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Iquique cuenta con sus tres primeras suboficiales mayores

Las carabineras Johanna Díaz, Lisette Arellano y Roxana Bustos ascienden hoy al rango de suboficiales mayores en la Primera Comisaría de Iquique en una ceremonia que las llena de orgullo y satisfacción tras 29 años de servicio.
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Crismary Castillo Marengo

Johanna Díaz tenía 18 años cuando postuló para ser parte de quienes velan por la seguridad de todos los hogares del país: Carabineros de Chile.

Según recuerda, su papá supo del interés de su hija por pertenecer a la institución y que hoy, 29 años después, le entrega a Johanna la satisfacción de ser una de las tres mujeres que en la Primera Comisaría de Iquique es ascendida suboficial mayor.

"Desde pequeña me interesó conocer cómo funcionaba Carabineros, sus procedimientos y las satisfaciones que esta profesión le traía a mi padre"; manifiesta Díaz, quien añade que siendo su papá carabinero, ella no se animó a contarle de sus intenciones.

Su padre nunca pensó que a ella le gustaba tanto la institución como para animarse a postular, incluso sin su permiso.

"Aproveché un viaje que mi padre tenía que hacer a Santiago y fui a la comisaría donde él trabajaba y hablé con uno de sus compañeros y me dijo que justamente estaba haciendo el listado de postulantes y que me incluiría al final", dice.

Así, con el gran paso inicial, para Díaz solo restaba ser aceptada en Carabineros en un tiempo en el que las oportunidades para las mujeres eran menores, ya que solo se abrían 60 cupos en todo el país.

"Llegaron a mi casa para notificarme y quien salió a recibir al carabinero fue mi papá. Él no tenía idea de qué estaba pasando y por qué me buscaban a mí", cuenta Díaz.

Lo que vino después fue el asombro de su padre por la astucia de su hija al postular en secreto a la Escuela de Formación de Carabineros.

"El me dijo: 'si quedas lo haces por tu propio mérito y esfuerzo y sino, Dios sabrá porque es así'. De modo que comencé mi formación y hoy me siento orgullosa de este ascenso a suboficial mayor", asegura Díaz.

En servicio

No fue fácil para la suboficial Díaz enfrentar su primer servicio ya que le tocó trabajar justamente en la misma división de su papá.

"Fue para el Festival de Viña del Mar. Mi padre se sintió muy orgulloso y me brindó su apoyo en este primer servicio. Yo estaba muy nerviosa porque es una función muy importante dirigir el tránsito y un mal movimiento mío podría ocasionar algún accidente", explica.

Según recuerda era muy grande la emoción de llevar el uniforme por primera vez en un servicio oficial y hoy que será su ceremonia de ascenso, lleva con más orgullo junto a otras dos compañeras.

"Esta es la primera vez que tres mujeres de la misma unidad llegan a este grado de suboficial mayor", plantea.

Desde santiago

Además del grado, un hecho que mantiene unidas a estas tres nuevas suboficiales mayores es que ingresaron en la misma fecha y en el mismo lugar: el 1 de junio de 1976.

"Desde esa fecha no nos habíamos visto sino hasta hace cuatro años acá en Iquique", refiere la suboficial mayor Lissette Arellano, quien recuerda que la importancia de ser mujer en una institución como Carabineros, es el camino que las tres abrieron para las nuevas generaciones.

"De hecho, hace siete años que no entraban mujeres para esa fecha porque los cupos eran muy limitados. En ese entonces postularon dos mil mujeres y solo habían aproximadamente sesenta cupos y ahí entramos nosotras", comenta.

En su opinión, el rol de la mujer se ha incorporado muy bien dentro de la institución, como por ejemplo, en las unidades motorizadas y el Gope.

"Antes la comunidad veía a las mujeres carabineros solo fiscalizando el tránsito o atendiendo a menores, pero no de motoristas. Fuimos dando una lucha y gracias a nosotras, ya todo esto ha cambiado", expone la sub oficial mayor.

Nueva etapa

Roxana Bustos también será hoy ascendida a suboficial mayor de la Primera Comisaría de Iquique. Para ella y sus otras dos colegas, la vida que se viene será para compartir todo lo que no han podido durante estos 29 años de servicio a una institución que agradecen todos sus logros profesionales. "Al principio el desafío era salir de las casas de nuestros padres porque éramos las tres lolas. Fuimos creciendo y madurando como mujeres, hijas y madres", dice.

A su parecer, el nuevo desafío que les espera es dejar de ser carabineras ya que luego del ascenso, en un año vendrá el retiro y es un proceso de meses el que deben hacer.

"No cualquiera es carabinera y esto lo digo con mucho orgullo. Tu año tras año vas postergando cosas porque pasas más tiempo en el cuartel policial. Creo que hoy día es más difícil ser carabinero", manifiesta.

Finalmente la suboficial mayor reflexiona sobre la enseñanza que esta profesión le deja a su vida.

"Está eso de inyectarse con la energía de saber que siempre podemos y esto lo aplicamos en todos los ámbitos de nuestra vida", concluye.

"En ese entonces postularon dos mil mujeres y solo habían aproximadamente sesenta cupos.

Lisette Arellano, sub oficial mayor de la Primera Comisaría de Iquique.

"Al principio el desafío era salir de las casas de nuestros padres

Roxana Bustos, sub oficial mayor

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