Antes de la Reforma Procesal Penal la justicia en Chile era mas lenta, pero mas efectiva y segura. No existían fiscales, defensores públicos, jueces de garantía ni jueces orales. La justicia la hacían esforzados y sacrificados Jueces del crimen junto a sus secretarios y personal subalterno; tenían doble función: investigar y resolver. En el ámbito de la investigación criminal propiamente tal, trabajaban directamente con detectives de la hoy PDI, los jueces delegaban funciones en los detectives y para ello emitían una orden de investigar y con ella iban en busca de la verdad. Los resultados porcentualmente eran mucho mejores que hoy y en cuanto a delitos contra la propiedad se aclaraba alrededor del 60% , y en delitos contra las personas aproximadamente un 90%, es decir, con el sistema antiguo los grandes ganadores eran las víctimas y los perdedores la delincuencia.
Modernizar la justicia era algo lógico, pero restar importancia a los detectives no ha sido bueno, hoy los fiscales asumen la tarea de investigar, pero para investigar delitos es necesario saber criminalística y hoy en ninguna escuela de derecho se imparte dicha cátedra, y por lo mismo es altamente contradictorio dirigir una investigación desconociendo las ciencias que ayudan a aclarar o esclarecer un delito. Los fiscales saben derecho, pero cuando pasan a sentirse dueños de todo el conocimiento, las cosas se hacen difíciles y con ello quienes pierden son las víctimas. Si no se investiga por quienes saben, las cosas no andan bien, si se formaliza con falta de antecedentes y solo pensando en salvar la valla judicial, las cosas no resultan, y si sabemos que hay jueces extremadamente garantistas sin experiencia criminal, la inseguridad crecerá y los delincuentes liberados por supuestas falta de pruebas, rápidamente inciden en delitos mas graves, y con ello la rueda de la inseguridad girará sin parar. Hay que hacer cambios, sin temor, las instituciones son adultas y cada una debe responder por lo que hace o no, y la que hace mal las cosas tendrá a la ciudadanía como su principal escrutador.
Alberto Contreras Silva