Múltiples y exóticos productos son los que se pueden encontrar en las concurridas ferias de las pulgas que se instalan en diferentes puntos de la ciudad y donde las familias asisten para romper la rutina, y al mismo tiempo, obtener mercaderías a un precio alcanzable para el bolsillo.

Un ejemplo de lo anterior, es el caso de Claudio Cuellar, dueño de un puesto de artículos de ferretería en La Quebradilla hace siete años, quien señala que siempre ofrece una gran variedad de artículos para "maestrear" a precios más económicos que en el comercio establecido.

De martes a viernes se ubica en el primer pasillo de La Quebradilla, mientras que los fines de semana se acomoda en el tercer pasillo debido a la gran cantidad de comerciantes que llegan a instalarse en esta feria.

Entre los productos que ofrece se destacan los tubos de PVC para las instalaciones de cañerías, taladros, cadenas, e incluso gatas hidráulicas para vehículos. Aunque asegura que lo más vendido son los discos de corte, los cuales comercializa por mil pesos. Además sus clientes tienen la opción de comprar clavos, tarugos y tornillos por unidad.

Inicios

Al recordar sus inicios, contó que su negocio empezó "prácticamente de la nada". Indicó que al comienzo vendía solo "cachureos" y con el tiempo se percató de que mucha gente llegaba hasta su puesto en busca de productos de construcción.

Fue de esta manera que cuando obtuvo su "suelo" en la popular feria, decidió invertir todos sus fondos para comprar más mercadería, que si bien no era un gran capital, a punta de esfuerzo y sacrificio logró tener cuatro puestos que actualmente administra.

"Lo más complicado de este trabajo son las bajas temperaturas en la mañana, el viento helado. Tengo las manos dañadas por la tierra que se levanta acá, y, a veces, la gente no mira el sacrificio que uno hace, la gente cree que porque las cosas están en el suelo prácticamente hay que regalárselas", comenta Claudio Cuellar, dueño del puesto ferretero.

El esfuerzo al que se refiere el propietario se debe a que llega alrededor de las 7 de la mañana hasta La Quebradilla para instalar los toldos, y luego se demora alrededor de una hora y media en la distribución de la mercadería, la cual organiza al interior de su camión. Historia similar es cuando llega la hora de guardar el puesto, donde se demora una hora en sacar todo.

"Acá hay varios puesto de ferretería, pero como este es uno de los más surtidos, los fines de semana se acerca harta gente y la atención hace la diferencia, tratamos de atender a todos con buena cara y trato", explicó.

7 son los años que lleva trabajando en la feria de La Quebradilla.

Lorena Méndez J.

cronica@estrellaiquique.cl

Cinturones de cuerina, sintéticos, de tela y un sinfín de diseños exóticos, son los que puede encontrar en el primer pasillo de la feria La Quebradilla.