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El valor de la vida humana

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A los valores diarios tan requeridos como el precio de la UF, del Dólar, UTM, IVP, bencina, etc., desde ayer se agregó uno nuevo, el valor de una vida humana, al menos ayer era de $2.250.615, el cual fue determinado en sesión del Caso Tsunami.


Frenesí legislativo

¡Qué frenesí legislativo en diciembre del año pasado y en enero de éste, para sacar adelante, antes de "el receso" del Congreso, proyectos de ley comprometidos en el programa de gobierno, para decir cumplimos o estamos cumpliendo! Si hasta hay uno que pretende eliminarlo para estar a la par con los Poderes Ejecutivo y Judicial, y así darle un "tranquilein-yon-uein" a la familia de la mandante señora Juanita.

Ahora se nos viene otro "pro 21 de mayo", no por la gesta de Prat, precisamente, sino por la esperada "Cuenta Pública" de nuestra Presidenta Michelle Bachelet, que por cierto, amén de referirse a "el término de la obra gruesa" de su gobierno "bis", contemplará rimbombantes anuncios de política social en este año de elecciones municipales, antesala de las parlamentarias y presidencial del 2017, cuando vuelva a hacerse patente la preocupación de nuestra auto-desprestigiada clase política por el descontento de "la doña", que reclama por todo en el metro cuadrado de "su pobla", pero a la hora de "los quiubos" no va a sufragar, por flojera o comodidad: abstención, vota por los mismos apernados de siempre.

¿Habría similar frenesí legislativo, antes de las municipales, y pensando en el futuro, para: a) Establecer que "residencia", como requisito para los candidatos a diputado, no es otra cosa que el domicilio particular, privado, en donde se vive, se tiene la morada habitual personal y/o familiar, que debe estar en el distrito electoral por el cual se postula, no aceptándose, por ende, el domicilio profesional o laboral, o político, entendiéndose este último como el "domicilio electoral" registrado en el Servel, para sufragar en un distrito distinto al de su residencia por razones partidistas. Re-establecer el requisito de "residencia" para los candidatos al Senado; c) Reducir de ocho a cuatro años el período senatorial; d) Equiparados los períodos "diputacional" y senatorial a cuatro años, limitar la re-elección a dos períodos, completando tres consecutivos con el que se está ejerciendo.; e) Establecer la re-elección presidencial sólo por un período; f) Dedicación exclusiva para los cargos de diputados y senadores. ¡Nica! No se oye, padre, porque no les conviene, pero leen y como que hacen suyas estas sugerencias desde el estado llano, aunque no prosperen. ¡No hay de qué!

Luis Enrique Soler Milla.

Jorge Saavedra Moena.