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El centro para los peatones

La riqueza arquitectónica presente en el centro de Iquique es poco valorada por sus ciudadanos. Cada vez luce más deteriorado y el gran número de vehículos que todos los días ingresan a el y se estacionan en cuanto espacio disponible, esté normado o no, ayudan a la destrucción progresiva.

Por otro, la gran demanda habitacional que nuestras autoridades han sido incapaces de vislumbrar aprobando un plan regulador que incentive el crecimiento de la ciudad, hacen que con el tiempo las antiguas casonas se transformen en modernos edificios sin ningún tipo de conciencia arquitectónica de su entorno.

Un ejemplo de ello, es lo que opinan los vecinos del sector El Morro, uno de los más tradicionales de Iquique, quienes actualmente están luchando para que no les construyan otro edificio.

El lugar, que cuenta con viviendas que incluso datan de la época peruana de la ciudad, es uno de los más deteriorados, no solo por la escasa mantención de sus aceras y la poca iluminación, sino también por el daño de las viviendas.

Pero no solo en El Morro, en general en el centro de Iquique hay un escaso interés por mejorar el entorno, salvo en el Paseo Baquedano y donde hubo proyectos como Gorostiaga y Latorre que terminaron y no fueron lo que se esperaba.

En otras ciudades se han formado circuitos turísticos urbanos, que incluyen viviendas particulares y sirvieron para mejorar los barrios, esta es una opción que no se ha logrado en Iquique.

A la vez, descongestionar de vehículos limitando el acceso a la locomoción colectiva al radio más céntrico, también es una alternativa a analizar con el fin de invitarnos a conocer nuestra misma ciudad y a darnos cuenta que hay cosas más importantes que los vehículos nos dejen a un paso de nuestro destino.

A su vez, las ciclovías y paseos peatonales también pueden ser un aporte, sin necesidad de llenarlos de vendedores ambulantes, que muchas veces entorpecen el libre tránsito.

Son muchas las formas, sin embargo es necesario actuar ahora y no dejar que se siga destruyendo el patrimonio arquitectónico, el que cada día es menos apreciado por los mismos iquiqueños.

"En otras ciudades se han formado circuitos turísticos urbanos, que incluyen viviendas particulares y sirvieron para los barrios".

No cambia nada

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Todos los años los mismos problemas en las ramadas, primero definir el lugar, luego las autorizaciones, luego el expendio de alcohol. Al final siempre se hacen y las personas nunca notaron que hubo algún problema.


Carnicerías llenas

La economía puede estar mal, sin embargo ayer las carnicerías de la ciudad estaban repletas para conseguir el último trozo de carne antes que comenzara el feriado irrenunciable. Cuando se trata de celebrar el chileno poco se acuerda del ahorro.


Ramadas estilo nortino

Más que una fonda tradicional, lo que se ve en Iquique es muy similar a la feria de La Tirana, en tiempos de fiestas. Vestuario, novedades, venta de todo tipo de comida, entre otras diversiones le dan un toque local a la celebración que también conserva algunas tradiciones de la zona central.

Rodeo

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Las disputas acerca del rodeo en tanto deporte ecuestre han subido de tono. Y las hay de todos los énfasis. Sus defensores han acudido a la tradición como recurso legitimador de tal práctica. Los contrarios, a que el dolor causado al animal no es compatible con el argumento de la tradición.

Más allá de las disputas que son interesantes y válidas sobre todo las que dicen relación con el maltrato animal, hay que convenir que detrás de cualquier práctica sociocultural, deportiva, económica, política hay un discurso de clase que es necesario entender. Bien sabemos que el fútbol nacido en Inglaterra y ejecutado por la elite, rápidamente se masificó, sobre todo en América Latina. Obreros ferroviarios, cargadores del puertos, pampinos, pescadores se lo apropiaron y lo tiñeron con sus colores y retóricas. Pero no pasó con la hípica, ni con el tenis, ni con la esgrima. El boxeo siempre fue de los humildes. Ahí está el Tani y Godoy.

Detrás de la práctica del rodeo conviven dos discursos, el de la clase acomodada y del nacionalismo hegemónico enseñado aún en las escuelas.

Los que practican el rodeo representan el Chile de la hacienda, el país huaso, el país blanco, el de la chilenidad, según ellos, más pura. Quedarse sólo en el maltrato animal, es ver sólo una parte del tema. Los deportes, y esto nos los enseña la sociología y la antropología, canalizan deseos y aspiraciones. Por lo mismo constituyen un relato que es necesario auscultar.

El rodeo es una puesta en escena de la elite. Se encuentra y se autopresenta en la medialuna. Se visten para la ocasión y con ello proyectan una idea de clase y de nación.

La defensa del rodeo es la defensa de una clase social que controla el país. El ataque al rodeo, es en clave simbólica, un ataque a la hegemonía de un grupo que lo tiene todo. Aunque a veces para estos grupos, el país suele ser una medialuna.

"Los que practican el rodeo representan el Chile de la hacienda, el país huaso, el país blanco, el de la chilenidad, según ellos, más pura".

Bernardo Guerrero,, sociólogo"