Un Cristo entre dos pueblos: el singular conflicto de Sipiza y Mocha
Del baúl de los recuerdos, el historiador Mario Zolezzi relató lo ocurrido entre ambos pueblos, donde una imagen, la ambición de un sacerdote y el dinero del diezmo pudo generar una catástrofe.
El pasado 23 de abril había ambiente de fiesta en Sipiza. El Ministerio de Obras Públicas reinaugurada la iglesia del pueblo, la que quedó virtualmente en el suelo tras el violento terremoto del año 2005 que devastó este tipo de templos y otras antiquísimas construcciones del interior de la región.
Entre tanta alegría, el historiador Mario Zolezzi devela que pocos recuerdan que en dicho templo y el de Mocha, el que también fue restaurado y que deberá volver a ser intervenido a fines de este año por el MOP, tras sufrir grietas por los movimientos telúricos del año 2014, estuvo cerca el derramamiento de sangre.
"Un año muy difícil para el país fue el de 1898. La delicada situación económica se veía agravada con los cuantiosos gastos en armamentos y elementos bélicos por la cuestión limítrofe con Argentina. Se temía un inminente estallido de la guerra. El debilitado régimen del patrón oro quedó perturbado con los rumores de que se iba a volver al papel moneda de curso forzoso", sitúa Zolezzi, quien agrega que tal noticia del ámbito económico generó en ese entonces "pánico" en los depositantes. "Se decretó feriado bancario por cuatro días y que se dictaran las leyes de moratoria por 30 días, la que autorizó la emisión de 50 millones de pesos fiscales de curso forzoso" explica.
La situación económica motivó entonces que en Tarapacá las casas comerciales y salitreras emitieron vales provisorios ante la escasez de circulantes, pero no fue lo único, pues en el interior otros problemas comenzaron a gestarse. "En la sierra surgió un conflicto por la negativa de los pobladores de Mocha y Huaviña a pagar los diezmos y primicias al cura de la jurisdicción alegando que se haya acogido la ley de Moratoria. Los lugareños de Sipiza se ofendieron ante esa actitud y se apoderaron de la imagen del Cristo de la iglesia de Mocha y la llevaron a la de Sipiza. Había comenzado un conflicto que puso en pie de guerra a los habitantes de Mocha con el apoyo de los de Huaviña contra Sipiza".
El curita
El historiador detalla que un informe oficial peruano del año 1874 sobre el distrito de Sibaya señalaba que "La feria que tiene lugar en Sipiza cada año en Pascua del Espíritu Santo es tan insignificante como el pueblecito, la población topográfica de este la más inadecuada posible para fomentar una feria, llamando mayor concurso, da mérito para creen su próxima muerte".
El informe no deja de ser relevante en la historia pues el documento en resumen agregaba que el ya mencionado cura, origen de todo el conflicto, mantenía un conveniente buen pasar. "Tiene todos los años dos o tres mil soles más sobre sus rentas naturales, tal es el número de misas que este santo sacerdote se hace pagar con los pobres indios que vienen de largas distancias a ver las aflicciones de aquel crucificado".
Zolezzi precisa que el informe considera al cura de inmoral y abusivo, al punto que incluso menciona que el sacerdote tenía una "devoradora ambición y una "fecundidad asombrosa para inventar milagros, procesiones y fiestas". El distrito contaba con templos en Sibaya, Limaxiña, Usmagama, Sipiza, Huasquiña y Mocha, todos a cargo de ese sacerdote.
En octubre de 1898, Tarapacá ya bajo soberanía de Chile, se convirtió en Provincia que quedó dividida en dos departamentos: el de Tarapacá y el de Pisagua. Sipiza formó parte del primer departamento. Al año siguiente la provincia se subdividió en subdelegaciones. Sipiza pasó a depender de la subdelegación número 11 (rural) de Tarapacá.
Estalla el conflicto
Fue entonces cuando la tranquilidad de la subdelegación de Tarapacá se vio interrumpida en el crítico año 1898. Un diario iquiqueño de principio de agosto fue el que dio la noticia. "Un Cristo entre dos pueblos", que se refiere a los sucesos ocurridos recientemente en la serranía tarapaqueña.
"Sucedió que los lugareños de Mocha y Huaviña, ya sea con motivo de la crisis monetaria, ya que se hayan acogido a la ley Moratoria, se negaron a pagar los diezmos y primicias debido al cura de Tarapacá" y esta negativa fue considerada por los fieles como síntoma peligroso contra la religión y el pastor de almas declaró a los pueblos rebeldes absolutamente dejados de la mano de Dios", relata Zolezzi.
Con esta singular declaración del sacerdote, la osada actitud de los pobladores de Mocha y Huaviña fue condenada duramente por los de Sipiza, donde los ánimos se exaltaron a tal extremo que se resolvió organizar una "cruzada" para castigar a los rebeldes de Mocha, arrebatándoles la imagen de Cristo que se encontraba en su iglesia. "La misión se cumplió exitosamente. El trofeo fue llevado y colocado victoriosamente en la iglesia de Sibaya", dice Zolezzi según registra el diario local.
El asalto y robo del Cristo de Mocha dejó totalmente sorprendidos a los habitantes de la localidad y como es lógico, para la época, en medio de su indignación acordaron una alianza con Huaviña para asaltar Sipiza y recuperar la imagen del Cristo. "Ya el asalto estaba listo cuando alguien propuso el arbitraje como medio supremo de evitar derramamiento de sangre", agrega el matutino de Iquique que el historiador conserva.
Ese "alguien", no hizo más que evitar un enfrentamiento de proporciones entre estos pueblos del interior, pues la recuperación de esa imagen del Cristo no sería más que una contienda que pudo ser histórica en la región entre tres localidades profundamente religiosas hasta nuestros días y que finalmente resolvió, o al menos se intentó resolver la justicia ordinaria. Así el destino del Cristo de Mocha quedaba en la jurisdicción del Juzgado de Turno de Iquique. "El diario iquiqueño termina expresando: 'El litigio es difícil porque la ley no dice si tienen o no derecho a conservar en su poder las imágenes religiosas los que no pagan diezmos y primicias'. En el fondo se trataba de un asunto de naturaleza religiosa. Más que un juez de la justicia ordinaria, esta cuestión correspondía a ser visto por el Vicario Apostólico de Tarapacá" puntualiza Mario Zolezzi.
Qué pasó finalmente con el Cristo de Mocha. Esa es otra historia.
"La misión se cumplió exitosamente. El trofeo fue llevado y colocado en la iglesia de Sibaya"
Mario Zolezzi, hitoriador iquiqueño.