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Día de verano

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Playa Cavancha lucía en la tarde de ayer como cualquier día de verano. Muchas personas llegaron al balneario y vistieron trajes de baño. Es la realidad del buen clima de la región. En otros puntos de Chile no pueden sacarse ni el abrigo.


Un buen debut

Hoy será la prueba de fuego para el nuevo CDI. Los dragones y sus hinchas esperan iniciar ganando y tener una buena temporada pues al final igual corre una tabla acumulada para el descenso y es de esperar que en esta ocasión no haya que estarla mirando todas las semanas.


No hay acuerdo

El senador Rossi dijo que el agua del Tamarugal presenta índices de arsénico sobre la norma y la Seremi de Salud manifiesta que no existe una emergencia. El parlamentario se respaldó y envió un informe a los medios elaborado por la misma Seremi. ¿Quién tiene la razón entonces?

San Martín 1110

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La antropología nos enseña entre tantas otras cosas, a dar con las claves de las estructuras del parentesco; a desentrañar las redes que se crean entre lazos consanguíneos. La familia extendida, quizás la más tradicional, la más amplia en sus alcances ha sido desplazada por la familia nuclear, compuesta solo por los padres e hijos.

A veces por las cercanías geográficas, ambas se nutren en forma dinámica.

En la plaza Arica, los Lozán-Jiménez, construyeron una familia que se insertó de un modo casi natural y dinámico en ese territorio. Estableció lazos con los Barría, Cartagena, Sosa, Contreras, Zagals, Dávila, Rojas, Pinto, Vodnizza, Galloso, Milicay, Gaete, Merubia, Guerrero, Durán, entre tantos otros nombres. Una familia extendida, el barrio, que encontraba en la plaza una especie de living, en la que La Tirana Chica y el basquetbol, eran las claves para estar juntos y reconocerse como ciudadanos.

San Martín 1110 era una casa que albergó a los Lozán Jiménez, por más de 60 años. Fue y hay que decirlo, mi segunda casa. Allí, en el fondo había un taller donde mi tío arreglaba todo o casi todo. Una máquina de hacer churros y barquillos. Un laboratorio de alquimia. Mi tía, tejía y tejía, desbarataba puntos y nos vestía con sus chalequinas casi coléricas, que se estrenaba en el Coliseo bajo la atenta mirada de mi abuelo, el Negro, del que heredamos el escuchar en silencio las noticias por la radio.

Se fue mi tía y con ella un pedazo de historia del barrio y de Iquique. Mis abuelos la bautizaron como Electra, para no usar un nombre cristiano. Tenía uno solo y careció de santoral. La mitología griega se hizo carne en la ex plaza Gibraltar. Pero vivió más que el personaje del mito. Nos dejó a sus 92 años. No sin antes dejar encargado el tipo de maquillaje que debía lucir. Parafraseando a Sabina "Tenía un corazón tan cinco estrellas" que el hijo de un chino se enamoró de ella. Y por cierto, todo el barrio la llora. Las mujeres, como mi tía Electra, dejan huellas que ningún ventarrón arrasa.

"En la plaza Arica, los Lozán-Jiménez, construyeron una familia que se insertó de un modo casi natural y dinámico en ese territorio".

Bernardo Guerrero Jiménez, sociólogo."