Falleció el Presidente Aylwin. El único entre los ex mandatarios desde el retorno a la democracia que el pueblo siempre lo nombró de ese modo: ¡Presidente Aylwin! Demostrando con ello el respeto que le tuvieron aunque no compartieran sus ideas políticas.
Considerado el líder de la transición, una transición que todavía no sabemos si ha concluido, pues no hemos cambiado la Constitución de 1980. Tarea que debieron haber realizado los gobiernos posteriores al suyo. El Gobierno de Patricio Aylwin era en principio tan solo un frágil puente entre la dictadura y la democracia, un gobierno "en la medida de lo posible", con un periodo breve de cuatro años que sería recordado supuestamente por ser solo un eslabón de una cadena que habría de fortalecerse con el tiempo con más democracia y transparencia. Sin embargo, han transcurrido otros cinco gobiernos y -en vez de ser obnubilada- la imagen de Patricio Aylwin se vuelve más notoria y significativa, especialmente cuando somos testigos de una creciente corrupción entre el dinero y la política. Si algo caracterizó a este Presidente fue la humildad, la honestidad y el carácter republicano de su quehacer político.
Se han levantado voces que critican su comportamiento durante el Gobierno de la Unidad Popular y gran parte de la dictadura. Considero que su actuación durante la transición y su compromiso posterior con los derechos humanos, expresado en el Informe Rettig, sin duda, le redimieron. No olvidemos que su candidatura fue apoyada por comunistas y liberales, y no solamente por democratacristianos, radicales y socialistas. Posiblemente, nunca volveremos a presenciar una convicción tan compartida en torno a un personaje.
Que hubo otros líderes de la Democracia Cristiana que tuvieron un papel político más activo y decisivo durante la dictadura en comparación con él, no cabe la menor duda, empero él fue quien estuvo en el momento justo y ejerció un liderazgo inclusivo. Por ello, su figura está en transición porque parece que seguirá creciendo en la Historia de Chile.
Con dolor presenciamos a figuras que tuvieron un papel relevante de oposición a la dictadura, perdidas en el laberinto forjado por esa alianza espuria entre el dinero y la política, y otras transformadas en voceras del individualismo compulsivo que surgió en esos aciagos años ochenta. Por ello, Patricio Aylwin, seguirá representando una esperanza para las nuevas generaciones como la que sentimos ese día en que Gabriel Valdés Subercaseaux le invistió como Presidente de Chile.
"su figura está en transición porque parece que seguirá creciendo en la Historia de Chile".
Sergio González G.,, Premio Nacional de Historia 2014