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Clases de zumba enfrentan a los vecinos de Granaderos

En reiteradas ocasiones las asistentes deben dejar de hacer los ejercicios por temor a ser golpeadas.
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Crismary Castillo Marengo

Un grupo de más de 15 mujeres que practican baile entretenido en la sede de la junta vecinal Granaderos acusó estar recibiendo piedras durante sus ejercicios por parte de vecinos que con exactitud no pueden identificar. El hecho sería repetitivo y sucedería en el horario de su clase, de 21 a 22 horas los lunes, miércoles y viernes.

La situación se tornó peligrosa para las participantes de la actividad, ya que deben cambiarse de lugar dentro de la sede y su tranquilidad es amenazada ante la incertidumbre de si recibirán o no una pedrada.

Así lo aseguró la presidenta de la junta vecinal Regina Vera, quien explicó que el temor que todas tienen es que se provoque algún accidente grave al recibir un golpe y los ataques tendrían origen en que hay personas a las que les molesta el ruido que emiten durante la actividad.

Si bien lo ideal sería que existiera mayor tolerancia o buscar una vía de solución, las vecinas plantean derechamente algo más radical. "Estamos viendo cómo nosotros resolvemos esto porque la solución sería poner una malla y que si tiran piedras, éstas reboten y así no le llega a nadie", señaló Vera.

Por su parte, Dora Jiménez, quien practica los ejercicios cada noche, dijo que la clase no se desarrolla de forma normal ya que están intranquilas. "Estamos aquí desde hace dos años y esto comenzó a ocurrir hace poco", refirió y declaró que tienen cierta certeza de la identidad de los responsables, quienes residen en el sector y explicó que su deseo es que la municipalidad pueda ayudar en la compra de esta malla para cubrirse de las piedras.

"Prometen y no vienen, así que vamos a esperar a ver qué pasa. No sé si están esperando que haya un accidente y así ayuden", aseveró Jiménez, quien planteó que como grupo les ha pasado que cuando alguien ha sido agredido, ya no regresa a la clases. "Andamos cambiándonos de lugar dentro de la sede para que no nos caigan piedras".

En tanto, José Ignacio Valencia, vecino de la sede contó que si bien su casa está en un tercer piso, cuando escucha el ruido cierra las ventas y no le molesta la música. "Hay veces en que sí le suben un poco el volumen. El horario que tienen no molesta el sueño. Yo tengo un local comercial justo al lado y aquí ni se escucha; tienes que salir a la calle para escuchar la música", describió Valencia.

Otro de los vecinos, expresó que no está de acuerdo con que les tiren piedras a quienes asisten, ya que hay niños y adultos mayores en el lugar y que si bien a veces el ruido es alto, el baile es una entretención para los pobladores. "Meten bulla pero es una hora nada más. Yo creo que podría solucionarse si cambian el horario, pero la verdad es que no creo que con piedras se arregle. También les han tirado basura y esa no es la forma de vivir como vecinos", dijo.

La voz de las afectadas


Marcia Caruncho, profesora.

"Es peligroso porque la gente está bailando y tenemos que parar a veces. Haciendo actividad física es más peligroso un accidente".


Ximena Gatica, vecina.

"El otro día estaba bailando y llegó una piedra grande a una niña. Las piedras caen con fuerza y a veces vienen grandes".


Agustina Romero, vecina.

"He venido en dos oportunidades y las dos veces han lanzando piedras. No nos dejan tranquilas. Uno viene a relajarse y no es así".