Los recuerdos tras el edificio del Patronato de la Infancia
A principios del siglo XX el inmueble, actual sede de la Cruz Roja, recibía a los recién nacidos cuyos padres tenían pocos recursos para su cuidado.
E n el afán de resguardar los antiguos cuadros que adornan las paredes del edificio de la Cruz Roja en Iquique, Patricia Pérez, directoria de finanzas de la institución, encontró lo que sería un espectáculo de letras que resume la historia del lugar y que lo describe arquitectónicamente.
El cuadro rescata un texto que nos ayudará a comprender la belleza escondida de este inmueble que se ubica en la intersección de las calles Almirante Latorre y Obispo Labbé y que se construyó en 1920, bajo las nuevas tendencias que en esa época se orientaban a lo ecléctico, con elementos extraídos de la arquitectura medieval, neogótica, neorrománica, europeo del siglo XIX, norteamericano y colonial.
Su construcción significó contar en el Iquique del siglo pasado con un nuevo espacio que cumplió una importante labor social y que contribuyó a la urbanización de la capital regional.
Patronato nacional
Inaugurado como "Patronato de la Infancia", el edificio se fundó como una institución que tenía la misión de proteger la infancia, especialmente aquella que rodeaba en las poblaciones de Iquique del siglo pasado y que se financiaba con los aportes anónimos tanto de chilenos como de migrantes.
La institución nacional, segunda entidad benéfica del país que mantiene sus puertas abiertas hasta hoy-se remonta a 1901, cuando en Chile se desataba una epidemia de sarampión que causó la muerte a cientos de niños de familias de escasos recursos. Tuvo su origen gracias a la solidaridad de comprometidos benefactores, quienes decidieron ayudar en la protección de la vida y la salud de madres y niños.
"De esto quedan algunos recuerdos. Por ejemplo hay unas especies de lavaderos, que suponemos nosotras, servían para las guaguas y la atención que se les brindaba. Son de fierro antiguo y se conservan cinco de ellos, al igual que un calentador muy antiguo", explicó Pérez.
Gota de leche
El simbolismo social del edificio se evidencia en una de sus entradas por Latorre. Allí en un arco está esculpida la frase "Gota de Leche". En esta entrada se ofrecía atención a los infantes y a las madres a través de los servicios de pre y post parto, control de salud, higiene y crecimiento.
Sumado a esto, el dispensario repartía alimentación a los niños vulnerables de Iquique y también a los que llegaban de las salitreras.
Ahora, en el siglo XXI, el edificio pertenece a la Cruz Roja y presenta diversas modificaciones que el paso del tiempo ha hecho necesarias, entre ellas, el cambio casi en un 90 % del piso.
Según recordó su secretaria de finanzas, las termitas también trabajaron casi tan fuerte como las cuarenta voluntarias que actualmente asisten y ya no queda nada del antiguo piso.
"Con recursos propios hemos restaurado el piso del lugar, pero aún nos queda mucho por hacer, Las puertas también tienen termitas pero vamos a seguir con el esfuerzo por mantener en buenas condiciones nuestro espacio, porque la comunidad nos necesita", expresó.
En su día a día, una treintena de personas asisten a esta filial que ofrece colocación de inyectables, curaciones, toma de presión, extracción de puntos y abertura de lóbulos para infantes.
La voluntaria contó además que se financian con los pagosque hacen los pacientes, que son mínimos y con las colectas anuales, así como los aportes de las voluntarias y actividades como lotas y platos únicos.
Reliquias
Son cinco las entradas que tiene el edificio. Dos de ellas por Latorre y las restantes por Obispo Labbé. En las ventanas de su primer nivel se diferencian de las del segundo, ya que estas últimas fueron decoradas con hierro forjado. "Muchas de las ventanas perdieron sus puertas de protección, otras sus cristales. Por esto queremos seguir reuniendo fondos para cambiarlas o postular a un proyecto y renovarlas", adelantó Pérez.
Si bien el edificio posee su estructura original, el terremoto del 2005 dejó algunas heridas que estas voluntarias han ido sanando de a poco, cuidando detalles como los pilares de la sala interior que fueron reforzados.
A esto se le suma un revestimiento en las paredes de los pasillos principales, así como el acondicionamiento de la sala de la matrona.
"El salón donde se dan las clases a los adultos mayores quedó dañado y la cocina también. Lo arreglamos ya que fueron las partes que más daño recibieron. Nosotras mismas generamos los recursos", contó.
Pérez por último detalló que esperan lograr estos arreglos para que la institución mantenga su vocación de servicio hacia la comunidad y confesó que llegó hace más de 20 años a la Cruz Roja, filial Iquique y ahora más que nunca sigue su trabajo como voluntaria.
Junta a ella, otras cuarenta mujeres se mantienen luchando por continuar la labor social que comenzó en 1902 con el Patronato Infantil y que ahora, con nuevas caras y misiones, lleva la Cruz Roja en el mismo sitio: Obispo Labbé 810.
"Con recursos propios hemos restaurado el piso del lugar, pero aún nos queda mucho por hacer".
Patricia Pérez,,, voluntaria Cruz Roja, sobre la remodelación del inmueble."
"Muchas de las ventanas perdieron sus puertas de protección, otras sus cristales".
Patricia Pérez,, voluntaria de Cruz Roja, sobre los daños que tiene edificio."