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Despidos en minería convierten a Mamiña en pueblo "fantasma"

Hoteles y restaurantes se quedan sin sus principales clientes y dueños acusaron pérdidas entre 50 y 95%. Federación Minera afirmó que la crisis persistirá, en tanto gremio hotelero dijo que impulsar el turismo los podría "salvar".
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Evelin Aguilar Paniagua

"En los mejores años teníamos ingresos por 9 millones de pesos mensuales, ahora hay veces que ni se logra el sueldo mínimo o con suerte llegamos a los 400 mil pesos". Esa es la realidad que enfrenta Francisco Santana, administrador del hotel Tamarugal, ubicado en Mamiña, y que se replica en igual o menor magnitud no solo en el resto de hospedajes del pueblo sino también en restaurantes y negocios.

Los factores desencadenantes de esto: la reducción de personal en las empresas que brindan servicios a las compañías mineras regionales, así como la cancelación y finalización de los contratos que estos poseían.

Y es que los trabajadores contratistas fueron y son aún los principales clientes de estos recintos que impulsaron su actividad aprovechando el boom minero, sin embargo, desde el año pasado también sufren los estragos de la baja del precio del cobre, con pérdidas en sus ingresos que oscilan entre el 50 y 95 por ciento.

Esta crisis no solo fue afirmada por los administradores de los recintos sino también por trabajadores contratistas que han visto como desde el año pasado la dotación de personal de las empresas proveedoras se ha ido reduciendo.

"Nosotros llegamos a ser 300 y en este rato quedan 70. A partir de enero de este año empezó a reducirse la dotación de personal al minimizarse la cantidad de licitaciones en el mercado", precisó Rodrigo Monje, jefe de operaciones de la empresa contratista Helaman.

La realidad es notoria. Al ingresar a los hoteles y restaurantes, estos lucen desolados, incluso en los estacionamientos ya no se observan las típicas camionetas rojas que indican que hay trabajadores mineros en el lugar.

Hoteles

De tener las habitaciones ocupadas al 100 %, obligando en muchos casos a invertir en ampliaciones de infraestructura para atender la gran demanda que existió entre 2008 y 2012, actualmente los hoteles con suerte tienen un 30% de ocupación, pues hay algunos que simplemente no cuentan con huéspedes mientras que a otros les va un poco mejor.

Esta crisis ha obligado a los hoteleros a reducir precios y personal, al punto que en algunos el administrador es el único trabajador del lugar.

"Por lo general teníamos 90 personas hospedadas y ahora estamos con 40, y se supone que a fin de mes ya algunas empresas como Westfire, Conymed y Helaman terminan contratos y se van 21", dijo Wilber Flores, encargado del hotel Kusitambu quien aseguró que por este mismo motivo este mes deberán despedir a un trabajador.

Al recorrer el sector Ipla, donde principalmente se sitúan los hoteles del pueblo, apenas se ve caminar a un par de personas y unas cuantas camionetas circulando, algo extraño comparando con años anteriores en que la presencia de los trabajadores mineros hacía que éste -según dijeron los mismos residentes- cobrara vida.

"Ahora es un pueblo fantasma", manifestaron los empresarios aunque vecinas como Gladys Bacián recalcaron que Mamiña siempre se ha caracterizado por su tranquilidad.

Construcción de habitaciones y cabañas, mejoras en las terminaciones y adquisición de muebles y televisores fueron algunas de las inversiones que los recintos hoteleros con más años de existencia, realizaron cuando se empezó a vivir el auge minero. Asimismo, hubo quienes se animaron a arrendar sus propias viviendas mientras que otros se aventuraron a hacer nuevas construcciones.

Es el caso del hotel Dupliza el cual se edificó hace seis años, empezando con un solo nivel de 19 habitaciones pero luego duplicó su capacidad para responder al requerimiento que de las empresas contratistas de la gran minería regional.

En esto y considerando el difícil momento que enfrentan, Ruth Elgueta, encargada de dicho hotel, reconoció que se cometió un error. Narró que tanta fue la llegada de trabajadores mineros al pueblo que se priorizó la atención a estas personas, dejando de lado a los turistas para privilegiar el descanso que tenían estos por los turnos de trabajo que cumplen.

"Se pedía a los turistas que no hagan ruido porque los trabajadores estaban durmiendo. Esto era incómodo", contó al lamentar que ahora sean pocos o escasos los visitantes que llegan al pueblo.

