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El arte de vivir una segunda juventud a través del yoga

Vecinos de Villa Magisterio consiguieron gracias a esta disciplina un lugar para compartir nuevas experiencias. Nancy Arellano es una de estas personas que se sobrepuso a una depresión luego de comenzar a practicar yoga.
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Crismary Castillo Marengo

Nancy Arellano tiene 73 años. Su estatura no sobrepasa el 1,50 metros y su cabello toca el suelo cuando, apoyada en sus brazos y mirando el mundo al revés, hace la "Shirshasana" o postura sobre la cabeza al practicar yoga.

Desde hace dos años la vida para Nancy cambió de forma radical cuando su esposo falleció y ella no sabía cómo enfrentarse a esta pérdida familiar hasta que conoció el yoga.

"Íbamos a cumplir 50 años de casados. Mi esposo era un hombre maravilloso y me dio una vida feliz. Cuando se fue yo pensé: '¿me quedo en la casa llorando o salgo para seguir con mi vida y no darle problemas a mis hijos?'", recuerda.

Así, cada sábado desde las 9 hasta las 11 de la mañana su cuerpo entra en nuevas sensaciones porque ella junto a un grupo de personas de diversas edades llegan hasta la cancha deportiva de Villa Magisterio para practicar yoga, como parte del programa "Mens sana in corpore sano", de la Unión Comunal Siglo XXI y que es financiado con el 2% del Fondo de Cultura y Deporte del Gobierno Regional.

"Para mí es una terapia súper buena. Yo tengo 73 años y el yoga cambió mi vida positivamente. Yo era una persona con problemas de déficit atencional y he mejorado considerablemente esto", describe mientras se toma un descanso antes de continuar con su clase.

Meditación

Para Nancy una de las principales herramientas que le brinda el yoga es la meditación y con esto, su paz interior se mantiene en equilibrio.

"Me ayuda a que las cosas me reboten y que los problemas no me afecten. Me siento feliz con el mundo. Yo recomiendo la práctica de yoga a todos, especialmente a la gente mayor", cuenta Nancy y añade que en más de un año de clases ha visto un gran avance en su desarrollo como persona y en su relación con el mundo exterior.

"También he perdido los miedos. Antes yo tenía miedo a todo. Hay que ser perseverante y venir a cada clase si uno quiere obtener algo bueno", manifiesta Nancy.

Según plantea en esta etapa de su vida en la que pensaba que ya no tenía con qué seguir, comenzó otra juventud que disfruta junto a sus hijos y nuevos amigos.

En familia

Para los pequeños hermanos Campos Valenzuela llegar a casa después del yoga significa algo muy importante los sábados: su mamá, Daniela, no los reta. Si bien al principio no les gustaba mucho la idea de despertar un sábado temprano, ahora disfrutan de este tiempo juntos.

Sofía, la menor de la familia, tiene nueve años y explica que para ella es muy bueno.

"Además, cuando termina la clase mi mamá llega a la casa relajada y todos estamos tranquilos", dice mientras que su hermano Cristián comenta que a sus 13 años le resulta importante practicar deporte para mantenerse saludable.

Por su parte, su mamá explica que entre la semana no alcanzan a llegar y por esto prefieren el sábado para ir al yoga. "Venimos desde hace tres meses. Es muy buena experiencia como familia porque nos desestresa, salimos de la rutina y así ellos aprenden a hacer ejercicios y a llevar una vida sana", expresa.

Yoga para la ciudad

Hay diversas prácticas físicas de yoga, en algunas no sobresalen la meditación, silencio, oración y respiración, según explica el maestro de las clases, Rodolfo Silva.

"Con distintos asesoramientos técnicos decidimos incorporar un profesor de educación física. Así, para hacerle más llevadera la actividad a la persona, damos como el caso lo amerite, baile entretenido, gimnasia y gimnasia focalizada", especifica.

La clase se desarrolla con lo anterior, además de caminatas, ejercicios cardiovasculares y siempre una hora completa de yoga.

"Lo que sucede con el yoga es que hace la parte regenerativa, elongación y cuidado de las articulaciones y de la columna vertebral. Por eso las personas vuelven a las clases porque no hay dolor físico ni lesiones", cuenta.

El maestro de yoga describe que la idea no es que la persona esté una hora transpirando con ejercicios sin descanso, sino una clase pausada para que en cada jornada se haga atractiva la próxima clase.

"En vez de tener un resultado en cuatro semanas, nosotros lo tenemos en cuatro meses. Acá las personas no se van, se quedan", asegura el profesor.

Programa

El programa "Mens sana in corpore sano" llega hasta distintas poblaciones de norte a sur en Iquique y abarca a 150 vecinos en promedio.

"Como este es un programa de cinco o seis meses alcanzamos a llegar hasta las 2.500 personas en toda la ciudad. Independiente hasta donde nos alcance el financiamiento, nosotros seguimos con el programa porque es una labor social", dice el maestro de yoga.

Sobre cómo se inicia esta iniciativa, Silva recuerda que luego del terremoto en abril del 2014 en Iquique, muchas personas estaban estresadas y no sabían cómo canalizar sus emociones después de un suceso traumático.

"El programa se abrió hace dos años muy tímidamente. Salimos a recorrer más de 15 organizaciones sociales y se interesaron varias juntas vecinales y hoy seguimos", refiere Silva.

Las personas que llegaron a las primeras clases comenzaron a hacer yoga en sillas pero actualmente cuentan con el equipamiento para desarrollar las actividades deportivas en esta cancha.

"Partimos con adultos mayores en crisis y ya tenemos un grupo sólido. Entre nuestros principales resultados es que ahora hasta se formó un club integral de yoga con alumnos de acá y esto es muy gratificante", enfatiza.

Las clases en la cancha de Villa Magisterio, que está ubicada en calle Rancagua con Playa El Águila, se realizan los días miércoles de 19 a 21 horas y los sábados de 9 a 11 horas y son abiertas y gratuitas para toda la comunidad.

"Para mí es una terapia súper buena. Yo tengo 73 años y el yoga cambió mi vida positivamente".

Nancy Arellano,

sobre cómo el yoga beneficia su vida.

"Es muy buena experiencia como familia porque nos desestresa, salimos de la rutina y así ellos aprenden a hacer ejercicios".

Daniela Valenzuela,, sobre por qué va a yoga junto a sus dos hijos pequeños.