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Yeny y Miguel viven momento mágico y cumplen sus sueños

La historia de dos niños tarapaqueños que sufren enfermedades de alto riesgo se unieron en un día que recordarán con mucho cariño. Acompañados por sus familias y la fundaciónMake A Wish ,recibieron sus más anhelados regalos.
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Crismary Castillo Marengo

En el rostro de Yeny Pizarro cada vez que ríe se le hacen dos hoyitos en sus rosadas mejillas. Su sonrisa viene acompañada de un sueño que comenzó hace seis meses y que, gracias al trabajo de la fundación Make­A­Wish Chile, podrá tocar con sus manos.

Del otro lado del salón está Miguel Tapia, de 7 años. Sus piernas se mueven intranquilas mientras mira de reojo unas cajas forradas con papel de regalo que están a un costado de la mesa en donde está sentado.

¿Qué tienen en común estos dos pequeños?: una realidad dura e incomprensible a su corta edad. Yeny y Miguel sufren enfermedades de alto riesgo que no merecen más letras porque llegó el momento de hacer realidad sus sueños.

El sueño

Patricia Reyes es la directora de Painter of dreams y es la tercera vez que la fundación visita Iquique cumpliendo sueños.

"La idea es no hacerlos esperar y si ellos no pueden ir a Make­A­Wish Chile, nosotros venimos a ellos. La idea es incentivarlos a cumplir su sueño, a no decaer y que este sea un momento feliz para ellos y su familia", describe.

Por simple que parezca, añade Reyes, para ellos es algo súper importante porque lo anhelaban y no esperaban esta sorpresa.

Es así que para vivir su momento mágico, Yeny y Miguel llegaron hasta el hotel Hilton Garden Inn acompañados de su familia y allí eran esperados por personal del recinto con un desayuno especial que serviría de antesala para cumplir su sueño.

Miguel mira con curiosidad la grabadora y se extraña por el aparato, pero responde con simpatía cuando le consulto cómo se siente.

"Hay unas cajas muy grandes que parecen regalos. Me siento muy bien", cuenta Miguel, mientras mira a su hermana mayor y se ríe porque está nervioso.

Si bien no sabe cómo seguir respondiendo, entre su timidez da a entender que a sus siete años un camión de sueños revolotean en su cabeza.

Entonces, su hermana Evelyn aprovecha para salvarlo de la grabadora y dice que siempre lo acompaña.

"No me gusta que esté alejado de mí. Él está contento y me gusta eso. Yo prefiero dejar de hacer mis tareas para estar siempre con él".

A la espera

Quien también está nerviosa es Yeny. Ella está en sexto básico y, según relata, los voluntarios de la fundación hicieron un largo viaje desde Santiago hasta Iquique.

"Es poco el tiempo que he esperado para cumplir mis sueños, sólo seis meses", describe Yeny.

En el salón se escucha una amena conversación entre ambas familias y el tiempo se va llenando de expectativas para saber qué viajó desde Santiago hasta la "Tierra de Campeones" para cumplir dos grandes sueños.

Para darle un aire distinto a la espera, los niños fueron invitados a un paseo por las instalaciones del hotel y allí, un divertido equipo de anfitriones los llevó por las habitaciones y las salas de entretenimiento del lugar.

La más maravillada era Yeny, pues las selfies que se tomó casi llenan la memoria de su celular. Por su parte, Miguel no le perdía pista a su hermana y con alegría aprovechó la panorámica vista desde la terraza del lugar.

El recorrido fue corto porque la espera no podía ser mucha para cumplir los sueños. El regreso al salón donde Make­A­Wish Chile guardaba las sorpresas se hizo rápido.

Cumpliendo sueños

¡Llegó el momento! En un gesto sencillo se cambiaron de lugar varias sillas y quedó un mini escenario para que en primer lugar llegara Yeny y al fin se sabría qué sueño estaba por cumplirse.

Yeny sólo sonreía y desde el público salió una voluntaria para taparle los ojos. A su lado salió la primera caja.

"Cuenten conmigo: ¡uno... dos... y tres!", dijo Patricia Reyes y así, destaparon los ojos de Yeny y, asombrada por el gran tamaño de la caja de regalo no quería romper el envoltorio.

"¡Que lo rompa!, ¡que lo rompa!, ¡que lo rompa!", se escuchaba en el salón y, entre risas ella abrió la caja y dentro de ella había una impresora.

"¿Esto es parte de otra cosa?", preguntó Reyes y el rostro de Yeny se iluminó. Fue allí cuando nuevamente le taparon sus ojos para entregarle la sorpresa.

Una caja más pequeña envuelta en un papel con colores alegres apareció. Cuando Yeny tuvo su vista libre, en sus manos estaba este regalo.

"Es un notebook", dice con una gran sonrisa. "Estoy muy contenta", añade y le da el espacio a Miguel para que se siente.

El piloto

Miguel también sonríe en silencio porque sabe que si primero son las damas, después vienen los caballeros.

Al llegar su turno en el escenario, Miguel cerró los ojos y unas manos cubrieron su rostro para que no se adelantara a la sorpresa. Entonces los voluntarios comenzaron a vaciar un saco de regalos a los pies de Miguel.

Cuando sus ojos se abrieron, el pequeño de siete años no podía creer lo que tenía bajo sus pies. Eran autos, de todos los tamaños, otras cajas tenían pistas para automóviles, algunas más pequeñas tenían un batimóvil o un Ferrari.

"¡Es una lluvia de autos!", exclama Miguel con una gran carcajada, impresionado por la variedad de sus regalos. "Los guardaré para mañana", dice Miguel ya en el suelo, abrazando todos sus regalos.

La historia de estos tarapaqueños se une las de otros 1.400 sueños de niños con enfermedades de alto riesgo que han sido cumplidos en Chile con el propósito de enriquecer la experiencia humana con esperanza, fortaleza y alegría desde 1994.

Para información sobre cómo ayudar está disponible la página www.makeawish.cl.

"La idea es no hacerlos esperar y si ellos no pueden ir a Make­A­Wish Chile, nosotros venimos a ellos. La idea es incentivarlos".

Patricia Reyes,

directora de Painter of dreams."

"¡Es una lluvia de autos! (...) Los guardaré para mañana".

Miguel Pinto,, al recibir sus regalos."