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Las actividades excesivas no siempre son adicciones

Experto en este comportamiento afirma que no hay un rasgo de personalidad que permita predecir la adicción.
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Mauricio Mondaca

No hay pruebas aceptables de que haya un rasgo de personalidad específico -o un conjunto de ellos- que sirva para predecir la adicción y sólo la adicción. Es más, hacer algo de manera habitual o en exceso no tiene por qué ser problemático.

De esta forma, el director de la Unidad de Juego y profesor de Comportamiento Adictivo en la Universidad Nottingham Trent, Mark Griffiths, asegura que si bien hay muchas conductas -como consumir cafeína en exceso o ver demasiada televisión- que podrían, en teoría, calificarse de adictivas, es más probable que se trate de conductas habituales que son importantes en la vida de una persona, pero que en realidad causan pocos problemas o ninguno.

En un artículo publicado en la web The Conversation y citado por el diario español El País, Griffiths afirma que es posible que muchos de nosotros nos consideremos "adictos" al té, al café, al trabajo o al chocolate ¿Pero tienen esas suposiciones base real?

¿cómo calificar?

El texto pone de relevancia la importancia de cómo se califica la adicción, "ya que muchos de los que trabajamos en este campo disentimos respecto a cuáles son sus principales componentes".

La pregunta clave, apunta el profesor, es cuál es la diferencia entre un sano entusiasmo excesivo y una adicción. Según Griffiths, "un sano entusiasmo excesivo te da vida, mientras que una adicción te la quita". Según él, para ser clasificada como adicción, "cualquier conducta debería comprender una serie de componentes clave, como la preocupación general por la conducta, el conflicto con otras actividades y relaciones, los síntomas de abstinencia cuando no se puede efectuar la actividad, un aumento de la conducta con el tiempo y el uso de la conducta para alterar el estado de ánimo".

Efectos presentes

También menciona que en general están presentes otras consecuencias, como sentirse incapaz de controlar la conducta y anhelarla. "Si todos estos signos y síntomas están presentes, yo llamaría a esa conducta una verdadera adicción. Pero eso no ha impedido que otros me acusen de diluir el concepto de adicción", comenta.

índices de incidencia

El psicólogo agrega que, junto a Steve Sussman y Nadra Lisha, publicó un estudio que examinaba la relación entre 11 posibles conductas adictivas estudiadas en la bibliografía especializada: consumir tabaco, bebidas alcohólicas o drogas prohibidas, comer, apostar, usar Internet, amar, el sexo, el ejercicio físico, el trabajo y las compras. Y según un análisis de 83 estudios, la incidencia de la adicción en 12 meses entre los adultos variaba desde un mínimo del 15% hasta un máximo del 61%.

Si bien hay muchos factores que predisponen a la conducta adictiva, entre ellos los genes y rasgos de la personalidad, como una elevada inestabilidad emocional y la baja concienciación (impulsivos, descuidados, desorganizados), la personalidad adictiva "es un mito".

Según el académico, hay personas muy neuróticas que no son adictas a nada, por lo que no hay pruebas aceptables de que haya un rasgo de personalidad específico -o un conjunto de ellos- que sirva para predecir la adicción y solo la adicción.