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La fe que respira cada rincón de Tarapacá

Miles de fieles se trasladan por varios kilómetros a este poblado buscando salud y bienestar para sus familias, lo que luego se vuelve en una tradición inquebrantable.
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Ximena Araya Monroy

"Mi nieto nació con problemas y estuvo 26 días hospitalizado, ahí mi hija y mi yerno se encomendaron al santo", relata la iquiqueña Adriana Oyanader sobre la razón que la impulsa cada año a viajar hasta el poblado de Tarapacá.

Hoy lo hace junto a toda su familia, ya que a esta fiesta se sumaron su madre y hermana, que hoy ven con felicidad como el pequeño de 3 años que motivó la manda, juguetea feliz entre las calles polvorientas del pueblo.

Enfermedad

Una historia similar comparte la iquiqueña Elvira Albornoz, quien lleva toda una vida visitando al "Lolo. "Mi hija tenía 4 meses cuando le hice una manda a San Lorenzo porque estaba enferma. Tenía mucha fiebre y no se le pasaba", recordó esta abuelita quien no dudó en comprometerse a realizar una manda que duraría 10 años, donde cada 10 de agosto tenía que llegar a como diera de lugar a este poblado.

"Antes no era fácil venir, el camino no estaba como ahora, venía poquita gente, pero quienes lo hacían era porque teníamos mucha fe y sabíamos que el santo era milagroso", dijo Albornoz.

Ese compromiso luego se volvió en una tradición familiar, ya que desde entonces nunca más faltó y se acompañaba de su esposo e hijos. "He vuelto a hacer mandas pero para que mis hijos y familia estén bien", compartió esta fiel que ayer participaba de la misa de los niños junto a su bisnieto.

Las mandas varían de peregrino en peregrino, la mayoría consiste en visitar al santo, caminar algunos kilómetros antes de llegar al poblado o rendirle honores a través de un baile religioso, a lo cual se suman otros ritos o tradiciones como la entrega de obsequios a los visitantes en señal de gratitud al santo.

Así lo hacía ayer María Eugenia Sandoval junto a su pequeño hijo, quienes repartían stickers con la imagen del santo en las afueras del templo, los cuales previamente habían sido bendecidos.

"Yo soy de Valdivia y hace 5 años que estoy en Iquique, mi esposo vive esta fiesta de pequeño porque él es tarapaqueño, para mi es una fiesta bonita por la tradición y la creencia de la gente ya que donan su tiempo y viene gente de todos los lados", dijo esta sureña, que sumó este santo de los mineros a su fe.

Todos ellos advierten que el santo es cumplidor, pero así como cumple hay que responder a los compromisos que se pactan con el "Lolo".

Bailes

Así lo saben los integrantes de los bailes religiosos que siguen al pie de la letra una serie de ritos que son parte de la celebración, como por ejemplo saludar al santo al llegar al poblado o antes de bailar.

Ayer 40 integrantes de la Primera Morenada de San Lorenzo de Iquique hacían una larga fila con mucho recogimiento para acercarse al santo y bendecir sus nuevos atuendos. "Antes de utilizar los trajes hay que venir a bendecirlos", explicó el caporal del baile Mauricio Vega, en una organización que tiene 21 años.

Otra muestra de devoción la constituyen los servidores de San Lorenzo, quienes son los custodios del templo y los santos durante todo el año. Tienen que participar de una ardua preparación para poder servir al santo y al peregrino.

Mañana se espera que lleguen miles de visitantes, quienes una vez más darán testimonio de toda la fe y devoción que se mueven en torno al santo patrono de Tarapacá.

"Antes de usar los trajes hay que venir a bendecirlos"

Mauricio Vega, caporal de la Primera Morenada de San Lorenzo."

La fe que respira cada rincón de Tarapacá

Miles de fieles se trasladan por varios kilómetros a este poblado buscando salud y bienestar para sus familias, lo que luego se vuelve en una tradición inquebrantable.
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Ximena Araya Monroy

"Mi nieto nació con problemas y estuvo 26 días hospitalizado, ahí mi hija y mi yerno se encomendaron al santo", relata la iquiqueña Adriana Oyanader sobre la razón que la impulsa cada año a viajar hasta el poblado de Tarapacá.

Hoy lo hace junto a toda su familia, ya que a esta fiesta se sumaron su madre y hermana, que hoy ven con felicidad como el pequeño de 3 años que motivó la manda, juguetea feliz entre las calles polvorientas del pueblo.

Enfermedad

Una historia similar comparte la iquiqueña Elvira Albornoz, quien lleva toda una vida visitando al "Lolo. "Mi hija tenía 4 meses cuando le hice una manda a San Lorenzo porque estaba enferma. Tenía mucha fiebre y no se le pasaba", recordó esta abuelita quien no dudó en comprometerse a realizar una manda que duraría 10 años, donde cada 10 de agosto tenía que llegar a como diera de lugar a este poblado.

"Antes no era fácil venir, el camino no estaba como ahora, venía poquita gente, pero quienes lo hacían era porque teníamos mucha fe y sabíamos que el santo era milagroso", dijo Albornoz.

Ese compromiso luego se volvió en una tradición familiar, ya que desde entonces nunca más faltó y se acompañaba de su esposo e hijos. "He vuelto a hacer mandas pero para que mis hijos y familia estén bien", compartió esta fiel que ayer participaba de la misa de los niños junto a su bisnieto.

Las mandas varían de peregrino en peregrino, la mayoría consiste en visitar al santo, caminar algunos kilómetros antes de llegar al poblado o rendirle honores a través de un baile religioso, a lo cual se suman otros ritos o tradiciones como la entrega de obsequios a los visitantes en señal de gratitud al santo.

Así lo hacía ayer María Eugenia Sandoval junto a su pequeño hijo, quienes repartían stickers con la imagen del santo en las afueras del templo, los cuales previamente habían sido bendecidos.

"Yo soy de Valdivia y hace 5 años que estoy en Iquique, mi esposo vive esta fiesta de pequeño porque él es tarapaqueño, para mi es una fiesta bonita por la tradición y la creencia de la gente ya que donan su tiempo y viene gente de todos los lados", dijo esta sureña, que sumó este santo de los mineros a su fe.

Todos ellos advierten que el santo es cumplidor, pero así como cumple hay que responder a los compromisos que se pactan con el "Lolo".

Bailes

Así lo saben los integrantes de los bailes religiosos que siguen al pie de la letra una serie de ritos que son parte de la celebración, como por ejemplo saludar al santo al llegar al poblado o antes de bailar.

Ayer 40 integrantes de la Primera Morenada de San Lorenzo de Iquique hacían una larga fila con mucho recogimiento para acercarse al santo y bendecir sus nuevos atuendos. "Antes de utilizar los trajes hay que venir a bendecirlos", explicó el caporal del baile Mauricio Vega, en una organización que tiene 21 años.

Otra muestra de devoción la constituyen los servidores de San Lorenzo, quienes son los custodios del templo y los santos durante todo el año. Tienen que participar de una ardua preparación para poder servir al santo y al peregrino.

Mañana se espera que lleguen miles de visitantes, quienes una vez más darán testimonio de toda la fe y devoción que se mueven en torno al santo patrono de Tarapacá.

"Antes de usar los trajes hay que venir a bendecirlos"

Mauricio Vega, caporal de la Primera Morenada de San Lorenzo."