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Carolina Villar: la chef que llevó papas a la huancaína a Francia

La iquiqueña salió del país hace más de 20 años emprendiendo así un camino que la llevó a recorrer Europa. Después de trabajar en todos los niveles de la hotelería se decidió por la cocina tradicional de su abuela nortina.
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Crismary Castillo Marengo

La chef Carolina Villar tiene la tez morena que caracteriza al nortino y su acento se mezcla entre los modismos chilenos y un español con acento francés. Sus manos se mueven tal como si estuvieran organizando cuáles son los ingredientes para preparar su próximo plato en la cocina de su restaurante "L' accent Latino- restro traiteur".

El local comercial está ubicado en la ciudad francesa Bourg-en-Bresse que está a medio camino entre Ginebra y Lyon y, cuando lo recuerda, Carolina sonríe porque sabe que sus comensales la esperan para saber qué menú sorpresa tendrá a su regreso a Francia.

Aprendiendo

En casa de su abuela, en Playa Brava, Carolina veía desde lejos que la cocina no sería para ella una parte esencial de su fuente de trabajo ni muchos menos algo que la llevaría a montar su emprendimiento gastronómico a kilómetros de su barrio.

"Yo no cocinaba ni un huevo. Mi abuela me obligó a cocinar porque ella era de la generación antigua. A los 11 años me animó a preparar mi primer plato y fue para toda la familia un día domingo", recordó.

Su primer plato fueron tallarines en salsa de tomate y atún. "A mí no me gustaba cocinar. Además llevaba muy buenas notas en el colegio y quería seguir estudiando. Lamentablemente no tenía los medios para ir a la universidad", relató.

Por lo anterior, a los 21 años tomó una mochila con sus cosas y se fue a recorrer el mundo.

En un principio viajó desde el norte hasta el sur de Chile y luego partió hacia España, sin embargo no consiguió compaginar sus gustos con esta nueva cultura y decidió seguir hacia Francia.

A la aventura

Sin conocer cómo era el proceso migratorio y sin saber hablar francés, Carolina decidió que lo mejor para fijar su camino en Lyon, la primera ciudad a donde llegó, era inscribirse en un curso para manejar la lengua del país galo.

Así, con su matrícula en la Alianza Francesa volvió a Chile diez meses después para tramitar su visa como estudiante y continuar con sus estudios en Francia.

"Después seguí estudiando en la universidad de Lyon el idioma francés y, para pagar mis estudios comencé a trabajar en distintas labores como niñera, dando clases de español o limpiando", contó Carolina y añadió que esto le sirvió para perfeccionar su francés.

En la cocina

Lavando platos y pelando muchos kilos de papa Carolina tuvo su primer acercamiento a una cocina. "Después comencé a trabajar como mesera. Más adelanté pasé a los hoteles y fui recepcionista. En realidad hice todo los trabajos en la línea de la hotelería y así fui evolucionando", manifestó.

El rubro hotelero fue por un largo tiempo el ambiente donde la chef iquiqueña se desarrolló como profesional hasta que un día, a falta de empleados, le tocó cocinar en el restaurante donde trabajaba.

"Yo le hacía a todas porque en verdad le hago a trabajar. Trabajé junto a grandes chefs y aproveché que Francia es conocido por ser una capital gastronómica para conocer de cerca sus platos", dijo.

Fue así como encontró en la cocina el trabajo que la acompañará en sus días ya que gracias a sus compañeros reconoció el talento que tenía para encantar el paladar de los comensales.

Gastronomía chilena

Volver a su origen fue determinante a la hora de ingeniarse una estrategia para atraer a clientes en su restaurante que abrió sus puertas hace dos años.

"En Bourg-en-Bresse la característica principal de sus restaurantes es la comida hecha en casa y esto me hizo pensar en las enseñanzas de mi abuela. Por esto quise tener mi identidad y creé L' accent Latino- restro traiteur", añadió.

Según describió lo que quiere transmitir a través de platos como los porotos, la quinua o las papas con salsa huancaína acompañados de vino chileno es su esencia como hija de una tierra que está al sur del mundo, pero que lleva en sus manos con el esfuerzo de su trabajo.

"Busqué algo bien auténtico y que se identificara con la cultura latina. Al principio tenía miedo de que no fuera a gustar pero lo logré, pese a que en un inicio los bancos ni la Cámara Chilena de Comercio creían en mí proyecto", planteó.

Fue gracias a una fundación europea que ayuda a las mujeres que Carolina consiguió un subsidio que la ayudó a montar el restaurante.

Su trabajo de lunes a domingo se organiza por etapas como ir al mercado a comprar todos los insumos, limpiar y lavar platos, cocinar y atender público.

"Compré sillas usadas y yo misma las pinté. En el primer año fue más difícil porque yo hacía todo en el restaurante pero ya en el segundo pude contratar a una ayudante", comentó.

En cuanto a cómo le hace para convencer a sus clientes de los platos chilenos Carolina dijo que lo primero que hace es conversar con ellos explicándole el origen de esa comida. "Vendemos un menú diario que es sorpresa porque lo voy cambiando y no se repite en la semana. Además ofrecemos banquetería y clases de cocina para niños porque así como mi abuela me enseñó, yo quiero transmitirlo", cerró.

"Yo le hacía a todas porque en verdad le hago a trabajar. "

Carolina Villar, chef

"Quise tener mi identidad y creé L' accent Latino- restro traiteur.

Carolina Villar, sobre cómo llevó la comida tradicional chilena a Francia.

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