En la parte posterior de la iglesia de Mamiña se ubica la residencial y restaurant Bacián que en los años de bonanza lograba ingresos por 27 millones de pesos mensuales al atender 50 personas al día, brindándoles servicios de desayuno, almuerzo y cena.

La realidad hoy en día es distinta. Era hora de almuerzo y no llegaba ningún comensal. Su propietario Adrian Bacián pasó a ser el garzón de su local y cuenta con un solo cocinero.

"Ahora recibimos entre ocho y nueve personas. Nuestro error fue dedicarnos más a la minería que al turismo. Nosotros mismos espantamos a los turistas porque cuando llegaban teníamos todo ocupado con mineros", agregó.

Judith Vilches, presidenta del gremio hotelero de Mamiña "Niña de mis ojos", expresó que los empresarios del lugar ven con preocupación esta situación por cuanto el servicio que brindan es la actividad principal del pueblo y "nos falta mucho para desarrollar el turismo".

"Hace unos 10 años eran como ocho o nueve hoteles ahora hay como 20", precisó la dirigente al indicar que su gremio reúne a 13 de estos los cuales tienen un 70% de desocupación, por lo que afirmó que al menos cuatro ya analizan el cierre.

Ante ello, esperan que se pueda generar una alianza de trabajo con la comunidad que tiene a cargo los principales atractivos del pueblo como son los Baños Ipla y los Barros Chinos. Esto, a fin de impulsar la actividad turística que sería la única opción para que los hoteleros puedan continuar con su actividad.

Otros afectados

Al llegar a la capital de la comuna de Pozo Almonte, la historia es casi la misma en algunos servicios.

En hoteles como Chacha Warmi y Sembler afirmaron que la caída les ha significado una baja del 40 a 50 por ciento de sus ingresos, pero a diferencia de Mamiña estos "se salvan" con la llegada de turistas, pasajeros de paso o por atender a ejecutivos del sector minero.

Pero al recorrer los restaurantes, el panorama es crítico. Encontrar un local con al menos cuatro mesas ocupadas es difícil y el motivo es el mismo que en los negocios de Mamiña.

"Yo atendía a 25 empresas. Trabajaba desde las 5.30 de la mañana hasta las doce y media de la noche. Actualmente estoy con cinco, con las cuales alcanzo a hacer menos de 30 personas", narró Carmen Marchant, dueña del restaurant Cactus Bar quien hace seis años abrió su local justo para este fin.

Los negocios también se han visto afectados por ser aquellos donde los trabajadores mineros se proveen de bebidas, snacks, artículos de aseo y otros productos. Propietarios como Eduardo Plascencia, acusaron una baja del 50% en las ventas.

De igual modo los servicentros que abastecen de combustibles a las camionetas mineras han sentido el impacto. Nelson Gaete, administrador de la concesionaria de Petrobras, dijo que el volumen de las ventas redujo en 100 metros cúbicos.

Según la Federación Minera de Chile, se estima que a nivel regional serían alrededor de 12 mil los trabajadores contratistas que fueron cesados de sus labores.

"Cuando ocurren estas crisis los grandes perjudicados, porque de ahí salen la gran parte de los despidos de los trabajadores, son las empresas contratistas que sufren el impacto directo por esta caída en el precio del cobre y vienen los cierres de contrato y la reducción de personal", dijo Gustavo Tapia, presidente del gremio, al expresar que esto "no parece amainar y que todos los pronósticos anuncian que esto seguirá así".

Planes de trabajo

En torno a esta realidad que enfrentan los emprendedores de su localidad, el alcalde de Pozo Almonte, José Fernando Muñoz, expresó que ven al turismo como una herramienta de crecimiento muy potente para la comuna y sus localidades, por lo que crearon la Corporación Municipal de Cultura y Turismo a fin de abordar y aportar a potenciar esta actividad económica como industria.

Por su parte la directora regional de Sernatur, Carolina Quinteros, informó que desde el año pasado comenzaron a trabajar con siete hoteles del pueblo (que decidieron sumarse) en temas de promoción turística, generando una campaña promocional para impulsar las visitas a Mamiña.

Recordó que antes que se produjera el boom minero, el pueblo se caracterizaba por el turismo medicinal por lo que ahora se busca retomar esto, en conjunto con la comunidad y los empresarios del lugar que así quieran hacerlo.