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La primera carabinera que hace soberanía en el altiplano

Trabaja a 4 mil 600 metros de altura y realizó un curso de montaña y frontera con un total de 90 hombres. Ahora pertenece a la Cuarta Comisaría de Chacalluta.
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Alejandra Solis Araya - Medios Regionales

La carabinera Joselyn González Bustos, de 26 años, y con seis años en la institución, es desde enero pasado la primera y única mujer que desempeña funciones en la Tenencia Chungará a 4 mil 600 metros de altura, luego de realizar el curso de montaña y frontera en la escuela "Teniente Hernán Merino Correa".

Esta joven es oriunda de Santiago. Confiesa que siempre le gustó ser carabinera y el contacto con la naturaleza, por lo que esta especialidad llamó su atención de inmediato. Por lo anterior, no dudó ni un instante en postular cuando se abrieron las vacantes para personal femenino, transformándose en una de las dos mujeres que hicieron el curso dentro de un grupo de más de 90 hombres.

Durante seis meses recibió entrenamiento con clases teóricas y prácticas, que se tradujeron en campañas. Aprendió sobrevivencia, primeros auxilios, marchas en ríos y nieve, descenso con cuerdas en montaña, traslado sobre hombros a personas, entre otras cosas, de igual a igual con sus compañeros.

Evelyn, antes de llegar a Chungará, prestó servicios en La Ligua y luego fue trasladada a Temuco. Después decidió realizar el curso de montaña y ahora está haciendo soberanía en nuestra frontera.

- ¿Qué sientes al ser la primera mujer carabinera en estar trabajando en esta zona?

- Es un orgullo tremendo, ser pionera en que una mujer preste servicios policiales en el altiplano y feliz de poder representar mi especialidad de montaña y fronteras, especialidad que mantenemos solo dos mujeres carabineros. Así que feliz de contar con el apoyo de mi institución -y lo más importante- de mi familia.

- ¿Cómo nació el interés de ser carabinera?

- Bueno, desde que era pequeña, mantuve siempre una admiración por la institución y miraba a los carabineros y le decía a mi mamá que quería ser como ellos y además mi papá fue militar, por ende entenderán que vengo igual de una familia uniformada, además me gusta ayudar a las personas que necesitan de mí y lo hago con mucho orgullo.

- ¿Por qué decidió venir a trabajar a Chungará?

- En realidad me gusta desafiarme a mí misma y decidí que este lugar sería perfecto para un nuevo desafío personal y ser aporte para la institución. El trabajar en un clima adverso, con una temperatura extremadamente baja y con una altura de 4 mil 600 metros, no es fácil; pero el poder desafiar mis convicciones personales y laborales lo hace entretenido y que la institución haya decidido trasladarme a prestar servicio a esta zona, yo feliz.

- ¿Existe alguna diferencia por ser mujer?

- Mi rol es darle ese toque femenino, que para los hombres es imposible (sonríe). No hay ninguna diferencia en el trato, todos son muy caballeros y respetan mis espacios. Mis colegas estaban acostumbrados a estar sólo con hombres y ahora por primera vez ven flores en las mesas y está todo más ordenado.

En la parte laboral no existen diferencias, ya que todo carabinero en Chile está capacitado para realizar labores policiales a lo largo y ancho del territorio nacional y lo que me hace diferente es que yo mantengo conocimiento de montaña y frontera.

- ¿Qué es lo que más extrañas?

- En la parte personal lo que más cuesta es la lejanía con la familia y la pareja (...) extrañar y estar tan lejos de ellos es duro, pero son las reglas del juego y mientras más lejos, para mí es más cerca. Esto me hace ser más fuerte y ver la vida de otra manera, así uno puede apreciar mucho más los sacrificios y el costo de la vida.

- ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención en la zona?

- Es una zona hermosa. Sus paisajes son muy diferentes a lo que uno acostumbra a ver en el sur, ver la cantidad y variedad de animales y aves que existen es grandioso, más aún que estos corran libres por los campos hace que sea una zona muy interesante y diferente a las demás.

- ¿Cómo ha sido el contacto con las personas de la comunidad?

- La gente es muy cariñosa, ellos estaban acostumbrados a ver a hombres vestidos con uniforme y al ver a una mujer quedaron sorprendidos. Me dicen hola señorita venga cuando quiera a mi casa, están muy felices.

Joselyn trabaja en un turno de 15 días en la frontera y tres descansa, labor que la llena de orgullo.

"Decidí que este lugar sería perfecto para un nuevo desafío personal y ser un aporte para la institución".