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Los desafíos y alegrías de ser una "súper mamá"

Cuatro testimonios de mujeres que dan el todo por sus hijos y que disfrutan la dicha de ser madres.
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Crismary Castillo Marengo

El apellido que lleva Gilda es Guerrero, el que en su caso pasa a ser idóneo cuando se trata de describir lo que ella hace por sus hijos, ya que más que un guerrero, ella es una guerrera iquiqueña desde hace cuatro años, cuando a su pequeño Yermil le diagnosticaron Distrofia Muscular, una enfermedad que causa debilidad y degeneración progresivas de los músculos esqueléticos usados durante el movimiento voluntario.

Para Gilda la vida cambió, sí, sólo que ahora el mundo que ella construye, según describió, es para ver a su hijo feliz. Sin embargo, esta reflexión llegó luego de varios años en el que su propio mundo no entendía porqué su pequeño sufre esta enfermedad.

"Nunca imaginé un diagnóstico tan severo. Yo empecé a buscar cualquier ayuda e incluso fuimos a Tacna porque aquí todos los doctores me decían que él estaba bien y que no tenía ningún problema", recordó Gilda.

Como madre, el corazón de Gilda le decía que algo le estaba pasando a su hijo al ver que él no se comportaba como los otros niños.

"Yo no encontraba una salida, teniendo a toda mi familia alrededor yo me sentía sola. Estuve así tres años. Envié correos a Cuba, busqué a monjes tibetanos, hice de todo y cuando me di cuenta que ya no se podía más fue el dolor más duro que yo he sentido", describió.

Un nuevo mundo

Todo mejoró cuando un día Gilda decidió no llorar más y su hijo le dijo: "Mamá, dile a ese dios tuyo que yo no quiero verte llorar más".

"Desde ese día no me pregunté más 'por qué a mí', sino que comencé a pensar que si Dios había puesto a este angelito a mi lado, yo tengo que hacerlo feliz", manifestó.

Así, junto a su esposo y a su hijo menor, Gilda reconstruye su vida para brindarle a Yermil todo lo que está en sus manos para verlo tranquilo, pese a las dificultades que les toca vivir.

"No soy la mujer fuerte que todos creen, pero sí puedo serlo. Muchas veces no me levanto de buen humor y peleo con todos. Pero como familia vamos creciendo y saliendo adelante", reflexionó.

Siempre de frente

Angelina Viza es una madre emprendedora que volcó todo su amor por sus hijos estableciéndose como una mujer que tiene su propio negocio de productos ecoamigables para niños.

Verla en su mesa de trabajo en las distintas ferias o showrooms de la ciudad es encontrarse también con la pequeña Simona, su hija que este mes cumple su primer año y que la acompaña a todos los lugares.

Mientras ella conversaba sobre cómo se inició en el 2014 con su emprendimiento, Simona sonreía cargada en sus brazos e intentaba tocar todos los botones de la grabadora.

"Nunca he sido de estar en casa sólo cuidando a los hijos, así que aprendí a hacer cojines de lactancia y cobertores de cunas. Mi abuelita cocía y de ella fui aprendiendo. Todo ha sido de forma autodidacta", contó.

Simona la acompaña desde que tenía cuatro meses a los eventos y por ello, el primer día que esto sucedió Angelina lo recuerda con especial agrado.

"La gente siempre es muy comprensiva y si por ejemplo, ella llora un poco, los clientes me esperan", refirió Angelina y agregó que en general cuando Simona anda haciendo "locuras" en algún lugar, los demás compañeros del negocio la cuidan ya que trabajan de forma respetuosa y colaborativa.

¿arepa o hallulla?

María Victoria Guzmán llegó a Iquique cuando tenía apenas un año acompañada de sus papás, María José y Anniel, dejando atrás su natal Puerto La Cruz, en Venezuela.

"A mí me tocó trabajar desde que llegué. A María Victoria le tocó entrar sola al jardín infantil y ella, a su manera, se enfrentó muy bien al cambio ya que por ejemplo, en vez de mamadera, ella quería el tetero y quien la cuidaba no entendía que en Venezuela así le llamamos a la mamadera", aseguró María José Córdova.

Según recordó, lo más complicado de criar a un hijo en otro país es que, por ejemplo, no conocían del todo las fechas patrias o los disfraces típicos de Chile.

"Lo bueno fue que ella comenzó a estudiar desde pequeña aquí y eso ayudó mucho en su adaptación. Es más difícil cuando llegan más grandes ya que son sistemas educativos muy distintos", planteó.

Sobre cómo siembra las raíces caribeñas en su hija de ocho años, María José describió que se trata de que comparta con lo que realmente es su naturaleza.

"Ella tiene que saber de dónde viene. Al principio comía ocumo, yuca y plátano, después era papa, pan. Entonces yo comencé darle arepas y ahora ella sigue comiendo sin dejar de lado su cultura", dijo y añadió que cuando su hija se comunica con sus abuelos en Venezuela les pide la bendición porque esa es la costumbre allá.

"Ahora espero a mi segundo bebé que nacerá chileno. No importa dónde el niño nazca, siempre sus papás debemos enseñarle cuáles son sus raíces porque es lo que uno realmente le deja a sus hijos", finalizó.

Mamá bombero

Como mujeres valientes y aguerridas definió Mitzy Avilán las características principales de las mamás que son voluntarias en los diversos cuerpos de bomberos de Iquique y Chile.

"En mi compañía somos ocho voluntarias, de las cuales seis tenemos hijos", explicó Avilán, teniente tesorera de la Segunda Compañía de Bomberos Germanía y con 16 años como voluntaria y cuatro años como mamá de Martina, su primera hija.

"Todo en la vida es un proceso. Antes de ser mamá ocupé varios cargos dentro de la compañía como teniente ayudante, teniente tercero. Fui la primera mujer teniente de bomberos de Iquique y, actualmente, me da mucho orgullo ver que también hay mujeres tenientes, pero hace años atrás era un desafío", describió.

Estar a cargo del carro bomba como teniente fue uno de los mayores retos, pero a éste se sumó comenzar a ser mamá de Martina. "Cuando fui mamá me alejé de la parte operativa pero no de la compañía y luego me ofrecieron ser teniente tesorera y acepté. Para mí no ha sido complicado porque cuando a uno le gusta lo que hace, siempre se las ingenia para cumplir en todas las actividades y optimiza los tiempos", manifestó.

Avilán, además de ser mamá y teniente tesorera, es ingeniero comercial y voluntaria en la Fundación de la Compañía Germanía.

"Tanto mujeres como hombres bomberos somos muy valientes porque cuando nos llaman a una emergencia tú no sabes a qué te vas a enfrentar, pero es una responsabilidad diferente cuando eres madre porque piensas en que tienes una vida que depende de ti", concluyó.

"No soy la mujer fuerte que todos creen, pero sí puedo serlo (...) Pero como familia vamos creciendo y saliendo adelante".

Gilda Guerrero,, sobre cómo es criar a un hijo con distrofia muscular.

"No importa dónde el niño nazca; siempre sus papás debemos enseñarle cuáles son sus raíces".

María José Córdova,, mamá venezolana, sobre cómo mantiene las raíces de su país.