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Profesor rural relata sus 27 años haciendo clases en Colchane

Mauricio González plantea muchas ideas y desafíos para su pequeño pero fiel alumnado.
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Mariela Cabello Venegas.

Mientras estaba haciendo el Servicio Militar en Santiago en 1982 salió seleccionado para estudiar pedagogía en educación básica en la Universidad de Tarapacá. "El primer día me senté al lado de mi compañera, que ahora es mi señora, y los dos queríamos ser profesores rurales. Y se nos dio la oportunidad y la tomamos porque sentíamos que íbamos a ser útiles aquí", recuerda.

Así comienza la historia de Mauricio González, profesor rural hace 27 años en la comuna de Colchane, de los cuales, los últimos tres los ha pasado impartiendo clases de ciencias en la escuela de Cariquima. Tiene una sola alumna, sin embargo también apoya las labores de otros cursos en lo que se refiere a ciencias.

El colegio tiene 6 alumnos y pese a que se rigen por los lineamientos del Ministerio de Educación la forma de hacer las clases es distinta, ya que según él mismo las califica como "entretenidas y prácticas".

"En la ciudad hay una ferretería, una librería, aquí te las tienes que ingeniar. Los experimentos tienen que ser prácticos. Por ejemplo cómo hacer cloro con una batería y agua con sal. Hacemos cloro porque no tenemos cloro para el baño, entonces lo hacemos nosotros. Hacer jabones a partir de la grasa del llamo y también los apoderados lo aprecian y así no siendo aymara con el tiempo uno se ha ido haciendo un espacio dentro de las comunidades", asevera.

Otra de las actividades que menciona son los campamentos de astronomía, para lo cual han establecido redes de apoyo con organizaciones incluso europeas.

"Han venido científicos acá a apoyarnos y para los chicos es maravilloso. Hemos hecho contacto con gente de Ecuador, calculamos el radio de la Tierra. Estos chiquititos se contactaron con compañeritos de Ecuador y mandaron información que necesitaban para medir el radio de la Tierra, igual como lo hizo Eratóstenes en el año 500", dice.

De la misma manera, establecieron contacto con alumnos de Brasil, pues participan en el programa Enlace, por lo que cuentan con computadores con internet. "Eso nos ha permitido salir del país con experiencias significativas. Ellos no van a olvidar cuando se comunicaron a media lengua con sus compañeritos de Brasil o cuando vino un científico y nos regaló un tremendo telescopio, y nosotros fuimos a otras escuelas que están lejos y que tienen un alumno. Eso es lindo porque lo haces en tu tiempo libre y te da una satisfacción, que es lo que me hace permanecer 27 años", confiesa.

Además de su labor docente con los niños, ha realizado programas de regularización de estudios de adultos, alfabetización social y un proyecto de radio escolar, que "es un proyecto que estamos impulsando 20 años. Creemos que es una necesidad, la queremos ocupar transmitiendo módulos de aprendizaje y poder llegar a cubrir esos poblados lejanos, donde hay abuelitos que aprendieron y por desuso se transformaron nuevamente en analfabetos, porque no practicaron la lectoescritura".

Factor migratorio

El profesor comenta que uno de los problemas de las escuelas es el factor migratorio que se veía venir hace 27 años. "Cuando yo trabajé aquí hace 8 años, esta escuela tenía 20 alumnos y ahora tiene 6 y no sabemos si el próximo año tendremos alumnos", afirma.

Para González el factor migratorio no tiene relación con la existencia de escuelas, sino que con la ausencia de fuentes laborales. "Como profesores no podemos crear fuentes laborales, yo creo que la educación sí es un factor de movilidad social. Y cuando nuestros alumnos llegan a estos niveles, no vuelven. Tengo varios alumnos profesionales y no vuelven aquí porque no tienen dónde trabajar. Otros se van porque tienen más opciones en la ciudad y mucha de esa gente va a formar los cordones de pobreza que hay alrededor de Alto Hospicio", expone.

De hecho comenta que en Colchane se creó un liceo con la esperanza de retener la migración "y la ha demorado, pero no la detiene. Y eso crea un factor geopolítico porque la gente en los pueblos de cierta forma podía informar las cosas que pasaban. A veces tenemos militares bolivianos que cruzan la frontera, y la gente de los pueblos ya no está, entonces estos militares van adentrándose más en esta comuna", asegura.

La labor del ejército

González también aprovecha de resaltar la importancia del Ejército de Chile en poblados como Cariquima, puesto que se vive con cierta incomodidad y temor. "Por eso es tan importante la presencia de militares, porque Carabineros tiene toda la voluntad, pero son pocos para una frontera tan grande. Tú ves que la comunidad como está, han sido muy bienvenidos acá", expresa.

Para González este poblado y en general la comuna, ha estado alejado de la voluntad del Gobierno Regional para "tomar consciencia de que aquí hay chilenos que están haciendo patria y que necesitan una mano. Hace tiempo que necesitamos el tema de la luz eléctrica, pero han sido muy mezquinos porque han venido a Puchuldiza para ver si se pueden llevar luz eléctrica de la geotermia a Iquique, pero no han pensado en la necesidad de energizar esta zona fronteriza del país que se está despoblando".

Por otra parte, González también reclama la falta de apoyo de las universidades locales para su trabajo con los alumnos. "Yo veo más apoyo en extranjeros que en chilenos, y yo les hago un llamado. Los necesitamos", dice.

La radio

Uno de sus sueños que está a punto de hacerse realidad, es el funcionamiento de una radio para Cariquima, para hacer clases. "Vine acá, pero mi radio falló, se nos quemó, no fui bien escuchado, pero mis amigos del Ejército me ayudaron y quedó en buenas condiciones para funcionar".

La idea de González es transmitir módulos de 15 días, porque cada 15 días hay ferias, y los pobladores podrían dejar en el buzón las tareas "y nosotros vamos animando y guiando por radio con música en lengua aymara y en español", comenta entusiasta.

El material está casi listo, pues su esposa trabajó en textos elaborados para trabajar en contexto aymara. "Queremos darles conocimientos significativos y eso quiere decir que tenemos que hablar de lo que la gente sabe", añade.

Además deben ser muy pragmáticos, porque los aymaras lo son. "Yo aprendo lo que me sirve", asevera.

La idea de González es llegar a Chijo y a Colchane si es que se puede, pues la radio va a ayudar tanto al colegio como a la comunidad. Consultado si seguirá como profesor rural, González puntualiza. "Cuando se nos acaben las ideas, ahí nos tendremos que ir, pero eso no ha pasado todavía".

"Han venido científicos acá a apoyarnos y para los chicos es maravilloso".

Mauricio González