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De mecánico naval a capitán de pesca del buque "Tornado"

Mario Astudillo comanda uno de los barcos más grandes de la ciudad con una capacidad de 600 toneladas.
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Mariela Cabello Venegas

"No, no me vería trabajando en otra cosa. Manejando una micro, un colectivo, en tierra no me hallo", dice sin dudar Mario Astudillo Palacios, un iquiqueño que desde los 18 años ve el mar como su lugar de trabajo y su forma de vida.

Sus primeros años de vida los tuvo cerca del mar, pues vivía en la calle Aníbal Pinto con Riquelme, "por eso participaba mucho de la piscina olímpica Alcalde Godoy y fui competidor. Siempre me gustó la pesca, el buceo, la natación, el mar".

Tanto es así que cuando salió del colegio ingresó al Instituto del Mar a estudiar mecánica naval para luego ingresar a principios de los 80 a trabajar en una empresa pesquera, momento en el cual el rubro se encontraba en pleno apogeo en el norte.

Así empezó a desarrollarse en el área mecánica hasta 1987. Entre las máquinas y los fierros disfrutaba del mar en el puerto. Pese a ello, Mario cuenta que el problema era que el trabajo era muy duro y pasaba hasta 18 horas laborando. "Antiguamente no habían contratistas sino que la gente hacía todo el trabajo, hacíamos mucho sobretiempo y llegábamos a trabajar hasta 18 horas diarias. Había poco tiempo para descansar. Al final el tema de la mecánica no me aburrió, sino que me colapsó", cuenta.

Motorista

Buscando nuevas oportunidades, supo que existía la posibilidad de ser motorista y se presentó para dar el examen sin pasar por un curso, pues sus estudios en el Instituto del Mar lo avalaban. "Me presenté y fui aceptado y comencé a trabajar como motorista, era un trabajo mejor remunerado y lo que busca uno siempre son mejores expectativas para la familia. Ya tenía dos niños en ese tiempo y al final terminé teniendo 4, quería un bienestar para la familia"

Como motorista, que son los encargados de las maquinarias de los barcos en altamar, estuvo 7 años también. "Después me puse un poquito más ambicioso, porque el motorista tiene un sueldo y el capitán otro, y dije si ando navegando el mismo tiempo que un capitán y estoy en el mar, quiero ser capitán de pesca. Y me puse a estudiar".

Tras el éxito de ese examen tuvo que navegar durante cinco años como piloto, acompañando a otro capitán de pesca para aprender. Luego de ello, recién en el '99 le pasaron un barco para trabajar. "Y me fui a trabajar a Arica y ahí estuve dos años, en el barco Marlin de 400 toneladas de capacidad de bodega".

El capitán de pesca

El capitán o patrón de pesca es el responsable de la embarcación, de la tripulación, de la seguridad de todas las personas y además de mantener una captura considerable para que la empresa pueda sustentarse. "Es bastante responsabilidad la que tenemos y ahora más que antes, porque antes las leyes de pesca no eran muy claras. Ahora hay mayores requisitos, sanciones, especialmente por el hecho de pescar especies no autorizadas, como el camaroncillo, la jibia, que no están autorizadas para esta zona en el norte".

En este sentido, este hombre de mar cuenta que las responsabilidades son tales "que si uno cae en sanciones monetarias y pasa al Juzgado de Policía Local, puede ser sancionado con multa y hasta cárcel en caso de ser reincidente en pescar una especie. Hay que tener mucho cuidado con eso".

El tornado

En la época que empezó como patrón de pesca, en Iquique se produjo la fusión de las empresas pesqueras para lograr una mayor cuota de captura por lo que pasó a ser empleado ya no de Huanillos, sino que de la actual Corpesca.

Fue en el año 2003, que ya en Iquique le dieron a cargo el buque "Tornado", uno de los barcos más grandes de la ciudad con una capacidad de 600 toneladas, el cual cuenta con una planta de frío.

El "Tornado" ha sido su barco por más de 13 años, es ahí donde pasa jornadas de 12 días de corrido, pese a que cada 2 o 3 días recala en los puertos de Mejillones, Arica o Iquique. "Somos 13 personas, capitán, piloto, 2 motoristas, contramaestre, cocinero, panguero y la tripulación. La gente de mar es gente solidaria. Hay mil historias con ellos, como para escribir un libro", ríe.

El riesgo del mar

Pese a lo bello que le resulta el mar, Mario advierte que la pesca es un trabajo de alto riesgo porque siempre se está trabajando con cosas pesadas y muchas maniobras. Pese a ello, dice que es reconfortante y apasionante, porque no es rutinario. "Todos los días pasan cosas nuevas en la mar. Es distinto trabajar en una oficina que en la mar. Uno siempre está relacionado con los animales del mar, las ballenas, los delfines, los lobos de mar, el aire marino es saludable. Uno trabaja en un ambiente sano".

También señala que la gente de mar "son de principios. Siempre se apoyan y no dejan botados a los demás, hemos tenido gente que se cae al mar y hay salvatajes. También los aviones de prospección pesquera que han caído al mar y han fallecido sus pilotos. Y se unen las empresas para la búsqueda, y los hemos encontrado, desafortunadamente fallecidos".

Para este hombre de mar, la pesca es bonita. "A mí me motiva porque todos los días hay desafíos y uno lucha contra la naturaleza y la pesca, y por el tema de la competencia, y uno lo hace todos los días".

Según asegura, las personas que trabajan con el mar, "con el tiempo el mar las va absorbiendo tanto, que cuando lo dejan siempre vuelven a trabajar en lo mismo. Yo, no podría vivir sin el mar".

"Y me fui a trabajar a Arica y ahí estuve dos años en el barco Marlin

Mario Astudillo

"A mí me motiva porque todos los días hay desafíos y uno lucha

Mario Astudillo

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