero Baquedano tiene un punto negro, un lugar por el que nadie quería pasar y que ya tiene su propia historia, la de los tropiezos, caídas y torceduras, en el tramo de calle Thompson que une a Baquedano con Patricio Lynch.

En ese lugar, repleto de emprendimientos como restaurantes, negocios de abarrotes, juguerías y panaderías, las que diariamente funcionan al ritmo de los valcesitos peruanos del trío del Rimac "Los Melódicos", también era posible ver el deplorable estado en que estaban sus baldosas.

"Como a la semana la cerámica no la pudieron pulir porque iban pasando la máquina y la cerámica se iba quebrando, al final no la pudieron pulir", rememora Lorena Cantín, dueña de un negocio ubicado a mitad de cuadra, quien recuerda perfecto el momento en que hace cerca de seis años vio como "el progreso" modificaba el lugar.

"Llegó un señor con un plano y al otro día empezaron a trabajar y estaban con máquinas haciendo hoyos y al final quedó mal hecho", relata.

Similar triste remembranza tiene Pilar Durán, del restaurant Luna Plateada, la que a costa de buenos platos no ha podido luchar contra la falta de estética del lugar. "Nunca nos dijeron 'sabe vamos a hacer aquí, vamos a hacer allá', nada, y el contratista trabaja todavía en el Serviu. Llegaron y nos pusieron las baldosas. Llegaron a la semana y dijeron que había que desarmarlo todo, porque no les gustó la figura, vinieron e hicieron otra figurita y pasó una semana y se pusieron a desarmar".

Pilar cuenta que de ahí en adelante no pasó una semana cuando comenzaron a notar que sus nuevas baldosas comenzaban a quebrarse. Primero por la mitad y luego esas mitades se seguían quebrando y la gente se iba tropezando.

La calle, solo a simple vista era declarada a ojos del visitante como pasaje non grato para los tacos altos de las mujeres y enemigo público número uno de los adultos mayores que al cruzar por el lugar deberían enfrentar un campo de cráteres más parecidos a los existentes en la superficie de la luna.

Cemento

En ocasiones existe la crítica social de que los vecinos no ayudan, pero en este caso los locatarios del sector hicieron todo lo posible para al menos aminorar un problema que de una semana pasó a agudizarse con los años y tomaron acción, según cuenta el marido de Pilar Durán, quienes solicitaron la caridad de la empresa que realizó la construcción de las nuevas veredas del sector a inicios del año 2015. "Yo con mi papá y mi señora traíamos el cemento de allá en baldes para tapar los hoyos, nosotros íbamos a pedir el cemento que sobraba en las veredas y tapábamos los hoyos porque la gente se caía".

Si bien estas medidas lograron al menos mejorar en parte el ingreso a los locales de comida, igual sintieron como los turistas se hacían su propia idea de lo que ocurría.

Más de algún visitante al ver la calle pensó en la fuerza destructiva de los terremotos del 1 y 2 de abril de 2014, que habrían trizado las baldosas y hasta fotos le tomaron, sin saber que la naturaleza en este caso nada tuvo que ver, sino que fue la mano del hombre.

Tampoco faltaron los que culparon a los locatarios, algo que a Pilar Durán le duele porque sólo ella y su familia saben lo que les ha costado mantener su emprendimiento en un piso que día a día se rompía inexorablemente. "La calle está fea y mucha gente sin saber opinaba y decía es que son los locales y todos los días limpiamos y arreglamos, pero no es culpa de nosotros que la calle estuviera mala. Dios quiera que esto mejore, la única solución es que hagan un buen trabajo y no 'corten la cola' con la plata que se da para hacer los trabajos, porque esto fue un 'arreglín'. Vez que veo pasar a la persona que hizo este trabajo yo lo agarro a chuchadas", cuenta con algo de rabia, esa que viene de adentro.

Reparación

La mañana de ayer fue diferente para los locatarios, pues comenzó la reparación del lugar, esta vez por parte de funcionarios municipales, pero lo que parece a todas luces un momento feliz, al ser la solución al problema, no hizo más que revivir en los vecinos todos los fantasmas. Surgió espontánea la desconfianza.

"Estamos agradecidos del progreso pero nos pasan a llevar, porque si nos dicen 'oye vamos a arreglar', yo cierro para que lo hagan tranquilos. Hoy llegamos y estaban taladrando el suelo", cuenta Pilar, quien sirvió varios desayunos y las tazas saltaban de las mesas ante el incesante repicar de la máquina que sacaban las baldosas.

Lo mismo pensó Lorena Cantín. "Hace varios años que arreglaron esto pero la molestia va en que lo han hecho sin avisar, así como lo hicieron hoy (ayer). Otra vez llegaron sin aviso y bueno, uno está contento de que arreglen, pero no sabemos cuánto se van a demorar, un joven que vino dijo que lo iban a hacer en un día".

Consultado el municipio sobre los detalles de esta obra, mediante la unidad de Comunicaciones informaron que "los trabajos que está realizando la Municipalidad de Iquique en el sector son parte de las obras de mitigación, debido a las constantes denuncias de accidentes por parte de la comunidad".

Agregaron que la primera etapa consiste en el retiro de la baldosas, lo que inició ayer y que están en mal estado, para luego colocar adoquines similares al proyecto que se está realizando en el Paseo Baquedano.

No hubo mayor información en materia de plazos, aunque como la mayoría de las baldosas ya estaban quebradas con anterioridad, su retiro fue visiblemente rápido en la primera jornada.

Ahora los vecinos sólo esperan que la calle quede en buen estado y con ello puedan al fin recuperar uno de los sectores tradicionales del paseo Baquedano y que en el próximo verano se multipliquen los turistas y visitantes que atraídos por los valcesitos peruanos descubran este tramo, tan bello como muchos de los otros.

Los locatarios esperan que esta vez sí puedan con orgullo mirar su calle y ver como la gente la recorre, en vez de tener que ayudar a la gente a levantarse luego de tropezar.

"Como a la semana la cerámica no la pudieron pulir porque iban pasando la máquina y se iba quebrando".

Lorena Cantín, residente.

"Estamos agradecidos del progreso, pero nos pasan a llevar

Pilar Durán, residente.

"

"